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"Iniciativa OZT y sociedad civil: el debate que vendrá".

Tomado del blog de Lizabel Mónica, PalaDeOinDeleite. Concienzudo y polémico post para leer despacio. Viva la diversidad de opiniones; sólo eso nos permitirá un futuro diferente a todo un largo pasado que comenzó a principios del siglo XX. Recuerdo ahora a Deleuze: no necesitamos ideas justas sino justo ideas...
"No voy a deslindar aquí todas las buenas razones -éticas- que existen para irse de Cuba, siendo escritores, intelectuales y artistas, ni todas las buenas razones que existen también para quedarse. Tampoco entraré en distinciones del mayor o menor esfuerzo en aras de una Cuba futura que llevan a cabo unos y otros, aquí o allá. Existen muchas estrategias, no todas tan visibles o fáciles de etiquetar y sin embargo todas ellas fundamentales para trabajar en pos de la sociedad civil, un elemento que considero clave para un cambio profundo, que trascienda la mera reestructuración de la élite gubernamental..."

(...)


"No comparto algunas de las opiniones de personas que promueven la carta, y sin embargo allí he puesto mi firma. Tampoco comparto las maneras o argumentos de otras cartas recibidas. Mi decisión de firmar esta y no otra se debe al hecho de considerar que ella representa una oportunidad práctica de que un conjunto de voces diferentes, por encima de sus desacuerdo, afirme un punto en común: ningún hombre o mujer debe morir por pensar diferente." (seguir leyendo)
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Lizabel Mónica: Palabras para Gorki.


Lizabel Mónica
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Pensar en Gorki

Gorki fue detenido el pasado 25 de agosto, sin orden de arresto, sin causa. Un expediente abierto por "peligrosidad", la llamada "ley del vago", arbitraria medida contra la delincuencia y los "desafectos" al sistema. Todo aquello que se considere dañino socialmente, según esta ley, puede ser retenido y eventualmente encarcelado. Sólo se necesitan opiniones, empezando por las consabidas del CDR -puesto de vigilancia gubernamental que existe en cada calle-, de personas cuyo comportamiento social sea impecable, es decir, aquellos a los que popularmente se les llama "integrados". Integrados, al sistema. Todo gira, por si alguien no lo ha notado por allá fuera alrededor de la política en Cuba (aquí es imposible no notarlo, dejando sólo como salida para algún que otro nacional el "hacerse el sueco"). Por ello Gorki, quien decide cantar haciendo uso de aquello que ni los más económicamente poderosos, ni los más encumbrados de la nomenclatura del país pueden hacer uso: la libertad de expresión. Sí, la libertad de expresión en la isla es un verdadero lujo, el mayor de todos. No concebimos a nadie, oígase bien, a nadie en este país, que no mida sus palabras. Por supuesto, hasta nuestros presidentes revolucionarios participan de la escasez de esta codiciada actitud. En todo el mundo, cuando se piensa en las palabras públicas del presidente de un país, lo último que viene a la mente es que esté diciendo la verdad, la estricta verdad. Por supuesto, el presidente de un país tiene una responsabilidad pública que le obliga a un tiempo a medir sus palabras mientras intenta por otro lado no dañar la imagen pública de confianza que el país ha depositado en él. Bueno, en el caso de que el país la haya depositado en dicho presidente, y no que tal persona se la haya abogado por la fuerza. Pero volviendo, en Cuba los presidentes miden tanto sus palabras que no podemos recordar un solo momento -de esos momentos célebres y acaso difícilmente escamoteables por el presidente de una democracia que respete al menos en apariencia los principios que la sustentan- en que el presidente haya aludido en una aparición pública a la honestidad que habría de estar en juego. Las apariciones públicas de los presidente cubanos no son diálogos aparentes de mesurada ecuanimidad con un maduro e hipotético escucha nacional; son arengas, discursos de regimiento, muy parecido a aquella verborrea incitadora que se dirige a un ejército para exitarlo y prepararlo para el valor y los horrores de la batalla. La desmesura parece caracterizarnos. Y la arbitrariedad. Estos discursos, en buena medida una muestra del discurso de todo relato de la política nacional revolucionaria, que apela a "con-vencer" y a generar una "convicción" más que a generar la reflexión propia y desapasionada del receptor, son los que marcan nuestro devenir en un pueblo con muy poca cultura del debate, y donde apenas se cultiva el pensamiento, a secas, no ya el pensamiento que da pie a la duda, aquel que resulta por ello más intenso, y de mayores repercusiones en el intelecto. Si esto ocurre de manera generalizada, si somos cada uno de nosotros quienes reproducimos este modelo de pienso aquello que me dijeron o esto que dijo fulano que me convenció al oírlo; entonces, ¿qué podemos dejar para los noveles de conciencia colectiva? Sí, nuestro futuro es negro, sobre todo porque pocos se atreven, de veras, a pensar en él. Por otra parte, pensar suele ser una buena manera de preparar el actuar, y la mejor manera que podemos recomendar para la acción en un país de circunstancias sociopolíticas como las de Cuba. Solemos, sobre todo por estas tierras, actuar sin antes pensar. Algo que viene como anillo al dedo a nuestra cultura de la convicción antes expuesta. Acaso sea el pensar como primer paso entonces la manera más responsable, más comprometida, del actuar.


¿De ideas la batalla?

Esta mañana me dirigí al juicio [sumario] de Gorki, ese que sin cargos y en el plazo de tres días luego de su detención se le hace. Al llegar a un cuadra de distancia del lugar, varias personas vestidas de civil y con walkies talkies
en el cinto me detuvieron. "¿Hacia dónde vas?" "Por aquí no se puede pasar". El tono de tales interpelaciones y los autos parqueados cerca no dejaban lugar a dudas de cuál sería el destino de un forcejeo: la reclusión forzosa en alguno de aquellos automóviles. A mi memoria vino la manera en que fueron cargadas por varias personas hacia un ómnibus las Damas de Blanco durante su manifestación en la Plaza de la Revolución. Decidí dedicarles una mirada y una sonrisa irónica -el cubano es muy susceptible a la burla y algunos hacemos uso de eso para no sentirnos demasiado impotentes- e intentar otra entrada. Rodeé el lugar. Como era de suponer la manzana estaba completamente "tomada". Por ninguna de las cuatro esquinas que rodeaban el Juzgado de Playa (ubicado en 5ta y 94) había manera de pasar. Pero no sólo las cuatro esquinas anteriores a la cuadra del juzgado estaban llenas de estos grupos de acción rápida, sino toda Quinta Avenida prácticamente. En todas las casas e instituciones a la redonda había una pequeña posta, y podían identificarse varios policías de civil merodeando por el parque, haciendo sus rondas por la ancha avenida. Todo un despliegue de fuerzas represivas para impedir que se pudiera asistir libremente -como suele estar establecido en todos los juzgados del país- al juicio de un criminal común, estatus que se le da a Gorki, y por el cual supuestamente -no porque sus canciones punks digan "no coma tanta pinga comandante"- se le enjuicia. Parece paradójico y no lo es que a Gorki se le lleve a juicio, alegando la "peligrosidad social" que se aplica a quienes no quieren trabajar para el Estado, por letras como la antes citada, perteneciente a una canción que habla precisamente de la obligación de trabajar en un país donde el trabajador no es remunerado mientras se le obliga a asistir a reuniones del Sindicato Laboral para apoyar el último discurso del presidente o la última disposición política del gobierno. Cabe preguntarse por qué una agrupación musical, específicamente su cantante, resulta peligroso para el actual régimen. Una acotación: ante una batalla de ideas nuestro sistema no presenta batalla; apuñala por la espalda haciendo uso de sus fuerzas.
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Fogonero Emergente con REVISTA DESLIZ


"En este número compuesto por tres partes (parte 0, parte 1 y parte 2) presentamos poesía, microrrelatos, fotografía, teatro, un corto fílmico animado, dibujos, música electroacústica, reseñas, información sobre el primer evento de arte porno en Cuba, entre otros. De manera especial, abrimos DESLIZ 2 con la parte 0, que contiene un Dossier de Poesía Visual Norteamericana actual..."
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Si usted se encuentra en La Habana, puede solicitárnosla por esta vía (proyectodesliz@gmail.com), y la llevaremos a su casa.

La revista puede ser adquirida además en cualquiera de nuestras presentaciones públicas, anunciadas siempre con anticipación a través de proyecto desliz y de pAladeOinDeleite
Al final del mensaje puede leer nuestra propuesta de sumario para este número.

Proyecto desliz, La Habana

Revista desliz II (Sumario)

parte 0

Dossier de poesía visual norteamericana [inédito]
Presentación del dossier / Nota preliminar por Carlos M. Luis
/ Dossier

parte 1

Jorge Enrique Lage [inédito]
12 microficciones del libro inédito Vultureffect
Octavio Armand [inédito]
Dos semblanzas y un autorretrato
Ernesto Carrión
Fragmentos del poemario Demonia Factory -suceso editorial de doble aparición este año en Perú y Ecuador-
Rosana Fernández [inédito]
Organigramas / Imágenes en diapositivas / Dibujos
Juan Zur [inédito]
4 piezas de música electroacústica
Alejandro Arango [inédito]
Teatro: El patio de mi casa o The flesh failures (continuación)
YZO [inédito]
Timeline: cronología del trabajo realizado por este grupo de network canadiense desde su creación hasta hoy. Especialmente confeccionado para su presentación en desliz, este trabajo se muestra en dos versiones alternativas: como página web dinámica en Internet y en una Versión Sin Conexión alojada en la revista.

parte 2

Yolyanko William [inédito]
Ex-ergo (corto fílmico animado)
/ Dibujos
Teatro Pájaros en la Playa por El Ciervo Encantado [inédito]
Selección del texto con muestras de video tomadas de una de sus puestas en escena
César Reglero [inédito]
Envoltorios, regalos y deslices;
manipulaciones gráficas, poéticas y visuales

Thomas Ville [inédito]
Little life -fotografía-
Juan Carlos Castillón
The hammer and the tickle
de Ben Lewis -reseña literaria-
Orlando Luis Pardo Lazo [inédito]
El ruido histórico de la diá(s)poratura
-reseña literaria-
We are porno, sí [inédito]
Dossier sobre el primer evento internacional de arte porno en Cuba, realizado el pasado 30 de mayo en La Habana por Aglutinador-Laboratorio

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Fogonero Emergente con pAladeOinDeleite [2]

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Fogonero Emergente con pAladeOinDeleite [1]

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DE: Liz en pAladeOinDeleite: El CENESEX y su presidenta Mariela Castro.

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El precio de los hoteles en Cuba


pAladeOinDeleite: Fw: Mariela

Dice Ricardo Piglia que los turistas llaman a la miseria color local.
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fogonero emergente comparte con Lizabel Mónica

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pAladeOinDeleite: Ética y arte (2)



Sobre la pelea de gallos en la galería Servando Cabrera en La Habana

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pAladeOinDeleite: El arte y la ética (1)

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Postorgásmicos, Lizabel Mónica


foto: Ramón Díaz-Marzo

Homosexualmente virgen
y La risa de Voctor,
dos relatos del libro
Postorgásmicos
[cuentos, 2000-2006]
Lizabel Mónica publicó Desgenerados poemas en fogonero emergente y en el mes de febrero, tres poemas , ya presentados por Cacharro(s)

Narradora, poeta, performista, artista visual. Vive en La Habana, y
actualiza cuando puede su Blog pAladeOinDeleite

También publicó en Efory Atocha


HOMOSEXUALMENTE VIRGEN

Puedes empezar a cocinar ya, Linda.

¿Por qué tienes esa cara, qué te preocupa?

Ah, sí, ¿cómo es que se llama? Sí, Tania, Tania. ¿Sería ella? Te gustaría, aunque no fuera precisamente por ella misma, sino por Ella, como musa aparecida para satisfacer tus deseos encubiertos. Crees que ya es hora de tener la experiencia. Tendrás que advertirle, eres homosexualmente virgen. ¿Cómo será la reacción de tu Venus? ¿De sorpresa, de temor, o aumentará su interés por ti? Quizás me de la espalda y encendiendo un cigarro me escupa su decepción, pensarás, “Entonces vístete, y cuando hayas experimentado ven a verme; no seré yo quien te forme o te pervierta. ¡Anda, vete!”, podría decirte Tania. ¿Y tú, qué harás entonces?

Totalmente desnuda, mojada a punto del orgasmo espontáneo, hundida por el inesperado desprecio de ella; ¿qué harás, Linda?

No perder tiempo, acordarme de él, de cuánto lo detesto, para evitar que Tania me eche de su casa sin dejar que me desquite con su cuerpo. No dudar; no perder la oportunidad de disfrutar un orgasmo natural, un orgasmo que salga libre a encontrarse con el cuerpo de ella; con su piel de mujer.

Mi expresión pasando de profundamente afectada a inexpresiva y fría, a la velocidad con que Tania apaga la llama del encendedor.

No sentir miedo o inseguridad, porque en mi estaría la idea permanentemente fuerte de librarme del encierro, de no pasar mi vida al lado de él. Anular nuestra relación de orgasmos fingidos por mí, y sus insípidos orgasmos engañados.

Orgasmos que escapan a su músculo usurpador de una vagina que desconoce, como mis flujos, que salen trabajosamente después de haber cerrado los ojos y vuelto la cara, para que no me vea, para que no sepa que todos los orgasmos verdaderos que bañan su pene gozoso, son provocados por mujeres de cuerpos imaginados.

Unas veces la panadera joven abriendo las piernas. La conductora de la parada tocándose los senos con una mano, y excitando su clítoris con la otra. La cobradora del gas, ofreciéndome su boca abierta, abandona al placer, por la que un hilo de saliva interminable cae, denso y grosero.

Luego el orgasmo y decirle que ya, que ya eyacules coño, y tratar de mantener la imagen mientras él hace sus últimos movimientos, mami, que rico, mi niña, dice.

Tania me dedica una mirada inexpresiva antes de levantarse y mover su boca fina, que envuelve el cigarro y lo succiona maquinalmente. Ha ido al baño, y al regresar se sienta sobre la cama, frente al espejo, dándome la espalda.

Observo su cuerpo terso lleno de curvas, y no puedo menos que recordar aquel cuerpo masculino con repugnancia. No más su miembro hosco, rogarle a gritos, que acabes ya, decirle que me la des ya, coño, que no aguanto; no más que se excite creyendo que pido su leche como hembra satisfecha, la palmada en la nalga cuando por fin sale y suspira, y niña mía, dice, vas a acabar con tu macho. No más niña mía, no más mujeres imaginarias.

Me incorporo a sus espaldas, y ella, volviendo el rostro con curiosidad desganada, suelta un aliento de humo. El flash le arroja su estrépito de luz y solo tiene tiempo de pestañear.

–¡Eh, ¿qué es eso?! –hace el gesto a medias de quitarle la cámara, pero no se mueve. Me observa con las cejas arqueadas, intrigada.

–Quiero tener un recuerdo de mi frustrada primera noche. No te asustes, también en esto es mi primera vez–. Abandonar la cámara junto a mis muslos desnudos.

–Pues tendrás que dejarme el rollo de souvenir.

–Si insistes.

Abrir la cámara y sacar el rollo. Sentarme separando los muslos y pasar dos dedos mojados por mi vagina abierta. Con la mano libre me introduzco el rollo fotográfico mientras me llevo los dedos a la boca y los muerdo, saboreando mis jugos, mirándola mientras muevo el objeto en el interior de mi vulva cada vez mas mojada.

Ella apaga el cigarro. Se ha dado la vuelta sobre la cama y sigue excitada cada uno de mis movimientos, se toca. Deja de hacerlo y se incorpora de rodillas sobre el colchón.

Acercándose comienza a acariciarme. Me roza apenas la piel y dibuja círculos con los dedos sobre la forma voluminosa de mis hombros. Sus caricias me provocan escalofríos de placer, me muevo de atrás hacia delante, una y otra vez, hasta que no puedo controlar el movimiento desbocado, rápido, brusco como si en vez de caricias recibiera un zarandeo...

–¿Qué carajo esperas?

Dejaría de sacudirte. Estará de pie frente a ti, la puerta abierta. Respirarías el humo del cigarro consumiéndose entre tus dedos.

–¿Estas dormida o qué?

Seguiría encarándote con las manos en la cintura. Te levantarás. Buscando a tu alrededor, recogerás tus cosas en la mesa de noche, caminando por el cuarto, mientras doblas la ropa sobre el brazo para vestirte fuera. Saldrás sin mirarla.

En el elevador del edificio, dejarías caer el blumer húmedo: quizás sirva de motivo sexual a algún hombre que suba o baje en la mañana, pensarías. Al salir a la calle, el aire frío de la madrugada te devolverá el olor a cigarro de tu ropa con la humedad de la atmósfera nocturna.

Yo te estaré esperando en casa, Linda, seguro de que volverías con el rabo entre las piernas, extrañando a tu hombre.

Por eso no quiero que vayas.

No vale la pena, Linda, no quiero que te decepciones. No vas, niña mía. Vayamos a la mesa ahora, sirve la comida y olvidemos este asunto.


La Habana, diciembre del 2000


LA RISA DE VOCTOR

Uno de los ojuelos rodó y fue a caer cerca de la ventana.

Madre estuvo mirando el ojo de pescado en el suelo unos instantes, como si se tratara de un objeto desconocido, algo cuya naturaleza le resultaba totalmente incomprensible, hasta que lo agarró lanzándolo desmañadamente a la basura.

–¿Qué día es hoy? –dijo de pronto.

No le contesté. Me concentraba en cortar las cabezas de pescado. Haría una sopa con ellas.

Las apartaba y le sacaba los ojos (no me gusta dejarle los ojos a las cabezas).

–Pobre gatito…

Así comenzó a decir Madre. Y esta frase entrecortada era la referencia a su sueño de la noche anterior. Sueño que pudiera ser catalogado, de alguna manera, como la espina dorsal de este relato.

La espina

Madre sueña que su hija mayor y única (yo) lanza a gatito de la casa por el balcón. Dice que era una noche oscura y que gatito –que es completamente blanco– se veía más blanco aún cuando chocó abruptamente contra el pavimento.

Ella hubiera querido que, una vez recuperado –“se incorporó así, como si sólo se hubiera dado un golpe…”– tomara hacia nuestra puerta. Pero gatito tomó en sentido contrario. Alejándose. Y ese fue el sueño.

Madre me lo contó de pie junto al fregadero, recostada a la mesita de la cocina.

Mientras la escuchaba había estado separando los pescados sin mirarla.

Una vez terminado el relato de su sueño, ella empezó a voltearse y ya me daba la espalda cuando alcancé a decirle:

–Soy incapaz de hacerle daño a una mosca…

Se detuvo. Permaneciendo de espaldas a mí sacudió el frente de su delantal viejo.

–Así son los sueños –dijo.

–Es una locura.

–Es un sueño –repitió.

Retrocedió dos pasos y miró con fijeza la foto en la pared, luego el jarrón vacío bajo esta.

Después volvió la mirada hacia mí nuevamente:

–Pobre gatito… justo iba a cumplir 2 años… ¿lo encontramos el día en que murió Voctor, ¿no?

Voctor… ¿Quién es? Nada más y nada menos que la corriente subyacente en cada una de las palabras de Madre; el meollo, el conflicto, la situación descollante de esta historia… Y más concretamente -diegéticamente, pudiéramos decir- mi hermano, el primer hijo de Madre, y náufrago en una balsa precariamente construida para alcanzar las costas de Norteamérica.

Murió devorado por los tiburones.

Y he aquí que mi memoria, propensa a divagar, me hace recordar caprichosamente, una y otra vez, la misma aburrida mañana de domingo…

En esta recurrencia de la memoria mi hermano toma clases de natación con la femenina y en extremo delicada tía Eulalia, a la que hizo chillar con la fuerza de pulmones que hubieran dejado fuera de competencia al hombre de más anchas espaldas, y con un sonido más bien parecido al de los cerdos en el momento de ser degollados.

Resulta que mi hermano Voctor, antes de que mi tía diera comienzo a la clase de natación, había estado toda una hora preliminar contando historias sobre tiburones. Al llegar la lección, sumergidos bastante lejos de la playa y entre las prácticas de un más bien soso estilo mariposa, mi hermano hizo mover junto al cuerpo de nuestra tía algo bastante confundible con la aleta de un tiburón.

Mi tía estuvo gritando, como ya he dicho antes, de manera asombrosa y enérgica durante algunos minutos, incluso después de haber visto emerger la figura humana del bromista. Luego del suceso vino la risa explayada de mi hermano, que no pudo menos que contagiarnos a Madre y a mí.

Aquella una de las risas más naturales de las que he podido presenciar en mi vida.

Una risa estruendosa, de oreja a oreja, con un alo sarcástico y de desenfado tal, que resultaba afrodisíacamente irresistible.

Ajo

En la cocina, de brazos cruzados. Ahora Madre se hallaba parada junto a mí. Yo observando, discretamente.

Nos disponíamos a seleccionar pescado para freír, dejando bajo el agua los que serían refrigerados.

De pronto había dejado lo que estaba haciendo para dirigir su atención otra vez hacia el jarrón vacío y la foto de Voctor.

El jarroncito estaba a mi lado, pero fingí no verlo. Ella no me lo pidió; se deslizó tras de mí para alcanzarlo. Cogió también esponja y detergente. Sin mirarla aparté la última cabeza de pescado.

–Si pudiera ver que sucio está el jarrón donde se le ponen flores. Si supiera que no lo atienden. Si…

–Por favor, Madre.

–Es verdad, ni siquiera te importa ponerle flores –dijo e hizo ese ruidito de lengua que es en ella un suspiro. Hubo unos segundos de silencio. Sólo se oía el trastear del cuchillo en los pescados; gatito se frotaba ahora contra las piernas de Madre.

–Nunca recuerdas las fechas… ¿es cierto que no te importa? –dijo entonces.

–Él no se entera de esas cosas.

–Ni siquiera recordaste su cumpleaños… –perseveró muy cerca de mi oído.

Seguía fregando a mi lado el jarroncillo fúnebre.

Una y otra vez la mano de mi Madre frotaba con la esponja las paredes de cristal. Puse a llenar la cazuela con agua para hervir las cabezas. Parecía que aquello no acabaría nunca. El jarroncito se mecía impulsado por los movimientos de Madre bruscamente, acercándose a mi rostro cuando iba en ascenso.

–Sé que hoy es la fecha. Escucha, aunque parezca que no me importe… –comencé a decirle.

–No te importa.

Ella había puesto la cazuela en la hornilla. La llenaba con las cabezas de pescado echándolas una a una dentro del agua hirviendo. El jarroncito yacía junto al fregadero, en su interior la esponja.

Tapó la cazuela tras la última cabeza. Entonces dije:

–Quieres dejarlo... No entiendes que cuando se trata de un muerto no hay nada que hacer, se fue y punto. No hay que darle tantas vueltas.

Hizo otro ruidillo con su lengua y calló. Fue hasta la cesta por ajo, ají y cebolla, y comenzó a picarlo todo junto.

–¿Vas a cortar el ajo? –pregunté.

No contestó.

Entonces intenté quitarle el ajo de las manos.

Estuvimos forcejeando durante algunos segundos hasta que todo terminó por caer al suelo, junto a la mesa donde se enfriaban las cabezas recién escurridas. Me agaché a recogerlo cuando todo terminó.

–Deja eso ahora, ya no tiene remedio –dijo bruscamente y me empujó con sus rodillas.

Recordé la risa de mi hermano muerto. Me había golpeado en la cabeza al caer y mi frente supuraba sangre fresca.

Hubiera querido poder reír también de aquella forma.

Hubiera querido poder hacerlo en ese momento.

Detuve el hilillo rojo y pregunté:

–¿No vas a machacarlo?

–Así es mejor… a él le gustaba en trozos cortados -contestó.

El sonido del borboteo en el agua crecía, e hicimos silencio.

----------Cabeza

–No voy a comerlo otra vez de esa forma.

–Pues no tendremos ajo.

–No lo tendremos –repliqué.

Gatito pasó junto a Madre y esta se inclinó dejando caer su mano sobre el lomo blanco. Repitió una caricia mecánica y, sin mirarme, advirtió:

--No pensarás escribir nada de esto… no quiero ni que te pase por la cabeza hablar de nosotros en tus historias...

Era el comienzo de algo, pero decidí no hacer caso a la provocación. Por hoy hemos tenido suficiente, me dije, y permanecí tranquila.

--No lo haré –contesté mientras destapaba la cazuela y me asomaba.

El vapor caliente envolvió mi rostro. A pesar de la sensación de quemadura en la piel me quedé allí, inclinada sobre el interior bullente, atisbando trozos de pescado entre las ampollas formadas por el hervor del agua.



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Lizabel Mónica, Desgenerados poemas...




selección del libro Desgenerados poemas (2005-2007)

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Blog de Lizabel Mónica pAladeOinDeleite

Lizabel Mónica. (1981, La Habana) Escritora. Licenciada en Historia Universal.
Vive en Cuba


Ni que sentirse mal rindiera frutos

Se levantó a rompedientes.

(Sinuosidades entre la escama de la una hacia la escama otra.) Lloraba nada más poner las plantas en la losa tibia y resentirse de la temperatura fuera de su adentro.

Por qué habría de caminar sobre los pies de otros cada tarde, cuando el sol poniente reconocía sombras por entre la gente lúcida que gritaba, se agachaba, escupía su suerte desde cualquier anexo de la sobrevivencia ajena.

Que maniática manía de entrecortar las instancias: una y otra, y esta será para ti, mi amorcito, y esta otra, para la otra.

Cariadas fórmulas de inversiones cruzadas: y amorcito mi ti para será esta y otra y una:


Cosificada cada sílaba de mí solo resta que se coma uno la extrañeza a pedazos. Pedazos de algo que está ahí, cada todo día, para que le repasemos solapadamente antes de salir a tomar el sol correspondiente a la madrugada que vino, y a la que se le sobreviene una mañana repetida


Por qué viene a la cabeza sargazos cuando se tiene entre ceja y ceja la desvilculación

--------el modismo todo

--------la sordina de lo que se sostiene a desgano nuestro más que el polvo en el aire

--------la naturaleza toda

--------el edificio todo de la edificación humana

En una pequeñita ínfima posibilidad de sentirnos bien encausados dentro del conjunto.


Escribir entre páginas blancas es nada cuando una solo sabe sortear palabras en cuarentena al olvido,


Y encima se espera que sirva para algo -igual a- se pueda vender en el mercado del mundo.


Con un poco de suerte.


Nexo

Es buenísimo escribir una página detrás de otra y otra y otra página detrás de una.
Sólo eso.
El papel límpido y grave sostentiendo tu pesantez lívida.
Tu muerte de papel de cada día.
Aquí viene una línea, aquí un poco más allá otra línea.
Una línea sobre otra para variar la organización vitalicia de la especie.
(La enfermiza mímesis de la laguna en todo.)
Caba ahí caba ahí caba ahiueca la totalicea vasta figura del contorno nuestro. Más bajito más gordo menos más son las diferencias consignadas.
Una caja a molde para el hermano.
Y luego otra caja a molde para el hermano. Y el cementerio uniforme se levanta entre los vivos para sondear una espera llena de la solemnidad que enmascara bien nuestro miedo/reflejo -hacia una desnaturalización- tanto de muerte tanto de vida.
(El valor-legitimación.) (La mascarilla a usanza se considera imprescindible… Es imprescindible.)


Góndola patidifusa

Cada táctil hora es un anteojo de la góndola patidifusa
en qué maneras (me concibo), en qué aguas (me afuero)

para sumir, manzanas y peras entre hojarasca.

Lavanda la noche se me fue a la orilla
para buscar una manta, a mama, yo no fui
dormí como una mula, entre las piernas del otro.
Y busqué otra tromba
otra sala otra mira
vamos dando hasta las palmas envolviéndola latidos
latidos latidos y
una muerta cosa.
Escribo sin anteojos
-los espejuelos a la cabeza-
mientras deslizo
plumas.
Me entrego a la danza de las palabras

y quisiera zurcir sin ver, lo suficiente,
esta hilera de hormiguitas sobre la cama
cantando, balando, catando,
a cada trazo

la tromba

de la desesperanza “indispuesta”;
de la burla, dormida ancla,
sobre lo nuevo.

Cayendo las san vas tala –con temor- no/puerta.


Ojo

A Naile
Tu ojo-tu ojo-tu ojo. Tu dedo dentro de mí, mojando sobre yo-vido, mojando. Mi cara sobre la tuya en su costado. Miro tu ojo. Parpadeante; intenso. (Vivo.) Bello.
Tu ojo, mientras entras y sales.


Serpentean
Epílogo para Sandra

Murmullo de hojas pálidas serpentean
cantábricas, volátiles silabosas
como si hubiera una marea calma
en su seno.

Tiene panza cuadrada, desnuda piel lechosa,
mustia y blanda,
la suerte
es mía la pregunta, es mía la torpeza de la desfiguración
¿tiene figura mi suerte?

No hay certeza, Sandra, ya lo atisbas mientras intentas sostener la fórmula maravillosa
del contoneo adecuado,
de la apropiada conducta; solo el polvo

y pequeñas piedrecitas ínfimas en su peso
que una va escurriendo siempre levemente bajo el zapato de tacón regular.


Mudillos


-------Mudillos, mundillos. (nudillos.) nunca paralelos. líneas maleables que se entrecruzan aquí. y luego se retuercen allá. desatornillando cuidadosamente. falso. motivo-jugarreta sin autor. tampoco sumidero espaciado o no. de contenido intelectual en bebedero púbico. (existe agua corriente a gravedad.) inquebrantable líquido caída seguramente no. cantemos otra. cancioncilla o al menos. entendamos que. se trata de vocalizaciones;
-------sólo raja/duras de voz.


Amago de estress

Múlido amago de estres chess es.

Mierda. Si pudiera sufrir en la esquina. Dormir en la esquina. Llorar y comer en la esquina vacía, bajo tarde semisoleada de transidos musgos a pies sobre el asfalto en calle y barrio propios. Pero todo lo que tengo es mis entrañas son cuerdas que se retuercen y se anudan y las vainas vaiveneando y meando (las pisadas. Urbana podredumbre.) Y las palabras, mis únicas manos, se resisten.

Hoy no, silabea mi grafía; molido el tendón en la pará lisis, pálida la partida. Amago de nuevo.

No hay punto.


Borboteo

Bastaba la quietud de las alcancías despedazadas para disponer ante una columna de estilo indefinible las sinuosidades que vegetan a su través devuelto, a su través encolumnado sobre azafatas y túnicas de cuerpo completo solo-ojos-hacia-fuera. Cantabrillábamos ella y yo, yo y yo, por sortear malpasadías. Por sortear. Es un alivio tener, aún del destiempo, el borboteo de sí.
Lavas vocálicas y consonantes atragantadas como placas flemosas de infección viral; aún del destiempo. El borboteo de sí.


Entre veteaduras

Cuando el elevado piso entre las veteaduras una orquilla/hormiga pálida descorre las tartamudeadas orillas
y des(en)ciendo la sintaxis inoculada a glúteos mordidos por la piel colectiva
vivo vivo entre piedras.

piedra: revoltillo de trazos que hierven (en) mis venas; ya es necesario bajar la leche del fuego de la hornilla.


Entre veteaduras (I)

Cuando el elevado piso entre las veteaduras
descorríanse aguas en climas templados ánimos
a la inusitada suerte
---------inusitada suerte
---------inusitada -----espera and sad tribulación
tribulapi dada, por generaciones y generaciones
de palabras contenidas. Anidadas. Con T. Nidas y
quitas y quitas, pequeña personilla asusta-
da.


Princpio

En principio es un impulso, un toque que da al traste con y hace que acontezca el drástico ademán de un juguete mecánico. Todo juego, dicen, tiene de antemano sus propias leyes. Un cosmojuego que actúa en soliloquio seguido al pie por los jugadores participantes.

Pero si sale un negro a la calle un día iluminado ¿ha de ponerse o no la piel oscura para pasar por la cebra cruzando hacia la otra vía?


Hueco

Un hueco no tiene por que ser un hueco a través de que se enuncie como tal.

Un hueco se cava.

Y sale a la luz la retahíla de gusanos y malolientes metáforas e imágenes de la muerte.

La maloliente muerte. Maldoliente orificio en la pared. ¿Alguien sabe dónde puedo encontrar una pared?, preguntó el hombre. ¿Alguien ha visto hoy alguna pared?, interrogó la mujer. En ambos un eclipse de preocupación opacaba las miradas. La pared se erguía desconmesurada sobre los hombros de los cuestionados. Estos observaban, desde posiciones más o menos cómodas –colocan a veces bancos en estos corredores-, el curioso efecto de su propia sombra sobre aquella representación de la especie (un hombre y una mujer, una pregunta en los labios de cada uno, una interrogante desfigurando los rostros para siempre tiesos); figuras disecadas tras la muerte –previo consentimiento de la familia-, y pegadas de alguna forma a la pared, expuestos al público.

Hueco. Uno sabe ya lo del hueco, pero… hablando claramente, el hueco está hueco, de manera que: seguro señor, por supuesto señora, todos los días, hora por hora, ya no nos cuestionamos tanto lo de estar rodeados de paredes.


Nimiedades

Nimiedades. Conjunto inarticulado sostenido (agudo destímpanante de pequeñeces sobrevaloradas).

Ni. Ni. Ni. Ni. Ni. Ni.

Nada puede darme el momento bienaventurado
-instante de lucidez satisfecha.-

Si no se escucha a través de mis redes de hierro,
De mis arañadas paredes sordas, de los sonidos inundados a chorros estridentes.
La oscuridad rincónica donde dejo los pasos.
Qué no he querido dar en los días de no poder alzarme en la cama a salir bruscamente de mi cálida somnolencia
(de mi difícil somnolencia; ella es la que dará conmigo,
la que da conmigo, golpeándome, una y otra vez, una y otra, a la vuelta de la esquina.

Ahora escucho. A través de mis redes, quizás distinga mi voz de las) restantes.


De hoja a hoja


Tibias las exánimes aletargadas vacuas mismas hojas blancuzcas que pasas
a pocas delineadas con puntos encriptados y uniformes
del dibujo rescalla un leve giro aéreo de lo que es indecible y se percibe,
por el pasar que acumula el rasgado huir de hoja a hoja,
la aventura.
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Lizabel Mónica





Lizabel Mónica

Tres Poemas





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Blog de Lizabel Mónica, pAladeOinDeleite


Publicados en el primer expediente de cacharro(s), julio-agosto de 2003

Nadurria

enumerar
palabrería deficiente

destinaciones, ocupaciones, fluctuaciones

ditrería ana(l) ción

conversación de paquete cuadrado o disuelto a confluencias
en coqueta
—esto es mueble para dormitorio—
labios de seguimiento:

“la-na-ción”

insustituible ciudad de nada-nadería-nadurria
mi ciudad

inerte/silenciada

yo ciudad,
ungüento


Político

“me duelen”, chilla cuando se inclina y baja la cabeza para mascullar a las casas de maternidad suspendiendo un dedillo índice y flaco sobre una mierda de perro


Sordo pájaro

no permitas, que sordo
pá jaro silencio
pi cotee
pa ra
nos
extraer
de epidermis

insectos

—gritando; ruidos en ciudad
de fondo


hemos expues-
to ante
Ustedes las razo-
nes que
nos movieron
a volar
La Asocia
ción de
Protección a los Peces

—silencio
de fondo;


cuchicheo;
no permitas, que el sordo
pájaro silencio
picotee
nos
para
extraer
de epidermis

los piojos

—gritando; ruidos-ciudad
de fondo


hemos expues-
to ante
Ustedes las razo-
nes que
nos movieron a volar
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