por petición de su autor, publico esta carta en fogonero emergente
Cartas a Leandro, fragmentos de una novela de Ramón Díaz Marzo
La Habana Vieja
martes, 10 de abril de 2007
1- Los que fueron detenidos, juzgados, y sentenciados, y aún continúan cumpliendo largas condenas en la cárcel.
2- Los que al término de un año obtuvieron licencia médica y fueron puestos en libertad; algunos con la suerte de ser aceptados como refugiados políticos; y otros que permanecen aterrorizados en sus casas, o empeñados en mantener la lucha por la libertad de prensa; sin dejar de mencionar -ahora especulo- los que permanecen infiltrados en las filas del periodismo y nadie sabe quiénes son.
3- Los que se destaparon como agentes de la policía política.
4- Los que tuvieron la suerte o la desgracia de salir al exilio.
5- Los que continuaron su labor.
6- Los que han fallecido.
7- Y alguien como yo que se refugió en su casa a escribir.
En ese sentido te puedo asegurar que si yo no estuviera seguro (porque me lo he demostrado a mí mismo durante los últimos 4 años) de que puedo escribir textos que están más allá de un periodismo efímero, hubiera continuado en las filas del periodismo independiente. Pero tengo mucho que escribir sobre mis propias vivencias, las cuales, te comento, son más importantes que el periodismo que hubiera podido componer después de la Primavera Negra; es decir, otros compañeros pudieron e hicieron ese trabajo, pero no escribir los libros que a partir de mis vivencias, y durante estos 4 años, sólo yo he podido hacer. Esto no significa que los demás compañeros no tengan vivencias; que cada cual tenga una historia que contar. Pero son pocos los que se deciden a hacerlo.
De manera que cuando se desató la crisis del 18 de marzo del 2003, yo mismo decidí retirarme del periodismo sin que nadie me presionara o me amenazara. Un par de meses después, cuando la Seguridad del Estado se convenció de que yo no regresaría al periodismo, enviaron un día 20 de mayo al oficial "Jesús" a decirme que si regresaba a las filas del periodismo independiente me ganaría 20 años de prisión. Supongo que esta advertencia la hicieron para aparentar que fueron ellos, y no yo, los que decidieron sacarme de circulación.
Lo que te quiero decir es que si me mantengo escribiendo en mi casa es porque estoy enfrascado en una obra importante. Que cuando se conozca, la mayoría de las personas convendrán conmigo en que no podía continuar posponiendo su redacción.
Desde junio del año 2003, el antiguo consejero cultural de la embajada española, don Ion de la Riva, me ha sostenido económicamente desde España. Este buen amigo me ha demostrado una amistad poco común. Pero si no hubiera sido por ti, Tania, a quien te debo hacer conocido a Jorge Romeo, antiguo consejero político de la embajada española, y quien me sirvió de puente para conocer a Ion de la Riva a quien le debo el poder estar ahora escribiendo mi obra sin mayores contratiempos.
En los meses posteriores a la Primavera Negra y a través de un amigo cubano que se encuentra en España, contacté a Ion quien de inmediato me escribió y me preguntó qué podía hacer por mí. Le dije que dos cosas: ayudarme a salir de Cuba, y ayudarme económicamente. Ion me respondió que lo primero no iba a resultar fácil, pero podía contar con lo segundo. Por esos días le solicité a los norteamericanos el Refugiado Político. Al siguiente año 2004 tuve la primera y segunda entrevista con la Oficina de Intereses. Mi encuentro con los cónsules (dos mujeres) fue un desastre. En la primera entrevista noté que no querían en mis declaraciones oficiales la verdad, sino una mentira o grupo de mentiras que se ajustaran a una política imperial que más tarde he comprendido no está dirigida en especial contra mi persona, sino contra todos los seres humanos de este planeta. Independientemente de que la política en este mundo siempre ha estado plagada de suciedades, lo que la actual administración de la Casa Blanca ha implementado, no sólo contra el gobierno y pueblo de Cuba, sino contra los que supuestamente somos sus aliados, demuestran un total desprecio a la dignidad humana. En el himno norteamericano hay una estrofa que dice "esta es una nación que le abre los brazos a todos aquellos que sean amantes de la libertad". Pues te digo que ese concepto ya no es real en los Estados Unidos. Allí sólo aceptan a los mentirosos, a los que tienen ideas cortas, a los autómatas, a los malos hombres.
A continuación te inserto un pequeñísimo fragmento de uno de mis libros (Catarsis) que trata de mi encuentro con la cónsul que representaba al Departamento de Estado:
A continuación un fragmento de "Catarsis":
Tengo mucho más que decirte, pero tendría que ser personalmente.
Espero que tu exilio no esté siendo tan doloroso. Yo que te conozco sé que ese ha sido el mayor castigo para ti, cubana al cien por cien y apegada a tu familia; y ojalá hayas encontrado la fuerza necesaria y los recursos para continuar adelante en la vida sin mirar hacia atrás.
Cuídate. Gente buena y honesta como tú hay pocas. Seguro que no has perdido el tiempo y te has puesto a escribir con lo cual tienes el mayor pretexto para continuar viviendo. Si no estás escribiendo comienza de inmediato a trabajar en los momentos libres que puedas tener en una sociedad donde sí hay que trabajar para pagar la renta, el alimento, la ropa, y en algunos casos la salud pública.
Por mi parte mi plan es terminar este año un primer libro que pueda colocar en el mercado internacional. Así es, querida amiga, en el mercado internacional, con lo cual se me podrán presentar oportunidades para que algún mecenas me saque de Cuba que, en mi caso, sí es mi mayor deseo.
Fíjate si lo que estoy escribiendo es fuerte que para una primera publicación tendré que quitar muchas cosas para que el público lector no se asuste. Ni tú misma eres capaz de imaginar lo que he escrito.
Bueno, vieja amiga, hermana demostrada, te beso y te abrazo. Tal vez un día volvamos a encontrarnos.
Ramón.
7:09 a.m.