Lizabel Mónica: Palabras para Gorki.


Lizabel Mónica
envía el siguiente comentario para publicarlo en Fogonero Emergente, debido a que no puede conectarse a su blog.



Pensar en Gorki

Gorki fue detenido el pasado 25 de agosto, sin orden de arresto, sin causa. Un expediente abierto por "peligrosidad", la llamada "ley del vago", arbitraria medida contra la delincuencia y los "desafectos" al sistema. Todo aquello que se considere dañino socialmente, según esta ley, puede ser retenido y eventualmente encarcelado. Sólo se necesitan opiniones, empezando por las consabidas del CDR -puesto de vigilancia gubernamental que existe en cada calle-, de personas cuyo comportamiento social sea impecable, es decir, aquellos a los que popularmente se les llama "integrados". Integrados, al sistema. Todo gira, por si alguien no lo ha notado por allá fuera alrededor de la política en Cuba (aquí es imposible no notarlo, dejando sólo como salida para algún que otro nacional el "hacerse el sueco"). Por ello Gorki, quien decide cantar haciendo uso de aquello que ni los más económicamente poderosos, ni los más encumbrados de la nomenclatura del país pueden hacer uso: la libertad de expresión. Sí, la libertad de expresión en la isla es un verdadero lujo, el mayor de todos. No concebimos a nadie, oígase bien, a nadie en este país, que no mida sus palabras. Por supuesto, hasta nuestros presidentes revolucionarios participan de la escasez de esta codiciada actitud. En todo el mundo, cuando se piensa en las palabras públicas del presidente de un país, lo último que viene a la mente es que esté diciendo la verdad, la estricta verdad. Por supuesto, el presidente de un país tiene una responsabilidad pública que le obliga a un tiempo a medir sus palabras mientras intenta por otro lado no dañar la imagen pública de confianza que el país ha depositado en él. Bueno, en el caso de que el país la haya depositado en dicho presidente, y no que tal persona se la haya abogado por la fuerza. Pero volviendo, en Cuba los presidentes miden tanto sus palabras que no podemos recordar un solo momento -de esos momentos célebres y acaso difícilmente escamoteables por el presidente de una democracia que respete al menos en apariencia los principios que la sustentan- en que el presidente haya aludido en una aparición pública a la honestidad que habría de estar en juego. Las apariciones públicas de los presidente cubanos no son diálogos aparentes de mesurada ecuanimidad con un maduro e hipotético escucha nacional; son arengas, discursos de regimiento, muy parecido a aquella verborrea incitadora que se dirige a un ejército para exitarlo y prepararlo para el valor y los horrores de la batalla. La desmesura parece caracterizarnos. Y la arbitrariedad. Estos discursos, en buena medida una muestra del discurso de todo relato de la política nacional revolucionaria, que apela a "con-vencer" y a generar una "convicción" más que a generar la reflexión propia y desapasionada del receptor, son los que marcan nuestro devenir en un pueblo con muy poca cultura del debate, y donde apenas se cultiva el pensamiento, a secas, no ya el pensamiento que da pie a la duda, aquel que resulta por ello más intenso, y de mayores repercusiones en el intelecto. Si esto ocurre de manera generalizada, si somos cada uno de nosotros quienes reproducimos este modelo de pienso aquello que me dijeron o esto que dijo fulano que me convenció al oírlo; entonces, ¿qué podemos dejar para los noveles de conciencia colectiva? Sí, nuestro futuro es negro, sobre todo porque pocos se atreven, de veras, a pensar en él. Por otra parte, pensar suele ser una buena manera de preparar el actuar, y la mejor manera que podemos recomendar para la acción en un país de circunstancias sociopolíticas como las de Cuba. Solemos, sobre todo por estas tierras, actuar sin antes pensar. Algo que viene como anillo al dedo a nuestra cultura de la convicción antes expuesta. Acaso sea el pensar como primer paso entonces la manera más responsable, más comprometida, del actuar.


¿De ideas la batalla?

Esta mañana me dirigí al juicio [sumario] de Gorki, ese que sin cargos y en el plazo de tres días luego de su detención se le hace. Al llegar a un cuadra de distancia del lugar, varias personas vestidas de civil y con walkies talkies
en el cinto me detuvieron. "¿Hacia dónde vas?" "Por aquí no se puede pasar". El tono de tales interpelaciones y los autos parqueados cerca no dejaban lugar a dudas de cuál sería el destino de un forcejeo: la reclusión forzosa en alguno de aquellos automóviles. A mi memoria vino la manera en que fueron cargadas por varias personas hacia un ómnibus las Damas de Blanco durante su manifestación en la Plaza de la Revolución. Decidí dedicarles una mirada y una sonrisa irónica -el cubano es muy susceptible a la burla y algunos hacemos uso de eso para no sentirnos demasiado impotentes- e intentar otra entrada. Rodeé el lugar. Como era de suponer la manzana estaba completamente "tomada". Por ninguna de las cuatro esquinas que rodeaban el Juzgado de Playa (ubicado en 5ta y 94) había manera de pasar. Pero no sólo las cuatro esquinas anteriores a la cuadra del juzgado estaban llenas de estos grupos de acción rápida, sino toda Quinta Avenida prácticamente. En todas las casas e instituciones a la redonda había una pequeña posta, y podían identificarse varios policías de civil merodeando por el parque, haciendo sus rondas por la ancha avenida. Todo un despliegue de fuerzas represivas para impedir que se pudiera asistir libremente -como suele estar establecido en todos los juzgados del país- al juicio de un criminal común, estatus que se le da a Gorki, y por el cual supuestamente -no porque sus canciones punks digan "no coma tanta pinga comandante"- se le enjuicia. Parece paradójico y no lo es que a Gorki se le lleve a juicio, alegando la "peligrosidad social" que se aplica a quienes no quieren trabajar para el Estado, por letras como la antes citada, perteneciente a una canción que habla precisamente de la obligación de trabajar en un país donde el trabajador no es remunerado mientras se le obliga a asistir a reuniones del Sindicato Laboral para apoyar el último discurso del presidente o la última disposición política del gobierno. Cabe preguntarse por qué una agrupación musical, específicamente su cantante, resulta peligroso para el actual régimen. Una acotación: ante una batalla de ideas nuestro sistema no presenta batalla; apuñala por la espalda haciendo uso de sus fuerzas.
Read more
Read more

COMUNICADO DE PRENSA PORNO PARA RICARDO

(Recibido desde Cuba por correo electrónico).
Agosto 28, 2008, 21: 00

Acabamos de recibir el testimonio de una persona cercana a los integrantes de Porno Para Ricardo, dándonos su testimonio sobre los eventos recientemente ocurridos en La Tribuna Antiimperialista, en el Malecòn de La Habana:


“nos dieron golpes
no se donde están ni Hebert ni Ciro
Yoani escapo
creo que se llevaron a alguien pero no se a quien
la prensa lo filmo todo
llevamos una pancarta y gritamos
la gente corría en masa y la seguridad daba golpes
por unos segundos el concierto fue un caos”

Alertamos a la comunidad internacional a seguir de cerca el caso de Gorki Águila y del estado en que podrían encontrarse Ciro Díaz, Hebert Domínguez y Renay Kayrus, integrantes de Porno Para Ricardo, así como de la bloggera Yoany Sánchez."


Porno Para Ricardo.


La Habana, agosto 28, 2008, 21: 00
Read more

Miguel Bosé sobre el caso Gorki Águila

(Recibido desde Cuba por correo electrónico).


"Con espanto recibo la noticia de la detención de Gorki Águila, así sin más. Sin más, como de costumbre... Eso me hace pensar que las cosas no cambian, que van p´atrás. Con eso lo único que se desvela es la enorme fragilidad de aquellos que detentan el poder actual, y su miedo hacia las ideas que son libres, algo que ellos ni son, ni conseguirán serlo jamás.
Pido en nombre de decenas de colegas españoles que no sólo se libere de inmediato al compañero Gorki Águila, si no que además se den explicaciones sobre las causas de su detención.
Todo mi apoyo y solidaridad hacia Gorki, familia y amigos."

Miguel Bosé.
Read more

Nuestros Mejores Años, por Ismael de Diego

(Recibido desde Cuba por correo electrónico).

La primera vez que vi a Gorki fue en la cárcel durante la producción de Habana Blues. Fue en un comedor grande, con varias mesas de cemento empotradas en el suelo, en un extremo estaban los familiares apretados en la puerta de entrada con la vista fija en una puerta de hierro al otro extremo de la habitación. Sólo se escuchaban las voces de los oficiales, "No pasen hasta que no se les avise". Estuvimos así un rato en silencio hasta que comenzaron a salir los reclusos, los esculcaban uno por uno antes de entrar y quedar parados a 40 metros frente a nosotros, así que tuve tiempo de tratar de adivinar cuál de ellos era Gorki. Cuando salió por la puerta no lo reconocí, fue sólo un rostro familiar, esa empatía que se siente ante un posible amigo, una camisa azul grande estampada y una mirada desilusionada. Fue cuando nos sentamos y lo tuve cerca que lo reconocí, no tenia nada que ver con aquella imagen eufórica y provocadora de los conciertos, se veía cansado, "esto es como un teatro, te subes a cantar y representas un personaje, pero cuando te bajas del escenario todos esperan que seas siempre así", me dijo. Estaba hecho mierda y me lo pegó, sentí que él no pertenecía a ese lugar y la visita me dejó la sensación de injusticia en el cuerpo. Supe que cualquiera podía estar ahí sólo con molestar un poco más de la cuenta y me pregunté qué tan débil y enclenque debe estar este gobierno para que un grupo de música le pueda representar algún peligro.

Al conocer las acusaciones, las supuestas pruebas que se esgrimieron y la sentencia totalmente desmedida e injustificada, recordé aquellas persecuciones estúpidas y medievales que me contaron de los años 70 en la UMAP y que tanto afectaron a generaciones de cubanos que lo vivieron. Generaciones que hoy están convencidos que eso fue algo del pasado sólo porque ya no les ocurre a ellos y que se rehúsan a tomar partido. Siempre pensé que fue el pueblo y no el sistema, no Pavón, no Quesada, no Fidel, los culpables de aquella tragedia, el pueblo que lo permitió, que lo aprobó, que se calló y no habló cuando pudo, por miedo o por lo que fuese. Me pregunto qué tanto abuso puede cometer un gobierno, hasta dónde puede llegar, si su pueblo nunca protesta y permite todos los atropellos, y qué tan solo y vulnerable está un hombre cuando nadie quiere comprometerse, por justa que sea la causa.

Esto le está ocurriendo ahora a nuestra generación, a la que se ha mantenido encerrada en esta isla y a la cual nunca se le ha permitido tener voz propia. La cultura, para que sea auténtica y genere una identidad real, debe ser espontánea y nacer del ímpetu por expresar. La cultura impuesta, moral o políticamente correcta, utilizada como una estadística para impresionar y ganar puntos políticos, no es más que pura evasión enajenada y conlleva inevitablemente al desapego, no en vano nuestra cultura es cada vez menos nuestra y más americana, puertorriqueña, europea o lo que sea que esté de moda. No existe en Cuba una sola tarima, un solo micrófono donde se pueda expresar una idea que no esté previamente revisada y avalada, todos los teatros, cines, bares de mala muerte, tugurios y glorietas pertenecen al gobierno y éste impone leyes enmascaradas en instituciones, permisos y membresías para crear un filtro infalible. No sé qué principio revolucionario puede justificar semejante carencia de libertad.

Los artistas e intelectuales que piensan que reflejan nuestra realidad de una forma crítica y logran el acceso a los medios de comunicación son aquellos que han sido aprobados y que han pasado a ser una especie de contestatarios oficiales, cuyos pensamientos no representan en lo más mínimo las carencias, las miserias y la increíble falta de libertad que vivimos a diario. Aquellos que se niegan a modificar, endulzar o transformar su discurso con tal de entrar en el sistema y poder ganarse el derecho a tocar en algún lugar y vivir de lo que hacen les esta reservado el anonimato, la persecución y la indiferencia. Al parecer, la honestidad y el compromiso con la verdad individual no tienen pegada en un país dormido y apático que ha decidido que hacer de la vista gorda es lo más inteligente y correcto. Vaya pueblo culto que hemos generado.

Si piensan que no son evidentes las razones por las cuales se intenta encancelar a Gorki se equivocan, son obvias. Hace rato que el engaño no es más que una burda manipulación. Si piensan que esta torpe solución a la hora de lidiar con la crítica no hace notar su patética incompetencia política se equivocan, todos nos damos cuenta de la falta de compromiso con la verdad. No pronunciarse ante este tipo de hechos nos hace cómplices de la intolerancia porque existen situaciones que nos conciernen a todos y donde lo que está en juego no es más que la libertad. Esa libertad pura de ser como somos sin condiciones ni juicios, ésa que para disfrutar hay que ganársela. No me gusta apoyarme en las citas, pero él lo dijo mejor que yo:

"Quienes son capaces de renunciar a la libertad esencial a cambio de una pequeña
seguridad transitoria, no son merecedores ni de la libertad ni de la seguridad".
Benjamin Franklin

Ahí está la historia para contarnos cómo fue que lidiaron los líderes revolucionarios con la generación de nuestros padres, queda por ver cuál va a ser la relación que establezcan con nosotros y hasta qué punto vamos a dejar que nos roben nuestros mejores años con el silencio como verdugo. Mientras tanto, Gorki se queda en la celda de la Quinta esperando a que se inventen una buena excusa para que se pudra en la cárcel donde lo conocí y logren que deje de cantar para siempre.


Ismael de Diego
Read more

Comunicado de última hora sobre la detención en La Habana de Gorki Águila.


(noticia recibida por correo electrónico)

SITUACION DEL MUSICO GORKI AGUILA, LIDER DE PORNO PARA RICARDO

Gorki Águila permanecerá detenido en la estación policial ubicada en las calles de 3ª y 62, Municipio Playa, hasta el jueves, aproximadamente, cuando se le procesara en un juicio sumario, por cargos de pre- delictividad; dicho de otro modo, no hay una causa por la cual júzgasele.

Hasta el momento su padre ha estado permanentemente trasladándose a la estación policial, mejor conocida como “la 5ª”, sin poder verlo.

Los demás integrantes de Porno Para Ricardo y amigos de Gorki se encuentran reuniendo dinero en pesos convertibles para pagar un abogado con experiencia en este tipo de casos.

Se espera una conferencia de prensa en La Habana para informar puntualmente sobre la situación del líder de Porno Para Ricardo.

Porno Para Ricardo

La Habana, Agosto 25 del 2008, a las 23: 30 horas.

www.pornopararicardo.com
Read more

Detenido Gorki Águila, el líder de Porno Para Ricardo.


foto: © Laura García Freyre


FREE GORKI!
(cobardía y represión)

Hace pocos minutos la policía castrista detuvo a Gorki Luis Aguila Carrasco, leader de la banda Porno Para Ricardo en su casa, cuando se disponía a grabar las últimas canciones del proximo disco de la banda.

Ciro, el guitarrista del grupo, siguió al auto policial en bicicleta hasta la estación donde los esbirros de la dictadura han llevado a Gorki, que no se encuentra bien de salud, y que se disponía a hacer un esfuerzo para grabar los temas pendientes.

Gorki tiene una inflamación en los pulmones y falta de aire, y fue sacado de su casa por un policía que dijo cumplir órdenes del delegado del poder popular, un tal Jesús y sin orden de arresto, en el mejor estilo comunista.

En la mañana del sábado estuvimos hablando e intercambiando ideas sobre el diseño de la portada del disco y opiniones sobre algunos de los nuevos temas, además de algunos detalles relacionados con la producción de este álbum, el website de la banda y haciendo chistes.

Naturalmente, la creación artística independiente en Cuba se premia solo con persecuciones y órdenes de búsqueda y captura por parte de la policía de la dictadura.

El testimonio de Ciro:

Cuando nos disponíamos a empezar a grabar tocan la puerta. Gorki abre y desde el cuarto escucho, "¿Usted es el Ciudadano Gorki Aguila?" era un policia que le pidió que lo acompañara, el preguntó por qué y el policía le dijo que él solo cumplía órdenes.

El policía se dirigió a él siempre en buena forma. Yo los seguí al sector de policia y esperé en la esquina para por si les daba por cargar conmigo también y no quedara quién avisara.

Cuando se fueron me acerque al sector de policia y estaba allí el mismo que lo vino a buscar, le pregunté que para donde lo habían llevado y el me dijo que para la estación de 3ra y 62 llamada popularmente la 5ta.

De regreso me encontré con el padre de Gorki que al enterarse se puso muy nervioso y fué a la 5ta a averiguar por su hijo.

Esto no es nada nuevo. Como los aficionados recordarán, se fabricó ya una vez un caso en contra de Gorki, que fué arrestado bajo cargos falsos y condenado a cuatro años de prisión. En aquella ocasión se filmaba Habana Blues y el régimen mantuvo a Gorki encarcelado impidiendole de participar en la película sobre la nueva música independiente y underground de Cuba. En realidad, el delito de Gorki es solo uno: tener los cojones necesarios para denunciar los atropellos de la tiranía contra el pueblo cubano y la ilegitimidad del régimen heredtario impuesto a Cuba.

Esto no es mas que la continuación del acoso al cual ha sido sometido Gorki por parte de la policía y el delegado del Poder Popular, que cuenta con la colaboración de vulgares chivatos barrioteros. Hace solo dos meses, el 17 de junio, Gorki fue llevado a una estación policial por el mismo delegado del Poder Popular, quien lo amenazó con la cárcel por su conducta "antisocial", de un modo bastante gangsteril como quedó recogido en la la grabación clandestina que hicera Gorki de esa citación policial, en la cual tambien puede escucharse su elección de seguir con su arte y el rechazo a la pretensión del delegado a que firmara un acta de peligrosidad.

Este nuevo episodio de acoso y persecución ocurre justo cuando Porno Para Ricardo se encuentra en medio de la grabación de su nuevo disco, lo cual elimina cualquier posibilidad de que este escalamiento represivo pueda calificarse de coincidencia?. En Cuba, la voz de los valientes es silenciada por el régimen, que no vacila en utilizar intimidación y fuerza.

Por tanto, y en consonancia con el clima de opresión que reina en Cuba -según nos informa el padre de Gorki- lo tendrán detenido hasta el jueves, hasta que le hagan un juicio por peligrosidad y la condena que le impongan puede ser de uno a cuatro años. Ese es el precio de vivir con valentía, pensar por si mismo, y de hablar sin pelos en la lengua.
Por favor distribuyan esta noticia a todas sus listas de correos, blogs, programas de radio y televisión.
¡Que liberen a Gorki!
¡Free Gorki!
Read more

PIA MC HABANA´S LONELY HEADS CLUB BAND, por Orlando Luis Pardo Lazo.


LA HABANA, miércoles 20·08·2008 (Agencia de Prensa Fonts·125). El más reciente blog in-the-pendiente cubano ha salido a la luz impública internetcional, tras el reciente lanzamiento del espacio web autotitulado PIA MC HABANA (http://piamchabana.blogspot.com/)

El motto del referido blog es una suerte de anti-teorema no tan tórrido como vacuo que, dada su levísima brevedad ingrávida, merece ser transcrito in extenso a continuación:

Anti-Dühring & Anti-Kapital / Anti-Hegel & Anti-Tesis / Anti-Darwin & Anti-Dadá / Anti-Establishment & Anti-Establo / Anti-Narco & Anti-Anarquía / Anti-Freud & Anti-Fuck / Anti-Beatles & Anti-Rollings / Anti-Orígenes & Anti-Ciclón / Anti-System & Anti-Diáspora / Anti-Materia & Anti-Materialismo / Anti-Cristo & Anti-Castro / Anti-Logos & Anti-Sema / Anti-Nigger & Anti-Nietzsche / Anti-Corpus & Anti-Cacharro / Anti-Telos & Anti-Epos / Anti-Generación·Y & Anti-G·2 / Anti-Gay & Anti-Pathos / Anti-Arte & Anti-Real / Anti-Hitech & Anti-Naif / Anti-Blog & Anti-Bloqueo / Anti-Anti & Anti-&: Cubil oPOSTsitor Anti-Escritural de Pia McHabana.

Y eso es todo para empezar.

El resto son los nueve nuevos posts firmados por Pia McHabana, esa suerte de fantomas que recorre América.

Nueve nuevas cagarrutias de pájaro loco lírico.

Cañonazo de las nueve contra todo cánon cáustico concebido en cualquier claustro académico.

Tampoco vale la pena comentar semejante estado de desescritura terminal.

Lo más sensato ahora sería dejar correr esta suerte de aliteratura o newrrativa de máxima ilegibilidad.

Cuando más, sumarnos negativamente o peyorar en positivo a este "club de los cabezones solitarios de Pia McHabana", como ella misma lo anuncia en un cabezal de su blog.

Cuando menos, reproducir también in extenso esta seudodislalia disléxica que intenta bloquear el tráfico de lee-y-pon, tan caro y característico de nuestra incipiente blogosfera insipiente.

Ecce texti (al menos por esta vez, los comentarios a "Fogonero Emergente" pueden ser forwardeados al cuartel virtual donde radica y acaso se radicaliza Pia McHabana: piamchabana@gmail.com):

1. NOW NIGHT NOTHING

Es especialmente ridículo ser la cliente número 10,000,000 que se crea un blog Made In Cuba. Narcisismo incontinente versus Socialipsismo insular. Let it read. Hacerse leer versus excribir. Desde los revolcadores diarios de habanadebris hasta los recolectores de impuestos habanabíblicos, pasando por los posts reflejos de nuestro Premier: toda Cuba ya ha blogueado primero que yo. Rabia antes que ridículo. Ser la última de la cola del blog: last but not least. Ahora que es de noche en La Hanada. Horario roto de ratas versus rateros. Ahora que nadie nos ve, tú no se lo digas a nadie. De esto es de lo único que todavía se habla. Antes que amanezca. From dusk till dawn. Ahora es. Now is the moment.

2. AMABILIS CORDIS

Dolor de cordal. El diente 38 asomándose de lado y detrás de la última muela convencional (odontológicamente, esto es un barbarismo). El diente 38 abajo y al fondo. Mandíbula izquierda que amanece pidiendo anestesia. Toda la encía inflamada alrededor. El diente 38 al fondo y abajo. Hacer buches de cualquier cosa que no venga muy al caso. Tomar cualquier antibiótico medio vencido y casi gratis, pero de importación. El diente 38 en la lotería clandestina: macao, dinero, todo sirve contra el dolor de cordal. Todo sirve contra el dolor. Todo sirve. Somos eso. Soy eso. Eres eso también. Resta de poquedades o ristra de poquenadas (porquenadas). Usamos lo que funciona aunque no sea eso. Cubapraxis Ltd. Usamos lo que funciona como si fuera eso. Simulahabana SA. Nadie puede escapar. Ninguno. Ni yo. Tú tampoco. Cuba te hinca y te incuba hasta que un jueves se te incrusta abajo en la encía vestibular. El diente 38 en la lotería clandestina cubana: dinero, macao, molusco con dolor inflamado detrás de la última muela convencional. El diente 38 asomando la corona cariada desde su concha de hueso mandibular. Amanecer con dolor de cordales. No demasiado. Una molestia casi amable. Definitivamente cordial. Por el momento no hace falta una cuerda para colgarnos (de niños, los dientes de leche nos lo sacaban con un cordel). Aún nos queda bastante cuerda para paliar la locura. Memorándum de que Pia McHabana todavía insiste en existir (ontológicamente, esto equivaldría a resucitar/resistir: resurresistencia insurgente o por lo menos insultante o insulsa; nunca insular). Por favor, fasten your seat-belts, s'il vous plaît: el último blog clandestino cubano (primer blog público subnacional) con destino a Desatino Clowntry despegará on-time/on-line tan pronto amaine nuestro dolor de cordal. Tan pronto amaine nuestro dolor. Tan pronto amaine. (38 suena no tanto a diente sediento de cirugía como a una magnífica edad para recogerlo todo y recomenzar.)

3. 8 / 8 / 8

Regla del ocho: de Osho, de Oshá. Aquí y ahora. Presenteterno metido en un termo subnacional. El 8 es un signo de infinito puesto de pie. Interrogatorio invertido sin solución. No hay mayor muerte que la mentira. Ver los sueños como la vida. En cualquier templo cabe el resto del universo (restos resabiosos de lo real: rimbombancia rancia de la r). Es amoroso el peligro. Pasadobsoleto expulsado de un paraíso parapolicial. El signo de infinito es un 8 tendido como un cadáver. Solución inventada sin interrogatorio. Futuramas fatuos de un agosto ahora y aquí. Regla de Osho, de Oshá: del 2008.

4. IRMA LLORANDO

Tiene más de 90 años. Tal vez casi 100. Todavía camina sola. Se aguanta de las rejas, columnas y matas. Camina por la acera. Sola. Avanzando. La conozco desde pequeña. Irma siempre tuvo más de 90 años. Tal vez casi 100. Avanza temblorosa. Aguantándose a los objetos del barrio. Todo un siglo XX que viaja de su portal a mi sala. Irma siempre viene a comprar cigarros. Cigarros cubanos al menudeo. Populares y Criollos al por menor: a 40 y 50 centavos nacionales cada cigarro. Irma avanza con un par de pesos temblándole en una mano. Con la otra se aferra a los objetos del barrio y así avanza. Sola. Por la acera. Irma llorando. Y este detalle es impresionante. Porque no está loca. Ni senil. Ni siquiera muy triste. Irma desde que la conozco solloza cada un par de palabras. O pesos. O cigarros de mala marca (la peor picadura popular o criolla). Irma llega llorando a mi casa. Compra llorando y enseguida se va. Es como un tic nervioso. Sin lágrimas. Un susurro nasal. Un toque de desamparo o pánico que le desencaja la cara. Y entonces regresa con sus más de 90 años. Tal vez casi 100. Dando tumbos de mi portal a su sala. En una mano un par de cigarros. Con la otra se aguanta a los objetos del barrio. Por la acera. Sola. Así en la paz como en la guerra. Así en Lawton como en la eternidad. Así en La Habana como en la muerte. Así en Cuba como en ninguna otra parte. Irma llorando.

5. SMOG CHINOISE

En mil y una noches de transmisiones chinescas, sólo ahora en la televisión cubana sale fotografiado el smog. Beijing es una burbuja de debris aéreo y nadie en el Comité Olímpico Internacional notó a tiempo esa nata. Mejor así. Los atletas ahora competirán en suspense. O con máscaras antigás: los ciclistas yanquis ya ensayaron un performance al respecto, pero después pidieron perdón. Humo milenario sobre la ciudad capital: antorchas y fuegos artificiales atizados por un viento de utilería digital. Un solo país, dos sistemas; dos países, un solo sistema: 2008 partículas opacas por milímetro cúbico del Gran Paredón (una ex-muralla turística que para colmo ya ni se ve desde el cosmos), polvillo coriciento de un estornudo aplazado desde Tiananmén. Beijing the Beautiful. Smog con smoking. Palitos chinos enchumbados en una sosa salsa de soya, caligramática de cinco círculos encarcelados entre sí: maripositas chinas en technicolor que no vuelan sin los cables del titiritero, marionetas de pandas a punto ya de extinción. Pasarela fashion como parodia de la Glam Marcha. Smog on the Water-Closet de una ciudadela púrpura prohibida post-imperial. Retahíla de récords. Serán, como todos, "los mejores Juegos Olímpicos de la historia moderna". Aún así es sólo un juego. Después vendrá el thriller del reconteo de atletas en cada delegación: apátridas y repatriados, mercenarios y medallistas (todo un argot de combate para el próximo tetraenio, en un ciclo cósmico mitad cómico y mitad cansón). Una chanson chinoise con versículos apócrifos del ex-líder Mao. Beijing the Beast. En mil y una noches de transmisiones cubanescas, sólo ahora en la televisión china sale fotografiado el smog. Mejor así.

6. SOBRE EL ZAR SOVIETZHENITSIN

Diciembre 11, 1918: Solzhenitsin nace medio año antes que mi padre. Agosto 3, 2008: Solzhenitsin muere un domingo tarde como mi padre, pero casi una década después. Solzhenitsin y mi padre miraron a Rusia desde una distancia de postguerra próxima y sobrecogedora, sin creer del todo en la palabra soviets, si se compara con la palabra zar. Solzhenitsin y mi padre coincidieron en algunas ideas proféticas, tristes y desproporcionadas. Los ojillos de ambos se parecen mucho en algunos retratos de la vejez. Escribieron con fe enferma. No se leyeron mutuamente, pero a los dos los leí con asombro yo. Con suerte, los desleí. Ahora retomo los tomos de uno y otro. Solzhenitsin, mi padre y yo formamos una extraña ouija donde yo funjo y finjo de mediocre médium.

7. CISNE

Lame el bollo de la libélula salvaje.

Ama el modo en que ella ignora que tú insistes.

8. EPITAFIO

Pía espía que expía del pí al pá en plena plaza de una utopía tupida. Pinacoteca de pingas que ya no hacen ni pis. Pasividad impertinente de premier póstumo tras permanecer preso un período demasiado penoso en su despacho del palacio presidencial. Conspicua promiscuidad de la palabra p. Sin permiso para paladear. Ni paliar los problemas. Sin piedad contra la peste del pensamiento propio en tanto tonta pasta común, sin pathos personalizado ni el pulso persuasivo que proviene de la propiedad privada. Pía impía de la post-Habanada nuestra que estás en el polvo. Putrefacto permanezca siempre tu nombre como garantía premórtem de salvación. Petrificada estés siempre en tu sobrevida como promesa precaria de que pronto vas a resucitar. Patriefacta y patrificada seas, Habanada umbría ahora ya sin hombría. Me permito el placer de apisonar tus lápidas apócrifas antes de que despiertes en paz. En pus. En pis. Améen. Ha sido un privilegio la ocasión de esta provocación. Punto final. Puaf.

9. DURAMADRE DURAS

Post del 25 de agosto de 1979, manuscrito en la agenda analógica de Marguerite Duras: El mar está gris, negro en el horizonte, llano, pesado, con densidad de hierro. Veleros inmóviles, sellados al mar de hierro. Las siluetas de los paseantes de la playa son del mismo color negro del horizonte. Luego, viento. Por la tarde, todo se deshace, azulea, vuelve al movimiento.

Post mío de otro 25 de agosto que persiste en Cuba tres decadentes décadas después. Los colores son los mismos, acaso más pixelados por la embolia de una era post-digital. El mar y la línea claustrofóbica del horizonte siguen siendo la libertad y, en consecuencia, un mal absoluto para los cubanos. Enfermedad férrea, sin fe. Flatulenta antes que fatua. También persiste la paz pírrica de los paseantes, pacientes en pena. Por supuesto, jamás hubo veleros en el malecón (Margarita, está tan fea la mar, la merd...). Sólo hubo inmóviles noches en vela bajo el soberano corte de electricidad: racionamiento híper-racionalista de luz, apagón sin parangón en la historia de Linternamérica. No hay papeles protagónicos en este histórico film. Sólo hay extras histéricos, encasillados en un guión incivil filmable en blanco y negro: texto inflamable y firmable por la propia Marguerite Duras. Hiroshimabana, mon amour. Todo lo sólido se derrite en su deseo de aire. Totalitarismo del éter: éterotalitarismo homofóbico (de fobia al hombre). Nadie nunca ha visto nada de nuestra Habaniroshima particular. Por el momento, disfrutamos de este escenario ocioso (de naturaleza ósea). Aún nos falta el disparate o el disparo de una voz de ¡acción...! Ya luego comprobaremos que no habrá quién cojones cumpla la contra-orden de ¡corten...! El desenlace será un plano secuencia sensacional, no importa lo que anote en su agenda dentro de treinta agostos nuestra augusta Marguerite Duras.


-----ENDS----
Read more

Lunes de Post-Revolución, por Orlando Luis Pardo Lazo: SOLZHENITSIN EXPLICADO A LOS NIÑOS

Se sigue a la caza del disidente, del Solzhenitsin del trópico,
sin analizar a fondo la originalidad de nuestro proceso cultural.
Si ese Solzhenitsin debuta al fin, con maracas y sombrero de yarey,
en el lobby de algún hotel de La Habana o Varadero, no es demasiado importante:
los intelectuales cubanos siguen haciendo contribuciones a la herejía mayor,
a la revolución, a este presente de imaginación, resistencia y fundación.

ABEL PRIETO (El País, Madrid, 20 / 02 / 1996).


1) Parece un libro de difusión cultural. En su momento tal vez lo fue. Técnicamente, según la "Advertencia del Autor" (Tomás Rezác), La espiral de la traición de Solzhenitsin es "el acta patológico-anatómica de defunción del cadáver de un traidor". Límpido lenguaje para un "publicista checoslovaco", "hijo de escritores famosos", que "se ha propuesto la tarea de hacer, en el plano realista, un retrato biográfico, psicológico, político y literario de Alexandr Isáevich Solzhenitsin", según la "Advertencia de la Editorial Progreso" (Moscú, 1978): ¿no se advierte una amenazante aliteración en la palabra advertencia...? Precio paleohistórico de la edición cubana de La espiral de la traición de Solzhenitsin (Arte y Literatura, La Habana, 1979): a lo sumo, un peso en moneda nacional (copyright de Tomás Rezác). Una ganga casi gratis para la época y el lugar. 300 páginas en papel gaceta de combustión lenta. Precio posmoderno en agosto de 2008 (como libro de uso en una librería sin uso del reparto Juanelo): tres pesos en moneda nacional. Definitivamente, estamos ante una literatura de valores muy rígidos. Apenas inflacionable. Un libro que es el reverso de "ese estar hablando una especie de checo que la oreja Estado no entiende" (Carlos Alberto Aguilera, "El arte del desvío", Diáspora(s) 7/8, 2002). Un libro escrito en checo chequista para que resuene bien claro en los tímpanos o témpanos del Estado Total (las siglas ET hoy sólo remiten a un filme clásico infantil). Un libro que se suma al panfleto patético y a la entrevista televisada de dos compañeros de infancia de Solzhenitsin (K. Simonián y N. Vitkiévich, respectivamente). Un libro tan por encargo como la autobiografía de Natalia R (primera esposa de Solzhenitsin). En cualquier caso, todos son textos canónicos que coinciden coreográficamente en que nuestro hombre en el gulag fue un solapado soplón. Y el affaire Vetrov ficcionalizado por la KGB le da el punto póstumo de verosimilitud a este borsh: Solzhenitisin fue un Premio Nobel nada noble, sino un contumaz chivatón.

2) Él quería morir en verano. Y murió en verano. Él quería morir en su casa. Y murió en su casa. Debo decirles que tuvo una vida muy difícil, pero también feliz: dice Natalia S, segunda esposa y viuda reciente de Solzhenitsin. La saga de La rueda roja, que empezó con su novela Agosto, 1914, terminó casi un siglo después en agosto de 2008.

3) En efecto, Alexandr Isáevich Solzhenitsin ha muerto por fin (1918-2008). Como no se puso al lado de quien sí se puso al lado de los pobres, supongo que no merezca demasiado honor (ver la despedida de duelo que Marx mereció de Martí). En junio de 2007, el presidente ruso Vladimir Putin (ex-agente de la KGB) le impuso a tiempo el Premio Estatal de Rusia, después que el propio Solzhenitsin lo rechazara de Mijail Gorbachov primero (1990) y de Boris Yeltsin después (1998). Solzhenitsin no parecía tener mucha prisa para bajar el telón. Hasta en sus últimas fotos se le veía confiado como un pope patriarca, sin patria pero sin parkinson. Con su venerable barba de novelista-profeta y la frentona decimonónica de enciclopedista en este caso de la Reacción: era una suerte de Ivantelectual el Terrible. Un "León Tolstoi del siglo XX" que, en tanto protagonista de una época sin la épica del PCUS, no debía sobrevivir mucho más. Puesto un pie ya en el estribo, su bizarra catedral bizantina hizo aguas en la cloaca mercadotécnica de la pismodernidad: ahí están las ciudades de Macscú y de Saint-Petersburgerking para probarlo. Y ahí está Vladimir Putin de nuevo (ahora en el rol de ex-presidente), doblado de pena diplomática entre la bandera tricolor y el solzheféretro en capilla ardiente (expuesto en la sala de actos de la Academia de Ciencias de Rusia), antes de depositar un romo ramo de rosas rojas (conspicuo color) y darle un abrasivo abrazo a la viuda reciente de nuestro autor. Good-bye, Solzhenin: podría ser el próximo guión de despedida de los alemanes Wolfgang Becker y Bernd Lichtenberg.

4) Yuri Liubímov, director de teatro: Él fue nuestro Homero. En Izvestia, decano de la prensa rusa: Solzhenitsin nos enderezó el alma a muchos de nosotros (en algún otro sitio se le llama "la conciencia de Rusia"). Solzhenitsin an sich (novela El primer círculo, 1959): Cada vez que empezaba algo de cierta envergadura, se prometía a sí mismo y le decía a sus amigos que esta vez no haría concesiones a nada ni a nadie, que esta vez sí escribiría un libro auténtico (Tomás Rezác tal vez también se dijo lo mismo veinte años después). El órgano local Kommersant aportó su poco de poesía periodística: El hombre del que nos despedimos hoy se merece todos los epítetos que le han dedicado tras su muerte: incómodo, brusco, confuso, altanero, humano, profeta, amenazador, conflictivo, huraño, a veces genial, a veces ingenuo. Obituario de El País encargado a Juan Cruz: Oscurecido por el tiempo, recluido, convertido casi en un monje melancólico, enjuto, casi un retrato religioso del realismo soviético. Ya desde junio de 1993, el entonces presidente ruso Boris Yeltsin (de visita en los USA donde envejecía en paz Solzhenitsin) le había asegurado por teléfono que él era un gran hijo de Rusia. Una década exacta antes, al obtener el "Premio Templeton para el Progreso de la Religión" de manos del príncipe Felipe de Edimburgo, se le definió como un pionero del renacimiento de la religión en los países ateos. Del fundador del Partido Nacional Bolchevique, Eduard Limonov (también pateado de la URSS a los USA), es mejor no averiguar demasiado ahora: este escritor furibundo, autor de Russian Psycho y otros atracos por el estilo, en su momento fue descrito por Solzhenitsin como "un pequeño insecto que escribe pornografía" (además acusó a Limonov, entre otras retribuciones de compatriota, de ¡¡¡traidor a la patria que contribuyó a la caída de la URSS!!!). Finalmente, el periódico Granma (órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba) resume ahora su epitafio estéticamente más efectivo: MURIÓ SOLZHENITSIN —El escritor ruso Alexander Solzhenitsin murió a los 89 años víctima de un ataque cardiaco. Ganó el Premio Nobel en 1970 alentado por círculos en Europa y EE.UU. que ensalzaron y manipularon el antisovietismo del autor. Su novela Un día en la vida de Iván Denísovich fue su mejor pieza literaria. En los últimos años mostró su desencanto ante los brotes de capitalismo salvaje luego de la caída del campo socialista. (SE)

5) Leí a Solzhenitsin de viejo, mucho después de haber olvidado la joyita infame de Tomás Rezác. Hipocondriacamente, Pabellón de Cáncer sigue siendo mi preferido. En el corazón infartado de La Habana de los 90´s, yo he sufrido en carne propia esos mismos hospitales obligatoriamente gratuitos al margen del Estado y de Dios. Salas trancadas con candados. Baños albañales. De día un calor letárgico y de noche un frío de siberiada. La potencia miérdica clínicubana prêt-à-porter. Cuerpos de Guardia pesadillescos y cochambrosos, atestados de mendigos y policías y teléfonos que no funcionan (en una de esas madrugadas asmáticas coincidí con el ahora presidente de la UNEAC Miguel Barnet, que sostenía a una anciana milenaria como la muerte). Camillas recicladas y percudidas. "Estudianticos" bolivianos y/o bolivarianos partidos de sueño y sin coca para mascar. Las eternas mudadas de sala, según el diagnóstico varíe o desvaríe o por fin aparezca un somatón sano en cualquier otro hospital. Hipoliterariamente, se supone que Un día en la vida de Iván Denísovish sea una masterpiece (hasta en el Granma lo reconocen así), pero híperpolíticamente yo me quedo con Archipiélago Gulag. Y no tanto por la secuencia pulp-URSS de torturas y autofagocitosis dentro de la CCCP, sino porque en ese mamotreto leí unas imágenes sangrientamente documentadas de un Lenin que todavía hoy me da pánico. Y también porque de ahí sale toda una contra-historia secreta del siglo XX y, en específico, de la Segunda Guerra Mundial o Gran Guerra Patria: lo que incluye la tragicomedia del general Vlásov, y la de los pueblos peloteados entre Mostalin y Hitlerlín (como en un gran match de ping-pong, hasta ver quién era el más pingúo entre ellos dos). El resto de su Solzhescritura es bastante bueno, y hasta le aplaudo aquel Premio Nobel negociado justo en el instante peor (él ni siquiera salió de Rusia a buscarlo por la paranoia de que no lo dejarían re-entrar), pero a la luz de las dioptrías delirantes de mi lupa-lector, en general esos restos ya no me interesan igual (de su poesía, mejor me callo por respeto, al menos mientras dure su luto de lujo).

6) Tomás Rezác, en La espiral de la traición de Solzhenitsin, logra un ortodoxo Evangelio según Satanzhenitsin (saña anti-Sania). Hay de todo para todas las edades (yo lo leí con cerca de 12 años). Ya sabemos, por estadística elemental, que el delator Solzhenitsin cumplía órdenes como un personaje del checo Jaroslav Hasek: el escritor funcionaba como El Buenazo Soldado Shveik durante su década destacada en el archipiélago gulag (Solshveiknitsin). Ahora también disfrutaremos de su papel de adulto adúltero, "engañando miserablemente a su esposa": "es posible que la lista de sus amantes, desde el momento en que fue publicado Un día de Iván Denísovich [1962] hasta el momento en que fue expulsado de la URSS [1974], constituya toda una guía de teléfonos" (el exilio político antisoviético era un clan de "psicópatas" o, cuando menos, de "erotómanos enfermizos"). Y, acaso como un bonus-track al buen lector occidental, Rezác despliega toda una divertida rezáca de lexemas peyorativos: "gran calculador", "ansias ilimitadas de dinero y gloria", "manía de grandeza", "complejo de inferioridad que a menudo lo hacía agresivo" ante la "conciencia de su fracaso literario", "está convencido de que es genial", "mendigo", "Morsa" (su mejor mote de infancia, de donde su rostro arrastra una cicatriz), "desgarrado por el rencor cada vez que su esposa recibía elogios", "el cinismo más crudo", "egoísta redomado y un ser vil", "naturaleza inconsecuente y contradictoria", "papel de payaso", "impaciente y desenfrenado", "aprovechaba la menor oportunidad para desatar un torrente de palabras inconexas", "extraordinaria soberbia", "habilidad innata, casi genial para intriga", "le robaba las papas a Agrafena Ivánovna Folomkina" y "les quitaba su mesita a los viejecitos de Riazán", "ilimitada vanidad", "poseído de una idea única: ¡vengarse...! ¡vengarse de los escritores...!" y, por supuesto, "aptitud para traicionar a todos y a todo". Sospecho que este Rezachenitsin en checo del chequista Tomás, de haber sido narrado desde la ficción y no desde el informe contra sí mismo, pudo ser uno de los personajes más sabrosos de la novelística fraguada en acero del lado oriental del Telón.

7) En cualquier variante, la verdadera novela criminal del imperio soviético no fue ninguna de las mil y una obras de Solzherezade (a los efectos de la Realpolitik, sólo fue otro diablillo disidente de la intelectualidad), sino del súper-agente secreto Pável Sudoplátov. En su libro Operaciones especiales asistimos a la génesis de una mafia nada ideologizada que, de haber tenido la oportunidad (la tuvo, pero no se enteró), ahora sometería al planeta entero desde un buró borrachito-barrigón en las bodegas del Kremlin. Las Operaciones especiales de Pável Sudoplátov eructan toda la sangre que se espera de una novela negra (o, mejor, roja). Pero, en este caso, su contra-historia del siglo XX nos deja sin ganas de leer una segunda parte y sin voz para entonar en el XXI las notas desafinadas de La Criminternacional.

8) A la leve levo-intelectualidad europea no le cayó muy en gracia el exilio de Solzhenitsin. En los años 70´s casi lo acusan de haberse hecho expulsar de la URSS, de arrinconar la paciencia que las autoridades soviéticas tuvieron con él. Bastó con que Solzhenitsin declarara in situ que la España de 1976 le parecía un paraíso porque eran "libres para residir en cualquier parte y de trasladarse a cualquier lugar", y porque podían adquirir los "principales periódicos extranjeros" y "utilizar libremente las fotocopiadoras" (amén de que "se toleran las huelgas"). Inmediatamente le fue encima un alef maléfico más impactante que el de Tomás Rezác (por estar publicado no en Arte y Literatura, sino en la prensa más progresista de aquella época): "un escándalo", "una vergüenza", "paranoico clínicamente puro", "un Nobel por nada", "el heraldo de la tristeza", "un stalinismo antiestalinista", "está contra Europa", "graznidos de aves agoreras", "miente a cada instante", "multimillonario a costa de los sufrimientos de sus compatriotas", "enclenque", "chorizo", "mendigo desvergonzado", "bandido", "hipócrita", "siervo" ("siervo servil", diría Virgilio Piñera), "¿quién habrá pagado el spot de don Alexandr?", "estilo de music-hall", "este caballero tiene pasta de showman", "la barba de Solzhenitsin parece la de un cómico de pueblo", "el escritor ruso hace reír al gallinero" y, por supuesto, el colofón venenoso de Juan Benet: "los campos de concentración subsistirán y deben subsistir. Tal vez deberían estar un poco mejor guardados a fin de que personas como Alexandr Solzhenitsin no puedan salir de ellos".

9) 9 de febrero de 1945: "Solzhenitsin se sintió un hombre feliz. Iba al encuentro de una vida libre de todo peligro. Allá, en la lejanía, donde no estallan los proyectiles ni silban las balas, y donde en cada segundo que pasa no hay que temer ni al estallido de las minas ni al de las bombas" (es decir, iba preso a la retaguardia). Según Tomás Rezác, el capitán de artillería Solzhenitsin, condecorado dos veces, al término de la guerra "se siente sobrecogido de pánico, del miedo animal más común", por lo que elabora todo un "plan para salvar su propia vida". Y, entre otras solzhimañas, él escribe cartas personales comprometedoras para que la censura militar las detecte. Ya luego sólo sería cuestión de esperar confiado por "la amnistía que se dictará después de la victoria", tal como hizo tras la revolución de 1905 el zar Nicolás II con los presos políticos. Así que, en principio, "Solzhenitsin esperaba su arresto". Y, toda vez consumado este con la precisión de una naranja mecánica, experimentó entonces una hebertopadíllica "sed insaciable de acusar, de querer con ello aniquilar a las personas que le eran más íntimas": esta "necesidad irracional" de desenmascarar a los enemigos del pueblo incluyó a su primera Natalia, a quien después acusaría también de ser agente de la KGB. El resto es simple: casi una década preso en diferentes isletas del archipiélago gulag. La amnistía de julio de 1945 perdonó sólo a los "ladronzuelos y estafadores menudos y a delincuentes de todo tipo sancionados por delitos menores: gentes flojas de carácter o que se han extraviado en el complicado juego que recibe el nombre de vida". Y el resto sabe a parodia de Presidio Modelo repusblicano: "paseaba por calzadas bordeadas por árboles de tilo", con "libre acceso a todo el territorio que abarcaba la prisión" y "breves charlas en las habitaciones reservadas para los visitantes de las prisiones moscovitas", podía "escribir y recibir cartas sin traba alguna", "recibir cualquier libro proveniente de los amplísimos fondos de las bibliotecas científicas y universitarias soviéticas" y leerlo "mientras masca con desgano el chocolate que le envía su esposa". Como "no existían casi custodios", la conclusión es que "los reclusos experimentan aquí la mayor sensación de bienestar", pues "el regímen era muy suave, nadie le ordenaba nada a nadie": un parapolicial "paraíso, que llamaban sharashka". Aunque Solzhenitsin, por supuesto, "con el tono quejón de un señorito caprichoso, se lamenta de lo difícil que es su vida de recluso". Evidentemente, él era uno de esos "réprobos en el paraíso" de que hablara el réprobo del paraíso Mario Vargas Llosa en La verdad de las mentiras. Es probable que, para su total rehabilitación UMÁPica mediante el trabajo, a Solzhenitsin le hubiera asentado mejor una temporada con Gao Er Tai en los campos chinos de Jiabiangu, donde los condenados, como atletas sembrados avant la lettre para Beijing 2008, "corrían con la sonrisa en los labios y gritaban ¡hai..., hai!", para así "expresar nuestro sentimiento de dicha", pues allí dentro, sin siquiera "precisar la duración de la pena", olímpicamente "nadábamos en la felicidad, y no éramos capaces de tomar conciencia de ello".

10) El novelista kirguís kirguís Chinguiz Aitmátov también había muerto semanas atrás, en Nuremberg. Tenía diez años menos que Solzhenitsin, pero sus cumpleaños se rozaron durante todo un siglo XX en ese instante de medianoche que conecta los días 11 y 12 de cada diciembre blanqueado. Supongo que esto no signifique nada en especial. Y ojalá que tampoco sea una mala traducción de algún verso de guerramor post-soviético en prosa. A lo más, podría ser parte de ese insoportable sopor fantasmático tan propio de Rusia, que incluso Lenin ya había calificado de oblomovismo (no confundir con su parónimo inmovilismo). Como acaso también lo sean estas penúltimas declaraciones de Solzhenitsin al borde de su embolia fatal: Al término de mi vida, puedo desear que el material histórico que yo he recopilado entre en la conciencia y en la memoria de mis compatriotas. En nuestra amarga experiencia nacional, si se produjeran nuevas condiciones sociales inestables, nos ayudará a prevenir fracasos funestos. "Rusia, ya tus gastadas retrancas no suenan": recordé enseguida "uno de esos versos blancos que Blok escribiera antes de su famoso Campo Kulikovo", mal traducido en el poemario Cabezas del cubano exiliado Pedro Marqués de Armas (Unión, 2002). "Habría que leerlo despaciosamente". Ru-sia-ya-tus-gas-ta-das-re-tran-cas-no-sue-nan: "acaso una locomotora que se ha detenido y la nieve cubre". Una fuerte lluvia casi del trópico caía sobre la capital durante el velatorio del viejo novelista repatriado. Y, ya sabemos, Moscú tampoco cree en aguaceros de agosto como derecho de autor.

------------exit-----------

Read more

Zoé Valdés

Read more

La posible ejecución de dos jóvenes iraníes


Un mensaje de Amnistía Internacional

Querido amigo, Querida amiga:

Alrededor del próximo día 12 de agosto dos jóvenes iraníes, Behnoud y Mohammad, de 20 y 21 años, pueden ser ejecutados. Probablemente serán colgados de una grúa. Fueron condenados a pena de muerte por delitos cometidos cuando eran menores de edad.

Irán es el país que más menores ejecuta, en contra de sus compromisos internacionales y del derecho internacional. Sin embargo, ya se ha conseguido incluso el perdón de otros sentenciados, como recientemente en el caso de Saeed Jazee.

Poder salvar las vidas de Mohammad y Behnoud es cuestión de muy poco tiempo, pero si actuamos juntos podemos lograrlo. Por eso te pido dos cosas:

* Firma para salvar a Behnoud y a Mohammad

* Reenvía este mensaje a tus contactos

En nombre de Behnoud y Mohammad, recibe nuestro más sincero agradecimiento,

Esteban Beltrán
Director – Amnistía Internacional
Sección Española.


Read more

Jean Baudrillard: El Espíritu del Terrorismo

Le Monde, 3 de noviembre de 2001.

Traducción de Luis Antonio Ramírez.

Hemos tenido acontecimientos mundiales –de la muerte de Diana al mundial de fútbol–, o acontecimientos violentos y reales, de guerras a genocidios. Pero, acontecimiento simbólico de envergadura mundial, es decir, no solamente de difusión mundial, sino que ponga también en jaque la mundialización misma, no habíamos tenido ninguno. A lo largo de aquel estancamiento de los años 90 acontecía la “cesación de los acontecimientos” (según la expresión del escritor argentino Macedonio Fernández). Pues bien, la cesación ha terminado. Los acontecimientos han levantado la huelga. Aún hay algo de que ocuparnos; con los atentados de Nueva York y del World Trade Center, tenemos el acontecimiento absoluto, la “madre” de los acontecimientos, el acontecimiento puro que concentra en él todos los acontecimientos que no han tenido lugar nunca.

Todo el juego de la historia y del poder se ha trastocado, pero también las condiciones del análisis. Hay que tomarse el tiempo, pues mientras que los acontecimientos estaban estancados, era preciso anticiparse e ir más rápido que ellos, y cuando se aceleran a este punto, hay que ir más lento. Con todo, no hay que dejarse sepultar bajo el fárrago del discurso y la nube de la guerra, conservando al mismo tiempo intacto el fulgor inolvidable de las imágenes.

Todos los discursos y los comentarios revelan una gigantesca repulsión al acontecimiento mismo y a la fascinación que ejerce. La desaprobación moral y la unión sagrada contra el terrorismo están a la medida del prodigioso regocijo de ver destruir esta superpotencia mundial, más aún, de verla en cierto modo, destruirse a sí misma, suicidarse con señorío, pues es ella quien por su insoportable poder ha fomentado toda esta violencia infundida en el mundo, y por consecuencia, esta imaginación terrorista que (sin saberlo) nos habita a todos.

Que hayamos soñado este acontecimiento, que todo el mundo sin excepción lo haya soñado –porque nadie puede negar el imaginar la destrucción de una potencia que ha alcanzado tal hegemonía–, eso es lo que resulta inaceptable para la conciencia moral occidental, siendo sin embargo, un hecho que está justamente a la altura de la violencia patética de todos los discursos que quieren borrarlo.

Después de todo, son ellos quienes lo han hecho, pero somos nosotros quienes lo hemos querido. Si no se tiene en cuenta esto, el acontecimiento pierde toda dimensión simbólica; sería un accidente puro, un acto puramente arbitrario, la fantasmagoría sangrienta de algunos fanáticos a quienes tan sólo habría que suprimir. Ahora bien, sabemos perfectamente que no es así. De aquí parte todo el delirio contra-fóbico del exorcismo del mal: pues él está aquí, por todas partes, como un oscuro objeto del deseo. Sin esta complicidad profunda, el acontecimiento no tendría la repercusión que ha tenido, y en su estrategia simbólica, los terroristas saben sin duda alguna que pueden contar con esta complicidad inconfesable.

Esto sobrepasa con creces el odio hacia la potencia mundial por parte de los desheredados y los explotados, aquellos que han caído en el lado malo del orden mundial. Este malvado deseo está en el corazón mismo de aquellos que comparten los beneficios. La alergia a todo orden definitivo, a todo poder definitivo, afortunadamente es universal, y las dos torres del World Trade Center, justo en su gemelidad, encarnaban perfectamente ese orden definitivo.

No hay necesidad de una pulsión de muerte o de destrucción, ni incluso de efecto perverso. Lógica e inexorablemente, el incremento de poder de la potencia exacerba la voluntad de destruirla, siendo ella cómplice de su propia destrucción. Cuando las dos torres se desplomaron, se tenía la impresión de que respondían con su propio suicidio al suicidio de los pilotos-suicidas. Se ha dicho: “Dios no puede declararse la guerra a sí mismo”. Pues bien, sí puede. Occidente, en posición de Dios (de omnipotencia divina y legitimidad moral absoluta) se convierte en suicida y se declara la guerra a sí mismo.

Las innumerables películas-catástrofes dan testimonio de este fantasma que evidentemente conjuran en la imagen, diluyendo todo bajo los efectos especiales. Pero la atracción universal que ejercen, al igual que la pornografía, muestra que el paso al acto está siempre cerca –la veleidad de denegación de todo sistema es más fuerte en tanto se acerca a la perfección o a la omnipotencia.

De otro lado, es probable que los terroristas (¡tal como los expertos!) no hayan previsto el derrumbe de las Torres Gemelas, que fueron, mucho más que el pentágono, el shock simbólico más fuerte. El derrumbe simbólico de todo un sistema se ha llevado a cabo mediante una complicidad imprevisible, como si, derrumbándose a sí mismas, suicidándose, las torres hubiesen entrado en el juego para concluir el acontecimiento.

En un sentido, es el sistema entero quien, por su fragilidad interna, se presta para la acción inicial. En cuanto más se concentre mundialmente el sistema, constituyendo en últimas una única red, más vulnerable ha de volverse en un solo punto (desde el fondo de su computador portátil, un solitario hacker filipino había logrado ya lanzar el virus I love you, que dio la vuelta al mundo devastando redes enteras). En este caso, han sido dieciocho suicidas quienes desencadenaron un proceso catastrófico global gracias al arma absoluta de la muerte.

Cuando la situación es monopolizada así por la potencia mundial, cuando se está implicado en esta formidable condensación de todas las funciones mediante la maquinería tecnocrática y el pensamiento único, ¿qué otra vía hay diferente a una transmisión terrorista de situación? Es el sistema mismo quien ha creado las condiciones objetivas de esta retorsión brutal. Recogiendo todas las cartas para él, obliga al Otro a cambiar las reglas de juego. Y las nuevas reglas son feroces puesto que aquello que está en juego es feroz. En un sistema en el que el exceso de poder mismo plantea un desafío insoluble, los terroristas responden con un acto definitivo en el que el intercambio es también imposible. El terrorismo es el acto que restituye una singularidad irreductible en el corazón de un sistema de intercambio generalizado. Todas las singularidades (las especies, los individuos, las culturas) que han pagado con su muerte la instalación de una circulación mundial regida por una sola potencia, se vengan hoy mediante esta transmisión terrorista de situación.

Terror contra terror: ya no hay ideología detrás de todo esto. Ahora estamos mucho más lejos de lo ideológico y de lo político. Ninguna ideología, ninguna causa, ni siquiera islámica, puede dar cuenta de la energía que alimenta el terror. Esto ni siquiera apunta ya a transformar el mundo, esto apunta (como las herejías en su tiempo) a radicalizarlo mediante el sacrificio, mientras que el sistema pretende realizarlo mediante la fuerza.

El terrorismo, como los virus, está por todas partes. Hay una difusión mundial del terrorismo, algo así como la sombra producida por todo sistema de dominación dispuesto a despabilar en todas partes como un espía doble. Ya no hay línea de demarcación que permita delimitarlo, está en el corazón mismo de esta cultura que lo combate, y la fractura visible (y el odio) que opone sobre el plano mundial los explotados y los subdesarrollados al mundo occidental, une secretamente la fractura interna al sistema dominante. Éste puede hacer frente a todo antagonismo visible. Pero el otro posee una estructura virulenta –como si todo aparato de dominación secretara su antidispositivo, su propio fermento de desaparición– y contra esta forma de reversión casi automática de su propio poder el sistema es impotente. En consecuencia, el terrorismo es la onda de choque de esta reversión silenciosa.

No es pues un choque de civilizaciones ni de religiones, esto va mucho más lejos del Islam y de Estados Unidos, sobre los cuales se ha intentado focalizar el conflicto para dar la ilusión de un enfrentamiento visible y de una solución de fuerza. Se trata ciertamente de un antagonismo fundamental que, no obstante, señala a través del espectro de Estados Unidos (que es tal vez el epicentro, pero de ningún modo la encarnación de la mundialización por sí solo) y a través del espectro del Islam (que tampoco es la encarnación del terrorismo), la mundialización triunfante enfrentada consigo misma. En este sentido, se puede hablar sin duda de una guerra mundial, no la tercera, sino la cuarta y la única verdaderamente mundial, pues lo que pone en juego es la mundialización misma. Las dos primeras guerras mundiales respondían a la imagen clásica de la guerra. La primera puso fin a la supremacía de Europa y de la era colonial. La segunda puso fin al nazismo. La tercera –que sin duda tuvo lugar– bajo la forma de guerra fría y de disuasión, puso fin al comunismo. En el tránsito de una a otra, nos hemos acercado cada vez más a un orden mundial único. Habiendo llegado virtualmente a su término, éste se halla enfrentado hoy a las fuerzas antagonistas difundidas por doquier en el corazón mismo de lo mundial, en todas las convulsiones actuales. Guerra fractal de todas las células, de todas las singularidades que se sublevan bajo la forma de anticuerpos. Enfrentamiento tan inaprehensible que de vez en cuando es necesario salvar la idea de la guerra mediante unas escenografías espectaculares, tales como las del Golfo o actualmente la de Afganistán. Pero la cuarta está en otra parte. Está en lo que ronda a todo orden mundial, a toda dominación hegemónica (si el Islam dominara el mundo, el terrorismo se levantaría contra el Islam). Pues es el mundo mismo quien se resiste a la mundialización.

El terrorismo es inmoral. El acontecimiento del World Trade Center, ese desafío simbólico, es inmoral, y responde a una mundialización en sí misma inmoral. Entonces, seamos nosotros mismos inmorales, y si queremos comprender algo de esto, llevemos la mirada un poco más allá del Bien y del Mal. Ya que tenemos un acontecimiento que desafía no sólo la moral, sino también toda forma de interpretación, tratemos de tener la inteligencia del Mal. El punto crucial está justamente aquí: en el contrasentido total de la filosofía occidental, la [filosofía] de las Luces, en lo que corresponde a la relación del Bien con el Mal. Creemos ingenuamente que el progreso del Bien, su incremento de poder en todos los dominios (ciencias, técnicas, democracia, derechos humanos) corresponde a una derrota del Mal. Nadie parece haber comprendido que el Bien y el Mal aumentan su potencial al mismo tiempo y según el mismo movimiento. El triunfo de uno no acarrea la desaparición del otro, por el contrario. Se considera el Mal, metafísicamente, como una imperfección accidental, pero este axioma, de donde se desprenden todas las formas maniqueístas de lucha del Bien contra el Mal, es ilusorio. El Bien no reduce al Mal, ni tampoco a la inversa: son a la vez irreductibles el uno al otro y su relación es inextricable. En el fondo, el Bien sólo podría poner en jaque al Mal renunciando a ser el Bien, puesto que, apropiándose el monopolio mundial del poder, ocasiona por eso mismo un efecto reversible de una violencia proporcional.

En el universo tradicional había aún una balanza del Bien y del Mal según una relación dialéctica que aseguraba de algún modo la tensión y el equilibrio del universo moral, un poco como en la guerra fría, donde el cara-a-cara de las dos potencias aseguraba el equilibrio del terror. Así pues, ninguna supremacía del uno sobre el otro. Esta balanza se rompe a partir del momento en que haya una extrapolación total del Bien (hegemonía de lo positivo sobre cualquier forma de negatividad, exclusión de la muerte, de toda fuerza potencialmente adversa, triunfo de los valores del Bien en todo sentido). A partir de ahí, el equilibrio se ha roto, y es como si el Mal retomara entonces una autonomía invisible, desarrollándose en lo sucesivo de un modo exponencial.

Guardando las proporciones, es un poco lo que se ha producido en el orden político con la desaparición del comunismo y el triunfo mundial de la potencia liberal: surgió entonces un enemigo fantasmal, propagándose sobre todo el planeta, filtrándose por todos lados como un virus, surgiendo de todos los intersticios de la potencia: el Islam. Pero el Islam sólo es el frente móvil de cristalización de este antagonismo. Este antagonismo se halla en todas partes y en cada uno de nosotros. Así pues, terror contra terror. Pero terror asimétrico. Y es esta asimetría la que deja a la omnipotencia mundial completamente desarmada. En el enfrentamiento consigo misma, sólo puede hundirse en su propia lógica de relaciones, sin poder jugar sobre el terreno del desafío simbólico y de la muerte, de la cual ya no tiene ninguna idea puesto que la ha excluido de su propia cultura.

Hasta aquí, esta potencia integrante ha logrado con creces absorber y reabsorber toda crisis, toda negatividad, creando por esto mismo una situación profundamente desesperante (no sólo para los condenados de la tierra, sino también para los acomodados y los privilegiados, en su comodidad radical). El acontecimiento fundamental consiste en que los terroristas han cesado de suicidarse en pura pérdida, en que ponen en juego su propia muerte de manera ofensiva y eficaz, según una intuición estratégica que es simplemente la de la inmensa fragilidad del adversario, la de un sistema llegado a su cuasi-perfección, y de golpe vulnerable al más mínimo destello. Han logrado hacer de su propia muerte un arma absoluta contra un sistema que vive de la exclusión de la muerte, cuyo ideal es el de cero muerte. Todo sistema de cero muerte es un sistema de suma nula. Y todos los medios de disuasión y de destrucción nada pueden contra un enemigo que ha hecho ya de su muerte un arma contra-ofensiva. “¡Qué importan los bombardeos americanos! ¡Nuestros hombres tienen tanto deseo de morir como los americanos de vivir!”. De ahí la inequivalencia de los 7.000 muertos infligidos de un solo golpe a un sistema de cero muerte.

Así pues, aquí todo se juega desde la muerte, no sólo por la brutal irrupción de la muerte en directo, en tiempo real, sino además por la irrupción de una muerte mucho más que real: simbólica y sacrificial, es decir, el acontecimiento absoluto y sin apelación.

Tal es el espíritu del terrorismo.

No atacar nunca el sistema en términos de relaciones de fuerzas –éste es el imaginario (revolucionario) impuesto por el sistema mismo que sólo sobrevive induciendo sin cesar a quienes lo atacan a combatir sobre el terreno de la realidad que es por siempre el suyo–, sino desplazar la lucha a la esfera simbólica, donde la regla es la del desafío, de la reversión, de la sobrepuja. Tal como la muerte, a la que sólo puede respondérsele con una muerte igual o superior. Desafiar al sistema mediante un don al cual no puede corresponder más que con su propia muerte y su propio hundimiento.

La hipótesis terrorista consiste en que el sistema mismo se suicida en respuesta a los múltiples desafíos de la muerte y del suicidio. Pues ni el sistema ni el poder escapan en sí mismos a la obligación simbólica, y es sobre esta trampa que reposa la única oportunidad de su catástrofe. En este ciclo vertiginoso del imposible intercambio de la muerte, la muerte del terrorista es un punto infinitesimal que, no obstante, provoca una aspiración, un vacío y una convección enormes. Alrededor de este punto ínfimo, todo el sistema, de lo real y de la potencia se vuelve denso, tetánico, se encoge en sí mismo y se hunde en su propia sobre-eficacia.

La táctica del modelo terrorista es la de provocar un exceso de realidad y hacer que el sistema se hunda bajo este exceso de realidad. Todo el escarnio de la situación, al unísono con la violencia movilizada del poder, se vuelven contra él, pues los actos terroristas son a la vez el espejo exorbitante de su propia violencia y el modelo de una violencia simbólica que le es prohibida, de la única violencia que él no puede ejercer: la de su muerte.

Por esta razón, todo el poder visible no puede hacer nada contra la muerte ínfima, pero simbólica, de algunos individuos.

Es preciso reconocer la evidencia de que ha nacido un terrorismo nuevo, una forma de acción nueva que juega y se apropia de las reglas del juego para perturbarlo más. Esta gente no sólo lucha con armas desiguales, puesto que ponen en juego su propia muerte, a la cual no hay respuesta posible (“son unos cobardes”), sino que además se han apropiado de todas las armas de la potencia dominante. El dinero y la especulación bursátil, las tecnologías informáticas y aeronáuticas, la dimensión espectacular y las redes mediáticas: de la modernidad y la mundialidad han asimilado todo, sin cambiar su rumbo, que es el de destruirlas.

Colmo de la astucia, han utilizado la banalidad de la vida cotidiana americana como máscara y doble juego. Durmiendo en sus suburbios, leyendo y estudiando en familia, antes de despertarse de un día para otro como bombas de explosión diferida. El dominio infalible de esta clandestinidad es casi tan terrorista como el acto espectacular del 11 de septiembre, pues hace sospechar de cualquier individuo: ¿Cualquier ser inofensivo no es un terrorista en potencia? Si aquellos pasaron inadvertidos, entonces cada uno de nosotros es un criminal inadvertido (cada avión también se vuelve sospechoso), y en el fondo tal vez es cierto. Esto corresponde quizás a una forma inconsciente de criminalidad potencial, disfrazada y meticulosamente inhibida, pero siempre susceptible, si no de resurgir, por lo menos de vibrar secretamente ante el espectáculo del Mal. Así, el acontecimiento se ramifica hasta el detalle, fuente de un terrorismo mental todavía más sutil.

La diferencia radical es que los terroristas, disponiendo de las armas que son las del sistema, disponen además de una fatal: su propia muerte. Si se contentaran con combatir al sistema con sus propias armas, serían eliminados inmediatamente. Si ellos no opusieran al sistema más que su muerte, desaparecerían con igual velocidad en un sacrificio inútil, cosa que el terrorismo ha hecho casi siempre hasta ahora (como en los atentados suicidas palestinos) condenándose por ello al fracaso.

Todo cambia en cuanto conjuran todos los medios modernos disponibles con esta arma altamente simbólica. Ésta multiplica al infinito el potencial destructor. Es esta multiplicación de los factores (que nos parecen inconciliables) la que les da tal superioridad. En cambio, la estrategia de cero muerte, aquella de la guerra “limpia”, tecnológica, deja precisamente de lado esta transfiguración del poder “real” mediante el poder simbólico.

El problema se arma con el éxito prodigioso de semejante atentado, y para comprender algo de esto es preciso alejarnos de nuestra óptica occidental para ver lo que pasa en la organización y en la cabeza de los terroristas. Semejante eficacia supondría en nosotros un mayor cálculo, una mayor racionalidad, que nos cuesta imaginar en los otros. Y aún así, como en cualquier organización racional o servicio secreto, habrían todavía imperfectos y cosas que se nos escaparían.

Pues bien, el secreto de semejante éxito está en otra parte. La diferencia es que en el caso de los suicidas no se trata de un contrato de trabajo, sino de un pacto y de una obligación sacrificial. Tal obligación está a salvo de cualquier deserción y de cualquier corrupción. El milagro consiste en haberse adaptado a la red mundial, al protocolo técnico, sin perder nada de la complicidad con la vida y la muerte. Al contrario del contrato, el pacto no ata los individuos; incluso su “suicidio” no es un heroísmo individual, es un acto sacrificial colectivo sellado por una exigencia ideal. Y es la conjugación de dos dispositivos, el de una estructura operacional con un pacto simbólico, lo que hizo posible un acto tan desmesurado.

No tenemos ya ninguna idea de lo que es un cálculo simbólico, como en el poker o en el potlach: apuesta mínima, resultado máximo. Exactamente lo que obtuvieron los terroristas en el atentado de Manhattan, que ilustraría demasiado bien la teoría del caos: un choque inicial que provoca consecuencias incalculables, mientras que el despliegue gigantesco de los americanos (“Tormenta del Desierto”) obtiene tan solo unos efectos irrisorios (el huracán que termina, por decirlo así, en un aleteo de mariposa).

El terrorismo suicida era un terrorismo de pobres, éste es un terrorismo de ricos. Y es esto particularmente lo que nos produce terror: que se han vuelto ricos (tienen todos los medios) sin cesar de querer arruinarnos. Claro está, según nuestro sistema de valores, ellos hacen trampa: no es un juego poner en juego su propia muerte. Pero no les importa esto, y las nuevas reglas del juego ya no nos pertenecen.

Todo vale para desacreditar sus actos. Se les trata de “suicidas” y “mártires”, para añadir inmediatamente que el martirio no prueba nada, que no tiene nada que ver con la verdad, que es incluso (citando a Nietzsche) el enemigo número uno de la verdad. Desde luego, su muerte no prueba nada, pero no hay nada que probar en un sistema en que la verdad misma es inasequible; o bien, ¿somos nosotros quienes pretendemos detentarla? De otro lado, este argumento altamente moral se invierte. Si el martirio voluntario de los suicidas no prueba nada, entonces el martirio involuntario de las víctimas del atentado tampoco prueba nada, y hay algo inconveniente y obsceno en hacer de ello un argumento moral (esto no prejuzga en nada su sufrimiento y su muerte).

Otro argumento de mala fe: estos terroristas cambian su muerte por un lugar en el paraíso. Su acto no es gratuito, y en consecuencia, no es auténtico. Sería gratuito sólo si no creyeran en Dios, si la muerte fuera sin esperanza, como lo es para nosotros (a pesar de ello, los mártires cristianos no contaban con otra cosa que esta equivalencia sublime). Entonces, aún en este caso, ellos no luchan con armas iguales puesto que tienen derecho a la salvación, de la cual nosotros ni siquiera podemos mantener la esperanza. Así, nosotros representamos el duelo de nuestra muerte, mientras que ellos pueden hacer de ella una apuesta de muy alta definición.

En el fondo, todo esto, la causa, la prueba, la verdad, la recompensa, el fin y los medios, son formas de cálculo típicamente occidentales. Incluso la muerte la evaluamos en tasas de interés, en términos de relación calidad/precio. Cálculo económico que es un cálculo de pobres que no tienen ni siquiera el valor de poner el precio.

¿Qué puede ocurrir por fuera de la guerra, que es en sí misma sólo una pantalla de protección convencional? Se habla de bioterrorismo, de guerra bacteriológica o de terrorismo nuclear. Pero esto no corresponde en nada al orden del desafío simbólico, sino más bien al aniquilamiento sin frase, sin gloria, sin riesgo, al orden de la solución final.

Ahora bien, es un contrasentido ver en la acción terrorista una lógica puramente destructiva. Me parece que su propia muerte es inseparable de su acción (es justamente lo que la convierte en un acto simbólico), y de ningún modo la eliminación impersonal del otro. Todo está en el desafío y en el duelo, es decir, una vez más en una relación dual, personal, con la potencia adversa. Ella ha humillado, es ella quien debe ser humillada. Y no simplemente exterminada. Hay que hacerle perder la cara. Y esto no se obtiene nunca mediante la fuerza pura y la supresión del otro. Éste debe ser puesto en la mira y debe ser herido en plena adversidad. Por fuera del pacto que une a los terroristas entre sí, hay una especie de pacto dual con el adversario. Es pues exactamente lo contrario de la cobardía de la cual se les acusa, y es exactamente lo contrario de lo que hicieron por ejemplo los americanos en la guerra del Golfo (y que están retomando en Afganistán): blanco invisible, liquidación operacional.

De todas estas peripecias nos queda, por encima de todo, la visión de las imágenes. Y tenemos que retener esa imposición de las imágenes y su fascinación, pues ellas son, se quiera o no, nuestra escena primitiva. Al radicalizar la situación mundial, los acontecimientos de Nueva York han radicalizado, al mismo tiempo, la relación de la imagen con la realidad. Mientras participábamos de una profusión incesante de imágenes banales y una oleada de acontecimientos simulados, el acto terrorista de Nueva York resucita a la vez la imagen y el acontecimiento.

Entre las demás armas del sistema que los terroristas han vuelto contra él, han sacado partido del tiempo real de las imágenes, de su difusión mundial instantánea. Se lo han apropiado así como se han apoderado de la especulación bursátil, de la información electrónica o de la circulación aérea. El papel de la imagen es extremadamente ambiguo, pues al mismo tiempo que exalta el acontecimiento, lo convierte en rehén. Actúa como multiplicación al infinito, y simultáneamente como diversión y neutralización (así fue también para los acontecimientos de 1968). Lo que siempre se olvida cuando se habla del “peligro” de los medios de comunicación. La imagen consuma el acontecimiento, en el sentido en que lo absorbe y lo da a consumir. Sin duda le da un impacto desconocido hasta hoy, pero en cuanto acontecimiento-imagen.

¿Qué queda entonces del acontecimiento real, si por doquier la imagen, la ficción y lo virtual se difunden en la realidad? En el presente caso se ha creído ver (tal vez con cierto alivio) un resurgimiento de lo real y de la violencia de lo real en un universo supuestamente virtual. “Han culminado todas sus historias de lo virtual. ¡Esto es real!”. Así mismo, se ha podido ver aquí una resurrección de la historia más allá de su anunciado fin. ¿Pero es cierto que la realidad supera a la ficción? Si aparenta hacerlo es porque absorbe su energía y porque ella misma se ha vuelto ficción. Casi podría decirse que la realidad tiene celos de la ficción, que lo real tiene celos de la imagen... Es una especie de desafío entre ellos para ver cuál será más inimaginable.

El derrumbe de las torres del World Trade Center es inimaginable, mas no basta para hacer de él un acontecimiento real. Un incremento de violencia no es suficiente para acceder a la realidad, pues la realidad es un principio y es este principio lo que se ha perdido. La realidad y la ficción son inextricables, y la fascinación del atentado es ante todo la de la imagen (las consecuencias, que encierran a la vez el júbilo y la catástrofe, son ellas mismas lo suficientemente imaginarias).

En este caso, entonces, lo real se suma a la imagen como una prima de terror, como un estremecimiento de más. No sólo es terrorífico, sino que además es real. No es que la violencia de lo real esté ahí primero, ni que se sume al escalofrío de la imagen, sino que es la imagen la que está ahí primero, sumándose al escalofrío de lo real. Algo así como una ficción de más, una ficción rebasando la ficción. Ballard (después de Borges) hablaba así de reinventar lo real como lo último y la más temible ficción.

Esta violencia terrorista no es pues un efecto reversible de la realidad, ni mucho menos de la historia. Esta violencia terrorista no es “real”. Es peor, en el sentido en que es simbólica. La violencia en sí puede ser perfectamente banal e inofensiva. Sólo la violencia simbólica es generadora de singularidad. Y en este acontecimiento singular, en esta película-catástrofe de Manhattan se conjugan al más alto nivel los dos elementos de la fascinación de masas del siglo XX: la magia blanca del cine y la magia negra del terrorismo. La luz blanca de la imagen y la luz negra del terrorismo.

Se busca imponerle ulteriormente cualquier sentido, encontrarle cualquier interpretación. Pero no las hay, y es la radicalidad del espectáculo, la brutalidad del espectáculo lo único original e irreductible. El espectáculo del terrorismo impone el terrorismo del espectáculo. Y contra esta fascinación inmoral (aún si desencadena una reacción moral universal), el orden político no puede hacer nada. Es nuestro teatro de la crueldad privado, el único que nos queda, extraordinario en tanto reúne el más alto nivel de lo espectacular y el más alto nivel del desafío. Es al mismo tiempo el micro-modelo fulgurante de un núcleo de violencia real con cámara de eco maximizado –por ende la forma más pura de lo espectacular– y un modelo sacrificial que opone al orden histórico y político la más pura forma simbólica del desafío.

Cualquier masacre les sería perdonada si tuviera un sentido, si pudiera interpretarse como violencia histórica: tal es el axioma moral de la buena violencia. Cualquier violencia les sería perdonada si no fuese realzada por los medios de comunicación (“el terrorismo no sería nada sin los medios de comunicación”). Pero todo esto es ilusorio. No hay un buen uso de los medios, los medios hacen parte del acontecimiento, hacen parte del terror, y actúan en uno u otro sentido.

El acto represivo recorre la misma espiral imprevisible que el acto terrorista, nadie sabe dónde va a detenerse ni las reversiones que van a resultar. No hay distinción posible, al nivel de las imágenes y de la información, entre lo espectacular y lo simbólico, no hay distinción posible entre el “crimen” y la represión. Y este desencadenamiento incontrolable de la reversibilidad es la verdadera victoria del terrorismo. Victoria visible en las ramificaciones e infiltraciones subterráneas del acontecimiento: no sólo en la recesión directa, económica, política, bursátil y financiera del conjunto del sistema, y en la recesión moral y psicológica que resulte de ello, sino además en la recesión del sistema de valores, de toda la ideología de libertad, de libre circulación, etc., que representaba el orgullo del mundo occidental y del cual se vale para ejercer su influencia sobre el resto del mundo.

Hasta el punto de que la idea de libertad, idea nueva y reciente, está ya borrándose de las costumbres y de las conciencias, y de que la mundialización liberal está realizándose bajo la forma exactamente inversa: la de una mundialización policial, un control total, un terror de la seguridad. El desajuste culmina en un máximo de coerciones y restricciones equivalente al de una sociedad fundamentalista.

Disminución de la producción, del consumo, de la especulación, del crecimiento (¡mas no de la corrupción!): todo transcurre como si el sistema mundial efectuara un repliegue estratégico, una revisión que anula sus valores –al parecer, en reacción defensiva al impacto del terrorismo, pero respondiendo en el fondo a sus exhortaciones secretas–, regulación forzada nacida del desorden absoluto que el desorden se impone a sí mismo, interiorizando en cierto modo su propia derrota.

Otro aspecto de la victoria de los terroristas consiste en que todas las otras formas de violencia y de desestabilización del orden actúan en su favor: terrorismo informático, terrorismo biológico, terrorismo del ántrax y del rumor, todo es imputado a Ben Laden. Él podría incluso reivindicar a su favor las catástrofes naturales. Todas las formas de desorganización y de circulación perversa sacan provecho de él. La estructura misma del intercambio mundial generalizado actúa en favor del intercambio imposible. Es como una escritura automática del terrorismo, realimentada por el terrorismo involuntario de la información. Con todas las consecuencias terroríficas resultantes: si en toda esta historia de ántrax, la intoxicación actúa por sí misma mediante una cristalización instantánea, como una solución química al simple contacto de una molécula, es porque todo el sistema ha alcanzado una masa crítica que lo vuelve vulnerable a cualquier agresión.

No hay solución a esta situación extrema, sobre todo no a la guerra, que ofrece tan sólo una situación ya muy conocida, con el mismo diluvio de fuerzas militares, información fantasma, golpizas inútiles, discursos pérfidos y patéticos, despliegue tecnológico e intoxicaciones. En resumen, como en la guerra del Golfo, un no-acontecimiento, un acontecimiento que no ha tenido lugar verdaderamente.

Por lo demás, aquí está la razón de ser de la contra-ofensiva norteamericana: sustituir un verdadero y formidable acontecimiento, único e imprevisible, por un pseudo-acontecimiento repetitivo y ya visto. El atentado terrorista correspondía a una primacía del acontecimiento sobre todos los modelos de interpretación, mientras que esta guerra bestialmente militar y tecnológica corresponde, al contrario, a una primacía del modelo sobre el acontecimiento, por ende a una apuesta artificial y a un no-lugar. La guerra como una prolongación de la ausencia de política por otros medios.

Read more