NÉSTOR DÍAZ DE VILLEGAS, 4 sonetos.


coordinador de Cubista Magazine

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sodoma y gomorra

Sífilis llegó puntual y Gonorrea
vino detrás siguiéndole los pasos,
con peluca handbag y taconazos
¡obnubiladas todas en la aldea!

En un glande un grafitti resumido,
conleche escrito un versículo del Dante:
entre los pantaones escondido
un Kama Sutra en paperback pedante.

¡Vayá, llegaron las rosas del Roxy,
las Reinas turbias del Trece Botones!
¡A correr liberales maricones,

que la Madre siniestra ha decidido
hacer una limpieza en el Partido
y está que no da paso ni cojones!


santiago hablándole a los demonios


Te llama a voz pelada, es una crica
con su peluda voz: pinga parada
sobre una nubecilla encabronada
donde un diablo fañoso se emperica

Un súcubo te inspira una mamada
y es pura perdición lo que predica:
¡Salve, dios Falo, Salve! ¡Rica, rica!
¡Mira a la oscuridad transfigurada!

¿Qué les dijiste? El críptico esperanto
de una mano extendida deletrea
la salvación con sílabas y llanto.

Y en su afanoso espejo se granjea
el vicio de la luz y todo cuanto
cabe en la triste unión que se desea.


lam

Papaya, pinga, puya, piedra fina,
cola de crines, güijes congelados.
Doble jinete, Eshú y Shangó montados
en caballos de oscura trementina.

Ramilletes de frutos picoteados
por avechucho en mala tinta china:
un tolete, una teta y una espina
con machetes de luz atravesados.

Si en el rombo escupiste caracoles
con su carga de lluvia subterránea
y rociaste las plumas con alcoholes,

bocanada de música instantanea,
¿por qué giran sin sol los girasoles
en tu jungla-prisión contemporánea?



la perfección que muere de rodillas

Para José Lezama Lima

Rechoncho centurión amanerado,
amante eunuco de la porquería:
en tu cabeza heraldica y vacía
solloza un acordeón desafinado.

Callas, enemistando a la Poesía
con la Verdad y con lo que has creado,
y en un mundo real disparatado
construyes una antorcha de luz fría.

¿De dónde te llegaron los sabores
de palabras tan bárbaras, tan finas,
que sufre el paladar con sus colores?

Y esas contradicciones asesinas,
¿encontrarán magníficos lectores
capaces de doblarles las esquinas?