Hay un chiste en un film del Hollywood de los ochenta que ya no recuerdo bien: una comedia de las más comedidas. En la escena, el protagonista lee mal un I-LOVE-YOU que le han escrito en un regalo, pronunciando literalmente el icono del corazón: I-HEART-YOU, dice y finge sorprenderse ante tan somático mensaje de amor.
En los años cero, en los bajos desérticos de un 12-plantas de Alamar, dormitorioasis del municipio Habana del Este, protagonista de otra comedia hollywubana que no tiene para cuando acabar, yo he leído peor aquel mismo I-HEART-YOU del film: I-HURT-CUBA, fue mi espejismo mudo cuando vi el grafiti sobre la pared.
"Yo daño a Cuba" en lugar de "Yo amo a Cuba". ¿Semejante lapsus calami esconderá etimológicamente alguna pizca de culpa o de la verdad? ¿Mea Cuba por qué, ante quién? ¿Cuál verdad será esa, para quién? ¿Y qué podría representar la verdad a estas alturas de una historieta apática donde el Nosotros (héroe positivo) siempre le gana al Yo (vil villano)? Demasiados garfios de interrogación para un tercer párrafo, supongo. Mejor pongo punto y aparte como precaución antirretórica más que antiteórica.
La pintura del I-LOVE-CUBA parecía de primera calidad, acaso de importación. El charco negro olía a Black Lagoon o riachuelo albañal (vegetación viva incluida: yerba mala nunca muere). Al fondo, las tuberías óseoxidadas del 12-plantas y un charquito de pis como subproducto de algún paisano con angustia pero sin angurria. Al fondo, también, otros mensajes con corazones arañados canibalescamente a lo corto y estrecho de la planta baja: muy en especial dentro del elevador, donde vi verdaderos Basquiats municipales. Un vecino medio amnésico me aseguró que aquel I-LOVE-CUBA se había quedado allí tras un "performance" en una Bienal de Artes Plásticas, cuando una impronunciable extranjera lo pintó antes de llenar de cinta adhesiva las columnas del edificio ubicado en ese laboratorio llamado Alamar. (Después de los delirios magníficos ejecutados por los creadores independientes de Omni-ZonaFranca, en Alamar la palabra "performance" es un lugar común que rebosa color local).
"Yo daño a Cuba", leí mal sin necesidad de fingir sorpresa ante tan sintomático mensaje de desamor. ¿Venganza, resentimiento o mera Ley del Talión? Nada de eso. Hoy por hoy, Cuba pasa por mis venas mientras yo paso de largo por ella. Cuba aún me incuba, por supuesto, pero hace eones que ya no me incumbe. Cuba podría ser ahora mi propio chiste en un film donde yo actúo de extra aunque no lo recuerde muy bien: una comedia de las más comerciales pero sin mayor comentario. Cuba como mal deletreo y, en los casos graves, como mal deletéreo.
"Yo daño a Cuba" sin que Cuba me haya dañado primero a mí. ¿Cuba nunca me daña con saña? No se trata de un triste trabalenguas. Pero, ¿se tratará de algo en irrealidad? ¿O mi mala lectura ha sido sólo un espejismo medio fónico y medio escritural (Bad-Paintings a mitad de The Wall)?
Recordé los amores enfermos de la narradora Anna Lidia Vega Serova, languideciendo apátridas en la sintaxis rusocubana de su primer libro escrito en Alamar: "Bad-Painting". Recordé otras vírgenes escritoras con vocación de shooting-stars, todavía tecleando en esta o aquella zona de Alamar: Souleen dell´Amico, Yohamna Depestre y Adriana Zamora (a la vuelta de una década, han tenido más hijos que libros y, a falta de derecho de autor(a), se consagran a su prole en soledad más o menos solvente según las remesas de un padre en el extranjero). Recordé, a tan pocas cuadras del 12-plantas, aquel Salón de Arterótico en la Galería Fayad Jamís, donde jamás aceptaron una de mis flagtografías: la foto era una bandera cubana en un montaje digital con ocho piernas de mujer (pulpo hecho pulpa por criterios "no de censura, sino de curadoría", se me explicó). Y recordé al Allen Ginsberg del poema "America", anterior a su caricatura ideosexual cubana, y ya entonces comencé a tomar apuntes de spanglish en mi cabeza:
Cuba: I´ve given you all and now I´m nothing.
¿Te lo he dado todo y ahora soy nada?
¿O de tanto no darte nada, por fin ahora soy todo?
¿Cuándo te quitarás la ropa, Cuba?
¿Cuándo te mirarás a través de una tumba?
I can´t stand my own mind.
Rehúso abandonar mi obsesión:
Cuba, ¿de corazón tú quieres guerrear conmigo?
"Y hasta aquí no he llegado", recuerdo un quinquenio después el exabrupto edipatético de José Saramago. Igual yo lo suscribo ahora, pero 100% al revés. Desde siempre en adelante fue Cuba quien se quedó en su propio camino, yo apenas seguí por el mío. Puedes ganar en paz todas tus heroicas batallas conmigo, Cuba, porque tú nunca perdiste mi desconfianza: y así te es imposible dañar mi desesperanza o defraudar mi desilusión. Pobre Cuba, tan solitaria de mí. Pobre Pepe de Portugal, pienso: publicar en Europa poscomunista debe ser tan estéril como cronicar un cenotafio posproletario llamado Alamar. Pobre howllido de Ginsberg, del que ningún revoluciomacho cubano se condolió (con o sin condón). Pobres narradoras sin narratario Anna Lidia Vega Serova, Souleen dell´Amico, Yohamna Depestre y Adriana Zamora: nadie en Cuba las leerá con tanta desolación como yo. Pobre yo, tan acompañado de mí. Y pobre ahora tú, que por default no podrás leerme con tanta nada como te leo yo.
En los años cero, en los bajos desérticos de un 12-plantas del dormitorioasis de Habana del Este, yo ensamblo en barbacoa mis espejismos mudos y los repito hasta que crepiten, al peor estilo de uno de los últimos poetas vivos de Cuba: Juan Carlos Flores, sobremuriente de Alamar que cava desnudo su propio túnel no para fugarse, sino para no dejar de entrar a través del muro (en su mente, las mismas flores asesinas y locas de una animación de Pink Floyd: The Wall).
Cuba como un queso Gruyères: la porosidad por antonomasia, la diálisis como liberación instantánea, una esponja osmótica terminal. Graficuba afónica, afásica, afidélica: ni yo soporto mi propia mente (I can´t stand my own mind). Cuba, te pierdes el sinsentido de mi chiste mal pronunciado en un film: tu comedia se ha quedado sin comediante. I-HURT-CUBA, digo ahora para no decir nada más. Así y todo, I refuse to give up my obsession: I-HEART-CUBA, ¿de corazón tú quieres guerrear conmigo?)