Entrevistas, ADRIENNE RICH (1)

Rebeca Duarte, co-coordinadora de Cacharro(s) preparó este collage de entrevistas a Adrienne Rich que se publicara en el último expediente de la revista, número doble 8-9, enero-junio de 2005. La traducción fue de Raúl Flores Iriarte.

Para la edición en fogonero emergente hemos dividido en dos partes la entrevista. En los próximos días le daremos continuidad.


Con The Dream of a Common Lenguaje, tus poemas adoptaron un tono más político, un enfoque de dimensiones mayores. El salir del closet perdió en parte su aire revelador, y se convirtió en pura revolución. Había un sentido increíble de cómo esa elección afectaba a otros aparte de ti. ¿Cómo pueden las poetas lesbianas hoy, quienes en su mayoría ya han salido por ahí con su primer libro, llegar a ser parte de la vida intelectual tal como tú lo has hecho?



Adrienne Rich: Para una poeta lesbiana de 21 años, y que ya haya salido del closet, el dilema puede ser el que haya tanto reconocido, escrito y publicado sobre el tema. ¿Cómo enfrentar esas conversaciones que ya están teniendo lugar: las más amplias conversaciones sobre justicia, poder, o lo que significa ser ciudadano? Tiene que haber algún tipo de resistencia a los clichés ya ofrecidos; y creo que eso es algo que todo buen poeta tiene que inventarse para sí mismo, o para sí misma. El cómo hacer eso.

Una aguda consciencia política te llevó a liberarte sexualmente. ¿Tienen los poetas,
gays o no, que liberarse de alguna manera?

Adrienne Rich: Tienen, en términos de cómo conectar con el mundo, y lo que se está definiendo como el mundo al cual quieres estar conectado. Las conexiones que estaba haciendo con el mundo mediante mi liberación tenían que ver con el que antes yo criticara las identidades convencionales masculino-femenino en la que se ha basado mucha de la poesía occidental, y las ideas acerca de espacios públicos y privados, así como el hecho de que estos nunca se juntaran: la mujer definida como la esfera privada, el hombre como la pública.

Por largo tiempo una de tus sociedades ha sido California, después de muchos años
viviendo y escribiendo en la Costa Este. Se tiene la impresión de que esos enormes y
diferentes paisajes te han influenciado también internamente; lo que Muriel Ruseyker
puede haber querido sugerir cuando dijo: “Hay carreteras para tomar, cuando piensas
en tu país”.

Adrienne Rich: Bueno, tú sabes, California es el lugar más extravagante para vivir, en cierto sentido. Está tan cargada de contradicciones. Y esto es, de alguna forma, algo de lo que casi hace alarde. Creo que ostenta más que cualquier otra parte del país, en el sentido visual: la extraordinaria gradación visual, la extraordinaria belleza. Aquí todavía quedan esas inmensas regiones yermas. Está este océano sorprendente. Aquí estás viviendo constantemente en cierto estado de disonancia cognitiva.

La disonancia cognitiva puede ser una buena vía para conversar sobre tu libro Campos
oscuros de la República, el cual trata, en parte, de las relaciones entre gobierno y arte.
En “Seis: filo de luz”, sección del poema largo “Inscripciones”, dices “En mi año sesenta
y seis sé algo sobre el lenguaje / puede comer o ser comido por la experiencia / Medbh,
poesía significa negación / la elección para matar o morir / pero esta vida de persistir
es para los cuerdos locos / y los monstruos más valerosos” . ¿Ser uno de los cuerdos
locos o de los monstruos más fieros, qué te ha enseñado acerca del lenguaje?

Adrienne Rich:En el poema estaba respondiendo a Medbh McGuckian, quien es una poeta que admirotremendamente, y ella escribía desde Belfast y la guerra. Yo le respondo al nivel de lo que significa estar trabajando en el lenguaje en un tiempo o situación en que sentimos que el lenguaje puede hacer muy poco. De ahí esta vida de persistir, porque te mantienes yendo con ella; pero tienes que estar cuerda loca.


Si eres artista.

Exacto. Eso resulta muy ilógico sobre todo si se es escritor.

Y no obstante, todos quieren ser uno, ser la estrella.

Adrienne Rich: La poesía ha llegado a estar muy de moda, de cierta manera, y he visto algo que nuncahubiera imaginado: la poesía siendo comercializada. Pensaba que era inmercantilizable, porque muy pocas personas creían realmente en ella. Pero creo que alguna gente cree en ella ahora; al menos puedes venderla. Hay por ahí mucho de lo que yo llamaría poesía cómoda. Y tengo que decir que mucha de esa poesía cómoda está siendo escrita por poetas lesbianas y gays. Probablemente puedes hallar poetas de cualquier grupo, viniendo bajo el rótulo de diversidad, que ahora escriben poesía cómoda. Pero entonces está toda esta otra cosa yendo adelante, mucho más salvaje y espinosa; es jugosa, tiene todo lo que tú puedes necesitar. Y no es cómoda. Ese es el tipo de poesía que me interesa: un campo de energía. Es intelectual y moral y política y sexual y sensual, todo esto fermentándose junto. Puede hablarle a las personas que se perciben a sí mismas como engendros y decirles: no estás solo, esto no es monstruoso. Puede molestar y extasiar. La poesía puede añadir su grano a una acumulación de consciencia contraria a la idea de que no hay alternativa: que estamos ahora bajo el gran flujo de capitalismo y no va a haber cambio alguno. Que este es el destino humano, la naturaleza humana. Un poema puede añadir su grano a los demás granos y eso es, creo yo, una cosa muy importante.

Lo cual hace constantemente Rescate de medianoche en esos largos poemas. ¿Cómo
logras mantener vivo un poema por tanto tiempo?

Adrienne Rich: Bueno, quizás de la misma manera en que un novelista mantiene viva una novela. Tienes que estar allí para la larga caminata. Pero si tengo un poema largo en proceso de trabajo, entonces es un contexto en el que puedo incluir cosas diversas e inesperadas. Cuando escribía Un atlas del mundo difícil, la Guerra del Golfo se convirtió en una parte del poema, pero sólo porque el poema ya estaba ahí, abierto a esto.

¿Qué te encoleriza?

Adrienne Rich: La complacencia me encoleriza. El tipo de complacencia que, o no quiere ver, o que ve y sabe que planea sobre la verdad.

En What is Found There escribiste: "La cuestión para el poeta norteamericano es cómo ser testigo de una realidad a la que el público ―y quizás parte del poeta― quiere dar la espalda".
¿A qué realidades nos ves ahora dándole la espalda?

Adrienne Rich: Bueno, hasta hace poco, cuando cayó el mercado de valores, se suponía que estos fueran los mejores tiempos de la historia, se suponía que este fuera el mejor país del mundo; se suponía que todos estuvieran bien, y creo que todo eso era mentira, por supuesto. Las realidades de quien no está en ese lado de la ecuación... a eso es lo que hemos estado dándole la espalda, y hemos tenido éxito al hacerlo. Y entonces terminamos culpando a las víctimas de la sociedad por sus propios problemas, y acusándolos de crear los problemas. Eso ocurre aquí cada vez más. Hay un nuevo sistema de búsqueda computarizado que se propone seguir a los vagabundos de servicio en servicio, como si la razón de que estuvieran sin casa fuera su culpa.

¡Así que es como una especie de virus o algo así viajando a través del sistema! ¿Cómo identificas las cosas a las que tú misma le das la espalda, para después retornar a ellas?

Adrienne Rich: Es un asunto muy doloroso, y algo de eso es como tratar de ver lo que no ves. He vivido toda mi vida como una persona de clase media, y nunca he sentido hambre, y nunca ha faltado un techo sobre mi cabeza. Y esto me pone en determinada situación. Te hace asumir que esas son las condiciones que todos tienen. Si alguien no posee esas ventajas, entonces debe ser culpa suya. Lo siento en mí, a mí alrededor, una forma tremenda de desviar la vista al decir que tales personas no merecen mi visión, no merecen mi atención. Es muy doloroso darse cuenta del grado al que a uno le han lavado el cerebro. Hallo que a veces mis sueños me dicen cosas que conscientemente no quiero saber. Cosas sobre la sociedad, sobre la gente.

Mencionas este mundo global, esta cultura global. Aquí recibimos mucha poesía dolorosamente absorta en sí misma, dolorosamente privada. Parece que muchos poetas se están retirando dentro de un mundo privado. Lo personal no parece ser ya político. ¿Qué ves que está pasando?

Adrienne Rich: Solo puedo hablar por lo que veo en Norteamérica. Allá se ha dado, comparado con los ´60s y los ´70s, un gran atrincheramiento –no solo en la poesía- dentro de lo personal. Una retirada del pensamiento en términos de valores sociales y colectivos, necesidades y soluciones. Los grupos de consciencia para el movimiento de las mujeres, por ejemplo, se convierten en “grupos de soporte”, o grupos de terapia. La solución terapéutica enlaza muy bien con todo nuestro ethos de individualismo, autoconfianza individual en un país demasiado definido como pionero, la creencia de que cada inmigrante que vino, de alguna manera, logró salir adelante. Por supuesto que no fue así. Salieron adelante en comunidades y, donde era posible, ganando poderes políticos como grupo. No es que yo descarte la perspectiva psicológica. Aprendimos mucho de los grandes psicólogos. Wilhelm Reich escribió acerca de la relación entre el fascismo y la represión sexual. Freud redescubrió el mundo subterráneo de la consciencia que el racionalismo europeo había negado. Pero cuando tienes una nación completa con gente bajo terapia y consejo médico, “grupos de soporte” para cada tipo de condición humana, donde dentro de los clichés de ese ambiente, la gente “comparte” y “se cura”, la pregunta “¿Para qué?”, “¿Y ahora qué?”, ya no se formulan. ¿Pueden sanar las heridas individuales y síquicas en una sociedad abusiva y fragmentada? Audre Lorde tiene un poema que comienza “¿Qué queremos unos de los otros / después de haber contado nuestras historias?” ¿Adónde vamos a explorar nuestra apuesta en los demás en una sociedad así?


¿Ves a muchos poetas perdidos dentro de sí, sin llegar a la gente?

Adrienne Rich: Creo que muchos poetas se han establecido en el nivel de la posibilidad. La narrativa lineal, el Yo restringido, el poema histórico. Hay una hostilidad real hacia la poesía política en USA; hostilidad o, al menos, incomprensión. Hablo de aquellos que tienen el poder institucional sobre lo que se publica, sobre los premios y las becas y las críticas. Muchos de ellos, aunque no todos, son hombres, y blancos. Pero aún mientras la sociedad norteamericana se desenvuelve, haciéndose más violenta y punitiva, poetas sorprendentes continúan emergiendo. Creo que algunos poetas jóvenes como Kimiko Hahn, Marilyn Chin, Martin Espada, Juan Felipe Herrera, Fanny Howe, Jimmy Santiago Baca, Linda McCarriston. Tan diferente en su poética, su sensibilidad; cada uno conectando lo privado y lo público. Es difícil para poetas como estos lograr una publicación, ser discutidos seriamente como parte de la poesía de nuestro tiempo. Un libro de poesía no sale por casualidad, un editor tiene que seleccionarlo, una casa editorial tiene que distribuirlo, o nunca lo verás. Y estoy segura de que esto es cierto en Canadá también.

Mientras la poesía pasa de poeta a producto, no vemos los ojos del poeta, no oímos su aliento, ¿pierde intensidad la poesía entonces?

Adrienne Rich: Creo que lo oímos a través de las lecturas. En USA hay tantas lecturas como nunca ha habido, con audiencias cada vez más grandes. Voy de Calgary al Festival de Dodge en New Jersey. Dura tres días y una cantidad inmensa de poetas lee ante miles de universitarios, profesores y público en general. Los chicos están decididos a oír poesía, y también van por ahí leyéndose unos a otros sus poemas. Y hay festivales de poesía como ese en muchos estados, eventos comunitarios.

¿Está la poesía oral, la palabra como aliento haciendo un regreso, y no el texto?

Adrienne Rich: Creo que muchos poetas, incluyéndome a mí misma, escribimos para la voz y para la página. Yo ciertamente escribo para la persona que, sola en la biblioteca, saca un libro y lo abre en algún poema. Soy muy consciente de lo que significa leer esos poemas en voz alta. Pienso cada vez más en la poesía como un teatro de voces, no viniendo de un solo “yo”, o de ninguna otra posición. Quiero imaginar voces distintas a la mía.

La poesía continúa siendo vista por algunos como una profesión sacerdotal. Sacerdotal en el sentido de que hay un aura de misterio, de distancia. El lenguaje de la poesía no parece hablarle a una amplia gama de la población, parece incluso intimidarla.

Adrienne Rich: En una sociedad donde alguna gente tiene más educación que otra, donde el sistema educativo está mal instituido (aquí hablo de USA), mientras construimos más y más prisiones para encarcelar a los jóvenes que deberían estar en las escuelas, existe ya una brecha entre aquellos con educación y aquellos sin ella. Esos con privilegio educacional pueden ser vistos como arrogantes, remotos, ajenos, y muy seguido se ven ellos mismos como superiores. No me siento cómoda hablando de la poesía como una profesión sacerdotal, porque me relaciono muy poco con las religiones organizadas y jerarquías sacerdotales. Han desmoralizado y perseguido a muchos, incluyendo mujeres, gays, y no creyentes. Pienso en la poesía como algo ahí en el mundo y dentro de cada uno de nosotros. No quiero decir que todos puedan hacer poesía; es un arte, un oficio, requiere tanto comprometimiento como cualquier otro arte. Pero hay un núcleo de deseo en cada uno de nosotros, y la poesía va a ese núcleo y viene de él. Es la brecha institucional, económica, social, la que lo hace difícil.

He sacado el paralelo sacerdotal en relación con el texto, los sacerdotes eran el medium
para el texto...


Que supuestamente venía de Dios, o de dioses...


Sí, y por ejemplo, los monjes de la Edad Media eran los intérpretes del texto, mensajeros de la palabra, y eso les daba poder. La gente, atemorizada, creía depender de ellos para acceder al mundo espiritual.

Adrienne Rich: Se le negaba la literatura a la mayor parte de la gente, también..., no quiero sucumbir a la idea de que para la generación, o generaciones, educadas con TV, el texto es irrelevante, o tan intimidador, que no se meterán con él. Siendo profesor ves que eso no es cierto. Puede ser que las nuevas generaciones no veneren el texto como sus mayores. Creo también que los jóvenes saben que están siendo traicionados por los medios electrónicos masivos. Los caricaturiza, y también caricaturiza a otros. No es precisamente sobre ellos, aunque sean el blanco como consumidores.

¿Te has sentido escuchada como poeta?

Adrienne Rich: Últimamente lo he sentido. Pero el hecho de que esté aquí, viva y publicada, tiene que ver con los privilegios con los que nací (clase social y color de piel), educación, y el hecho de ser una mujer, me ha movido a cuestionarme, a buscar nuevos métodos, aunque durante años he estado haciéndolo en soledad. Me he estado preguntando a mí misma: “¿Qué es una mujer? ¿Que significa ser una mujer poeta?” El movimiento de las mujeres apareció en un instante crucial de mi vida. Había todo un movimiento político haciéndose esas mismas preguntas, y otras que yo nunca me hice. Comencé a sentirme escuchada en ese movimiento. Pero esto era porque mi voz resonaba junto con otras voces. Supongo que lo que siempre me preocupa es la necesidad de un campo, un buen abono, para que cualquier arte florezca. Pero no importa cuan sola o desatendida puedas sentirte, si tienes la necesidad de escribir poesía, si estás decidida a hacerlo, entonces hazlo, no importa si hay o no resonancia. Tienes que darle a tu arte todo lo que puedas y no solamente mediante la escritura, sino también estudiando a otros poetas y poéticas, pensando, leyendo lo que otros poetas han hecho aparte de su poesía. Pensar acerca del sitio de la poesía en el mundo, lo que pudiera hacerse posible. Cuál debe de ser tu lugar como poeta. Tienes que hacer eso.