Cabezas, Pedro Marqués de Armas


Con los poemas de Pedro Marqués de Armas, de su libro Cabezas, continuamos publicando a cada uno de los poetas recogidos en el dossier de poesía cubana (1988-2001) "memorias de la clase muerta", preparado y anotado por Carlos A. Aguilera.


Poemas inéditos y nuevas versiones de Pedro Marqués de Armas en Fogonero emergente


CLARO DE BOSQUE (SEMIESCRITO)


las puertas se abren hacia

dentro y

con horror infinito

hacia fuera los pensamientos

pienso

en una escritura‑intensidad

pero no es escritura la palabra exacta

(exacto es claro de bosque)

ni siquiera la que más se aproxima

ya que

ninguna palabra es tan intensa

para ser escrita

en el horror infinito de unos caracteres de tierra

el cerebro desenterrado

de esas tierras al margen y

sin embargo

en algún punto o claro de bosque

calculado

(en la cabeza)

aunque el término punto también inexacto

y aún, todavía las rayas‑excavan

cada uno de esos puntos dispersos

(pilar de lengua viva)

los caracteres se desprenden

al simple roce de las manos

así también la tierra

al borde de ciertos farallones o mantos de pizarra

ininterrumpidamente hacia

dentro y

con horror infinito

con (más) horror infinito hacia fuera luego

campos

cabezas

molinillos‑organillos en Mandelstam,

Nietzsche (‑!que crujen!‑)

y ahora

en la nunca espectral y absorbente cabeza de este Bernhard

con intensidad cada vez más creciente

más sin salida

hacia dentro y

fuera

lo mismo hacia la intersección

entre una idea, clara

de suicidio (sostenida a lo largo

de una existencia todo ella entregada al suicidio)

y el acto

al abrirse la puerta en la sima

‑sismática

con fondo de hueso gris y libre

de todo resto de tejido humano

"allende los humanos"

así en las minas al aire libre de Serra Pelada

400 km al sur de Belén

donde los humanos (moléculas rientes de negror corredizo)

han sustraído

en un corte sagital

la órbita de un ojo infinitamente horrible

semiescritos

emergen de la mina y

la tierra (pilar de lengua)

escala por los bordes

reproducen el movimiento (ardoroso)

de la masa (de tierra)

que no va a ninguna parte

ningún pájaro atraviesa el aire libre

de estos yacimientos

el cielo ha perdido su convexidad característica

y, además

su oficioso ‑y noble‑ speculum

como si en estas minas de oro

400 km. al sur de Belén

se hubiera operado ya

en la intersección

el corte sagital del cerebro

de manera

que

la cabeza y el ojo

el ojo y la cabeza y

así los campus (de ojos) y los campus (de cabezas)

expresan la superficie

(ya,

exclusivamente

extirpada)

o sólo es,

exclusivamente,

el fondo de la mina

en uno y otro sentido no debemos ceder en la intensidad

así Bernhard

con horror infinito

ante el claro.


(MANDRÁGORA)


En el borde interior de la frontera, que otros prefieren llamar callejón sin salida, ‑B. se mató.


Claro que todas las fronteras son mentales, y en el caso de B. mejor sería hablar de dos.


De modo que B. se mató entre el borde interior y la cresta de un pensamiento que ya no se le desviaba.


Para catapultarse, tomó aquellas raicillas de un alcaloide que había clasificado, y, echándose sobre el camastro de trozos fusiformes, al fin encontró la que buscaba: ésa de una sola dirección en la que todos los números están borrados, y los blancos pedúnculos mentales se desvanecen en una materia de sueño.


LA NUEVA ESTIRPE...

a J.Y


Ya viste los monos en la barcaza

así el delirium de percepción

animales brotan de las celdillas

del cerebro, en ininterrumpida población

y viste alguna roca peduncular

con la vara de cedro ruso que golpea

la puerta : mono, rata, lo mismo hombre

oscuros tejemanejes del anti‑Dios.


SUBYACENTES


C. mostró lo irrepresentable de un Cristo de Ponce; la cabeza ‑sin duda, Zurbarán‑ engendra, si se la superpone, un vínculo que es la superstición (el nexo ‑causal‑ del que Wittgestein habla en el Tractatus). Una emerge a la otra pero es ya ninguna : no cabeza, sino estrata, tegumento, túnica intermedia; no estrata sino hifa de alga (ocre‑cianótico) como la carbónica‑de‑los ahorcados. Y luego el Cristo que deviene mujer según progresa la técnica china del destazamiento ‑tajo de cuchilla o Leng Ch'é. Al resto se le ha suprimido; los pies, sobre polvorosa, penden y elongan una franja‑blanca que hace aún más oclusiva su laringal. Consumida por la betunización (la cuerda, al elongarse, había quebrado una rama de abeto) alcanza su real. Al margen "encontramos otra, ya monda y reseca, un lazo amorataba el lado izquierdo del cuello..."




*** *** ***

Uno de esos versos blancos

que Blok escribiera antes de su famoso Campo Kulikovo.

Habría que leerlo despaciosamente:

"Rusia, ya tus gastadas retrancas no suenan."

Como una locomotora que se ha detenido

y el cierzo tenaz cubre.



*** *** ***

Leer a Büchner en aquellas condiciones era errar el tiro. Caminar, eso sí. Andar mucho y de cabeza. Caminar se podía todo el tiempo. Pero no establecer relaciones entre la tautología del paisaje ‑hilo de lábil demencia‑ y la materialidad de algunas frases. Como esta, por ejemplo: "El 20, Lenz pasó por la Sierra". En fin, que ninguna lengua es suficientemente viva. Y así como ciertos caminos están ahí para ordenar la locura, lo mejor es seguir de largo...


PEQUEÑA CHINA


a R.S.M.


eran China

las murallas que se abrían

para que tú

pasaras (de largo)

por la red de caligramas


segmentos duros

abiertos (al paso)

en los rollos del Maestro Ka'


cada cual

su pequeña de dedal

donde uno de dolor

parecía (azul franela

el moño largo)

o en cuadrillas de ocho

maquinales


(es un grabado...)


más la hoja de cuchilla

de Lapicque

tensa y brillante

orladas nubes

por lo bajo acanaladas

gotas de hiel

cayendo


como cajas de bolas

en trenes de lavado

al corredor de pulserías

el arte de tomarlo

en tres puntos del radial


crujiente esqueletamen

por el cuello de alambique

ya colgaban


al paso de las Ursulinas

una exacta picota de coolíes

la farmacia o quincalla

de los plúmbeos soldaditos

de una legión de maos


bajo el cielo

igual color plomo

los ejidos (mozárabes)

de una capilla de Asís


al lado

la lometa que drenaba

al oriente

el dragón de corazón

del cinema de roncha regresando

al poniente (por fín)

por si el eje se partía

el jarrón con las flores

del cornezuelo de centeno

y el bosque

de granadas


así

se derramaban (las murallas)

antes de la Gran Revuelta

como el ratón

hace China de su madriguera

subir la cuesta


¿qué muestran

en este punto los rollos del Maestro Ka'?

"como que no hay firmeza

en lo que pisamos

en inarmónicas partes

rodamos"


ya drenaban

(las murallas)

partículas ultra

rotas

desde el cielo

se las podían ver:

el terreno

era lleno

pero el plano

llano


cada cual

su pequeña de dedal

donde uno de dolor

perecía (y de pedal

también)


el sol

sobre los ideogramas

mas el ratón ¡cataplún!

a la caja ya encerada

que en cuadrillas de ocho

una a una colocamos


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