Tomado de: Historias de Olmo, Rolando Sánchez Mejías, Colección Nuevos Tiempos, Ediciones Siruela, Madrid, España, 2001
de rolando sánchez mejías en fogonero emergente: poesía menos
y presentación de diáspora(s)
de rolando sánchez mejías en fogonero emergente: poesía menos
y presentación de diáspora(s)
Tonino le secretea a Olmo que en La Habana ya no se sabía quién era o no delator. Todos los delatores no tienen por qué ser gorditos, de pelo grasiento y olor a cebolla.
Pero el delator del cual hablamos sí era gordito, de pelo grasiento y olor a cebolla, además de ser un poquito jorobado. Se sentó frente a Olmo y le dijo:
–Te voy a delatar.
Olmo amaba la rectitud en la gente. Y la transparencia de alma en la gente. Y la resolución en los ojos de la gente. «Un delator honrado», se dijo Olmo con las pupilas húmedas. Y lo abrazó, lo abrazó como no abrazaba a nadie hacía muchísimo tiempo.
AVERGONZADO
Una vez Olmo se despertó y vio en el espejo que le faltaba un ojo. Pensó mirando hacia su esposa: «Dios mío, se ha vengado, mujer latina, si miras a las demás, te sacaré los ojos, ya verás».
No, no había sido ella. Ella no se habría contentado con un solo ojo. ¡Y dormía tan plácidamente! Entonces pensó que había sido el Estado. ¿Pero para qué quería el Estado un ojo de Olmo? La mano derecha, quizá. Pero un ojo... ¡Dios mío, Olmo, qué paranoico estás! ¡Primero tu esposa, luego el Estado! Entonces encontró el ojo. Estaba en un vaso. En la mesita de noche. «Nunca más volveré a pensar mal de mi mujer. Ni del Estado. ¡Nunca más!», pensó avergonzado.
SERECILLOS DE CONFECCIÓN RECIENTE
Cuenta Olmo que la familia los incuba y los regresa al Estado que los regresa a la familia, sin interrupción del ciclo. No son seres huecos. Están llenos de contenido patrio. Pero se llenan y se vacían como bolsas. Alegres y musicales todo el tiempo, «trabajan» en los planos bajos de la realidad. Esto que dice Olmo no es teoría. Miren al hijo de Lalo, el que tuvo con Dorita. Le celebran su cumpleaños y el cretino, en vez de apagar las velas, se encarama de un salto a la mesa y nos endilga un discurso. Luego el muy puerco nos tira merengue. Pero en una de ésas se le cayó la cabeza. Literalmente: la cabeza rodó hasta nuestros pies. Lalo recogió la cabeza, que al fin y al cabo es la cabeza de su hijo. Olmo le dijo a Lalo: «Deberías educar mejor a tu canallita». ¿Y saben lo que hace Lalo? Pedirle a Olmo veinte pesos para comprarle a su hijo un sombrerito.
POSICIONES RADICALES
Olmo explica:
–Hemingway escribía de pie. De ahí su economía de estilo. Proust, au contraire, escribía acostado, de ahí su estilo lento, memorioso, prolijo. Nietzsche se exasperaba paseando por el bosque. Escribía como si le mordiera el cuello a los pájaros. La mayor parte de los escritores, como yo, escriben o escribieron sentados. De ahí su mediocridad. En literatura, como en todas las cosas, hay que adoptar posiciones radicales.
ESCRITOR
Olmo se topa con un escritor que se jacta de no escribir. «¡Veinte años sin escribir!», rechina los dientes el escritor muy cerca de la cara de Olmo. El escritor arranca un pedazo de papel, hace unos garabatos y se lo da a Olmo: «¡Esto es lo único que tendrán de mí!». El escritor enciende un cigarro y dice más calmado: «Deberían darme un premio por mi silencio». Fuma y susurra: «Pero yo no aceptaría el premio». Se queda observando el humo del cigarro: «O no iría a recogerlo».
REALISMO NACIONAL
Olmó se topó en la Unión de Escritores con tres exponentes del Realismo Nacional.
–Olmo, ¿por qué escribes de manera tan ligera? Nosotros podemos ir más allá de tu prosa insustancial. Mira –y los tres exponentes del Realismo Nacional aletearon y se elevaron al cielo en el aire tropical.
En eso pasó un vendaval y se llevó a los tres exponentes del Realismo Nacional. Pero cayeron pesadamente a tierra.
Olmo meneó la cabeza:
–Son duros de cascar.
SIMILIA SIMILIBUS CURANTUR
Tonino no soportaba que Marilope estuviera enamorada de Olmo y fue a ver a un brujo. El brujo le dijo que enterrara una prenda íntima de Marilope debajo de una ceiba y que luego le cortara la cabeza a un gato negro y echara la sangre en las raíces de la ceiba y dijera unas palabras secretas.
Tonino eligió una prenda íntima de Marilope y de paso (envidiaba secretamente a Olmo) un cuento corto de Olmo. Enterró la prenda y el cuento debajo de una ceiba y aprovechó que pasaba un gato negro y le cortó la cabeza y echó la sangre en las raíces de la ceiba y dijo las palabras secretas.
Después Marilope se puso flaca y fea y el Estado la envió a estudiar Economía Política a Moscú y allí se casó con el taquillero del teatro Bolshói y tuvo tres hijos muy gordos, pero esta historia no vale la pena contarla aquí.
Respecto a Olmo, empezó a encadenar las frases a como diera lugar sustrayendo nombres y situaciones de manuales de latín, botánica y cultura popular. Olmo declaraba con orgullo: «Hago literatura moderna». Pero los directores de revistas le reprochaban: «Olmo, ¿por qué distorsionas la literatura nacional?». Olmo fue castigado a vender flores junto a Lalo y a Tonino en La Habana Vieja. A Lalo lo habían castigado por vago y a Tonino por brujero. El gato asqueroso de Lalo los seguía a todas partes y no podían vender ni una flor. Lalo decía: «Tenemos un chino atrás». Pero la historia del chino tampoco vale la pena contarla aquí.
APRENDIZ
A veces Olmo aprendía a pensar. Pero se le olvidaba enseguida. A veces tenía la extraña facultad de pensar según nuevas reglas de juego. Pero retrocedía espantado.