poemas publicados en el expediente 4 de cacharro(s), enero-febrero de 2004
contestación desde la realidad
del libro: Delirium o cosas
Nunca quise te perforaras el estómago girando como un sacacorchos muy frío Ya he pensado en la moribundia de mi propio rostro, en cuanto puede agradarme el paisaje en Mozambique Pero la realidad, querida duele: pálida tierra que tuerce o sombra arqueada de rata que asciende en la historia Al igual que a ti me fascina Dostoievski Dostoievski en tu mecanismo de deseo en el sólido sentido de la nuca que presiona: ¡ay! la Isla misma y partir huir en puntillitas del Das Kapital Como me gustaría decir: "Ella me ama a-pesar-de...." pero "no puedo expresar con el lenguaje lo que se refleja en el lenguaje" −wittgenstein− Tuve un círculo que me ahogaba una voz de invierno y tuve miedo, mucho miedo de sanear la economía en un imaginario de tu sexo "¿Sabes lo que es un soñador de San Petersburgo?" ¿Sabes lo que es un soñador de la Habana? ¿Acaso un raznochintsi? Michael Palmer dijo: "Los escritores no bailan en esta isla" sin embargo Michael Palmer nombró al poema: SOL Aquí puede haber toda una paradoja del lenguaje (SOL-DIOS ¿dónde estás?) Aquí puede haber un límite entre el amor y la política Aquí la gente anda medio lela Cada cual con su sacacorchos a cuesta Cada cual en su cháchara de muerte Cada cual roto casi insolencia Pero nadie, nadie huye a Mozambique ni siquiera mi Parasha.
el hijo del guardabosques
del libro inédito: La isla en dólar
(para Armando Añel)
Cuando
el
poeta
Vladimir Maiacovsky
optó por el
suicidio y
pum-púm!
se voló la tapa de los sesos
porque no encontró o
prefirió una amonestación pública
en otras circunstancias
su cuerpo a la deriva y
ya-está-bueno-ya-de-tanta-mezquindad
el Soviet de Moscú sentenció:
«Condenamos este acto insensato e imperdonable. Fue una muerte estúpida y cobarde. No podemos sino protestar de la manera más vigorosa contra su partida de la vida, contra su final incongruente.»
Tampoco creas que todo se resuelve
con unos scotsh
a la roca
Que
unos
insípidos
scotsh
a la roca
puedan degollar
la garganta del que grita
del que aúlla
en el crudo invierno de Moscú y....
«¡Mamá!
Dile a mis hermanas, Liuda y Olia,
Que no hay salida.»
¿Bajo qué dolor de escritura en el vacío?
¿Bajo qué cuerpo agonizante, qué bandera,
el peso de la muerta embruja?
Ah,
mi querido Vladimir
la vi venir
desde un Cielo todavía húmedo
iridiscente, hasta el fondo del pantano
la muerte aun es el suicidio
Por otra parte
decía Lomonósov
«nada ocurre sin razón suficiente»
y más que razón
dolorcillo en el alma
simulación de cadáver/ sangre,
derramada hacia la huida
¿Recuerdas?
Cuando la arritmia del rezo llegó a tu oído
y tú construías versos (no sencillos)
en los cafés de San Petersburgo, New York y
hasta en la habana
¿Recuerdas?
Cuando el crepús(culo) invadió los sueños
y sobre los sueños, sombras de delirium
¿Recuerdas?
Acaso tu epigrama
«Una bala para el resto
Para algunos un cuchillo
¿Pero, y yo?
¿Y cuándo?»
Cuando
el
poeta
Vladimir Maiacovsky
optó por el
suicidio y
pum-púm!
se voló la tapa de los sesos
entonces nunca imaginó
que en esos raptos de continuidad
también los Soviets
−¿¡cataplún!?
sin táctica de guerra
del libro inédito: La isla en dólar
Osip Mandelstam murió con la satisfacción de
cantarle las cuarenta a Stalin
(a esto lo llamaríamos
matar dos pájaros de un tiro)
Observemos entonces que
Mandelstam mata de cierta forma
metafísica
el golpe mágico de la tinta a la
ilusión política
el párpado
hurgando su táctica de guerra sin-
táctica contra
ese aspecto supra-alemán y
cortés de matar que tiene el
ka-ma-ra-da Stalin cuando
dando puñetazos en su cerebrito
cucrykcucrykcucryk
(literalmente muerto)
mata la vaca que escapa
la vaca muuuuuuu
el muuuuuuu de la carne podrida
(vaquitas de Voronezh o Crimea) aunque
esa lenta muerte
la del pescuezo al simulacro
no establezca diferencias y
tomando medidas policiales al
ras-tre-ar rateramente
hasta el fondo
no
encuentre
nada
Este paradójico juego con la
muerte
el de Mandelstam
al sentir
un goce de dolor entre
el subconsciente
(historia antigua) y
una escritura antiapparatchik
la cual
el generalísimo Stalin comprendió
muy a tiempo y
al matar la vaca que
escapa ideológicamente en lo
obscuro pensó:
“cadáveres de vacas
= a
cadáveres syphiliticus”
así fue que
en los campus
a lo militar
unodos/ unodos
el éxodo luctuoso despertó
un interés poshistórico entre los
apparatchik y
un interés abstracto entre las
vacas que
al ordeñarlas en cubitos esmaltados
mueven sus rabos con
estilo lumpemproletario como
dijera el kommunistische
Marx y
ya no habrá remedio más que la
muerte
cosa esta que
el excelentísimo señor Stalin intuyó y
al convertirse en
ilustre asesino de vacas se
convertía a su vez en
ilustre salvador de “conceptos” que
con el tiempo fueron a
estancarse
en los retretes.