Lunes de post-revolución: V DE AGOSTO, por Orlando Luis Pardo Lazo

Las fotos publicadas en la columnata Lunes de post-revolución, son de la autoría de Orlando Luis Pardo.

Consignarlo en caso de reproducción.



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-----Nací un viernes. 10 de diciembre de 1971. Por eso o por cualquier otra ñoñería, de niño los viernes siempre fueron mis días preferidos de la semana. No más escuela, no más histeria patriótica en los murales y lemas y matutinos, no más disciplina colectiva en el aula. Después de cada viernes, yo abría la brechita anti-social de dos días libres enteros para no hacer nada con nadie.

-----5 de agosto (1994). Viernes sin Robinson Crusoe a la vista. De pronto yo era un recién Licenciado en Bioquímica por la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana. 5 años de altos estudios en medio de la descojonación planificada de todo un país: los libros técnicos nos llegaban como donación de colegas "quedados" en el extranjero, el agua destilada era un lujo exquisito, los alumnos adelantados preparaban conferencias a falta de profesores. 5 peldaños hasta rebotar en el fondo, paradójicamente a flote en nuestra parálisis subnacional (escache de la isla de corcho o tal vez de escarcha). 1989-1994, del fusilamiento de Ochoa et al a la Crisis de los Balseros: este es el verdadero grisquenio que los escritores de mi generación no hemos tenido la destreza ni la decencia dextrógira de narrar (de narrar para inventarle un significado a lo que fue pura acción, para resucitarle un sentido a lo que es hoy hecho muerto).

-----Estábamos de vacaciones. En el Departamento de Dengue de la División de Vacunas humanas recombinantes del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, yo acababa de discutir una Tesis de Diploma de Oro que, además de ser un top-secret del Consejo de Estado, era también un fraude a medio desinflar (la culpa la tuve sólo yo y mi pertinaz desconcentración a la hora de salir de la teoría y enfangarme las manos con lo real).

-----Después estuve un par de semanas trabajando en el campo: esa sería nuestra despedida final como estudiantes. Muchos ya habían pasado el tedioso Concentrado Militar que yo eludí mediante un certificado clínicamente auténtico (aunque el Consejo de Estado emitió un bando especial para exonerar a sus tesistas top-secret).

-----Mientras tanto, los dólares USA celebraban triunfalmente algún aniversario patrio (habían sido autorizados por Fidel Castro en persona en un discurso de 26 de Julio). Mientras tanto, la cara de cartón estrujado de La Habana comenzaba a maquillarse un poco con los nuevos comercios y agencias (por fin los cubanos de Cuba jugaban al Capitolio con billetes reales). Mientras tanto, la muerte le guiñaba su ojo mudo a nuestra guerrita incivil de baja intensidad (las noticias de serial-killers eran escalofriantes). Mientras tanto Jorge Mas Canosa, Mr President de la Cuban American National Foundation, asaltaba una emisora que supongo fuera Radio Martí, y desde allí daba voces de mando y comentarios presidenciales para el resto de la nación: los restos de una nación inxiliada. Robinson Crusoe de los nuevos viernes que corrían. 1994 (5 de agosto).

-----Todavía recuerdo su voz: Jorge Mas Canosa a la hora del almuerzo en mi casona de Lawton, casi a la hora de la radionovela (menuda intromisión melodramática: él ya tenía cáncer y lo sabía). Mi madre estaba muy asustada y llorosa. La Revolución se había caído y resucitado 1959 veces en esa sola mañanita de viernes 5 (V-5). Hacía un calor de tres pares de cojones. Los tres sudábamos en corro sobre los platos, sin probar bocado y sintonizando nuestro Selena ex-soviético de seis baterías (desde muy temprano no había luz en el barrio, acaso tampoco en la ciudad).

-----Mi padre y yo nos mirábamos con incredulidad (él ya tenía cáncer y no lo sabíamos). De pronto lo vi tan viejo que sentí un odio injustificado contra la realidad. La sopa nos ahumaba la vista. Jorge Mas Canosa dijo algo así como que el pueblo cubano no grita en las calles por comida: la palabra de órden es LIBERTAD.

-----Yo estaba tan triste que no tenía absolutamente ningún deseo de ser LIBRE a esa hora. Prefería almorzar en paz con mis padres a punto de ser ancianos. Se nos acababa el tiempo de convivir (todavía hoy no se nos acaba del todo), así que la Revolución bien podía esperar (todavía hoy puede hacerlo). Tenía la impresión de que los cubanos nunca me permitirían la ñoñería de habitar mi propia brechita personal: como en la cárcel, el horror reside en fingir cordura en medio de la impertinente persistencia de lo social. Ya no recuerdo qué más nos sirvió mi madre ese mediodía de agosto (en los 90´s nunca pasamos hambre), pero sí recuerdo que yo tragaba y tragaba y nada me sabía a nada, como en los estados posteriores a la anafilaxis y a la epilepsia.

-----Esa jornada clímax en familia, nos dimos cuenta de que no estábamos acostumbrados a acatar comentarios de nadie (los discursos de Fidel Castro eran apenas un tonito teléfonico continuo, un eco residual de algún Big-Bang que ya ni siquiera notábamos). Para nosotros, en tanto tríada pitagónica familiar, el futuro de Cuba tendría que pasar necesariamente por una zona silente, por un período de transición clandestino, sin la bullita sabia de los tribunos gubernamentales o algún gurú de la oposición, todos coreando slogans de LIBERTAD antes que de comida (en este punto, estoy tentado de teclear la frase libertad es la pinga mía). Supongo que ese V-5 estábamos los tres muy cansados, o tal vez hacía demasiado calor, para jugar a ser los protagonistas históricos de unas calles tomadas por nadie y una radioemisora con demasiado entusiasmo en su guión revoludramatizado.

-----La gente se dio golpe. Al duro. Lo peor de sí puesto a calcinar bajo la luz sudada del sol. Agosto sí era el mes más cruel. Muchedumbres agostadas como augusto augurio de nuestra utopía tupida. Desbarajuste étnico de secesión: capital versus subdesarrollo, Occidentabana versus el lejano Oriente. Negros descalzos en un verano de Faulkner. Blancos en short-pants de algodón, haciendo raids entre los negocios y el muro del Maleconazo: en cualquier momento secuestran la milésima lancha para abortar la epopeya antes de la catástasis. Hégira versus herejevolución (el último que deje encendido el Morro para saber cuando vuelva la luz, mi negra). Mulatos traídos desnudos de la frontera con Haití y vestidos con cualquier talla del uniforme de la policía o de un contingente de la construcción: blasrock and roll de bastones y rocas volantes sí identificadas. Piedras y palos empuñados más por el empingue que por las propias personas (promiscuidad de la p). Bochinche del bonchismo redivivo: Boshe Torres tuerto de gratis y llorando en televisión un testimonio que movía más a la lástima que a la conmiseración (supongo que en Cuba entera sólo mi madre María lloró por él). Vocación de venganza y ocasión de mariconadas a cobrarse barato (uso un lenguaje fascista y lo sé: son mis 15 sílabas de desesperación). Coger los mangos (de la Baraguá) bajitos. Secuestros y crímenes para fugar de un secuestro criminacional. Tragicomedia de un IRA anárquico provinciano: ira del lumpen-proletariado contra cualquier conato de desarrollo post-burgués (romper nuevos casinos y parquímetros a nombre del Apóstol como autor intelectual). También hubo disparos. Al duro, aunque fueran al aire (ni uno solo era de goma: técnica de importación demasiado cara simbólicamente). Gritería polifónica de intifada más enfadada que fundamentalista (en todo caso, funny-mentalista). Robo al por mayor (no a causa del motín, sino por ser ya el inercial pan nuestro de cada día). Cubos de mierda tirados desde los balcones (contra-homenaje a los "actos de repudio" de 1980). Teatro vaudeville de la crueldad en la subterra del Hotel Deauville: helicópteros de camuflaje y cascos fashion antimotines. Zafra periodística en la prehistoria de los bloggers y Premio Pulitzer ipso facto para La Hora Final de Castro, esa bomba atómica de relojería activada por Oppenheimer. En fin, el mal. Toda una coreografía diseñada para pixelar la memoria a corto plazo del hundimiento de un remolcador, en otra madrugada que devino masacre: pésima parodia del anti-yate Granma con sus 72 expedicionarios que, huyendo del holocastro, se convirtieron en su detonador (los cadáveres aún siguen hundidos allí, esqueletos de coral como advertencia o carnada para las masas).

-----Desde la pacífica muerte de Federico Engels en 1895 (el dienteperro al fondo del teatro Karl Marx fue un connotado punto de embarque en 1994), los 5 de agosto en Cuba cargan con una especie de fatum. En 1933 comenzó la huelga general que tumbó al General que se jactó de ser intumbable. Siglos atrás, el corsario Jacques de Sores nos legó una Habanada que casi tuvo que refundarse en 1555: tal fue su beso francés pasado por hemoglobina, semen, y dióxido de carbono más vapor de agua (gases de la combustión total a cenizas). Y, no muy lejos de la Lisboa portudictatogal de 1973, Fulgencio Batista se moría en una fecha inmediata (6 de agosto), sólo para que el cubanólogo cubano Rafael Rojas propague ahora el rumor de que su fantasma aún se encarna de noche en el Palacio Presidencial (según la sirvienta histórica Encarnación), y que desde allí atizó los revolicos noventicuátricos con que él hizo post-mórtem su agosto.

-----En cualquier variante, los involucrados en ambos bandos del V-5 (técnicamente, bandas) tuvieron la estulticia política de marchar hacia el incipiente down-town y no hacia nuestra ya insipiente Bastilla: en la Plaza de la Revolución, por esos días las AKM de los custodios roncaron, engrasadas, la pesadilla de los justos: nada que reportar, como en el diario real de Luis XVI en otro verano pero de 1789. Jorge Mas Canosa (epd) y mi padre (epd) se dieron un colegial apretón de manos como despedida de fin de curso: fin de un discurso sin curso. Los dos eran niños post-hegelianos, los dos dejados al margen de la marcha súper-express de una locomotora histórica sin parada en aquella estival estación: FC, decían en rojo por fuera los 1959 vagones (siglas de la empresa Ferrocarriles de Cuba, supongo, o acaso de su más veterano fogonero del cuarto de máquinas).

-----Apagamos de una vez el robusto Selena de pilas. Mi padre Dionisio Manuel pronunció con resignación: "Esto parece montado como un revés convertible en victoria". Y no sé por qué yo pensé entonces en Voltus-5, el animado japonés canónico de mi infancia: en Cuba, cada cierto tiempo recurre la misma órden de "vamos a unirnos" (en la lucha por la LIBERTAD antes que por la comida), y entonces un monstruoso robot V-5 se ensambla a partir de sus aparentemente ineficaces naos individuales. Luego habrá que desarmar todo el andamiaje, por supuesto, pero esa historia de mea culpas mitad derrideanos y mitad cabrerainfánticos sobraría ahora aquí.

-----Valga añadir que el presidente Bill Clinton sólo sonreía amenazante desde Washington (entre jogging, blow-jobs y el instrumento de viento que él sopla como un virtuoso). Su handicap suicida era ser rubilindo y demócrata, porque Cuba Revolucionaria es quien más ganancia le saca a esa robert-redforestación de la política USA. Así que Mr President se tragó con estoicismo la válvula de escape de miles de balseros Made In Cuba. Luego se elevaron algunas leyes a medias y se derribaron algunas avionetas del todo. Arrestos de fierro y deportaciones de terciopelo. El escenario quedaba así listo para inaugurar nuestro siglo XXI posnacional: lo que incluye, aunque no parezca venir al caso, la intentona golpista de Hugo Chávez en Caracas ´94, y la sonrisa blondemocrática de Jimmy Carter en La Habana ´02 (alguna clave secreta habrá en semejante chiqueo de Bills & Jimmies en nuestra prensa local).

-----Hoy es viernes todavía: 1/8/8. Ya van siendo menos los protagonistas de la barbarie (incluidos mi padre y Jorge Mas Canosa, en ese orden). Después de aquel otro viernes inicial de agosto nunca más pusimos Radio Martí. Con un V-5 era suficiente. Al menos en familia preferimos no narrar desde palabras tan futiles o fatuas como podrían ser fin, futuro, fidel (lo siento: a la vuelta de una década, no he podido evitar esta recaída).

-----Tal vez sea mejor quedarse con el deliro cubaficcional de Luis Grave de Peralta, por ejemplo, en 1994 preso de conciencia en una cárcel de máxima severidad en Camagüey, quien, por carambola de médium, profetizó todo aquel aquelarre en una nota sacada de contrabando de la prisión. En su papelito avant-la-lettre, como un Nostradamus del paisaje poscomunista global, desde días antes él ya "exhortaba a celebrar el 5 de Agosto como el Día de la Rebeldía Nacional".

-----O mejor sería releer como un comics el panfleto ¡Con ustedes!, apurado por Mario Vargas Llosa para la fecha, donde reincide en esa misma keyword o abracadabra (¿abracadáver?), con un soundtrack coreado de LIBERTAD, LIBERTAD (divino tesoro, ya te vas para no volver, pudo ser su epatante epígrafe).

-----O mejor aún sería dar el corte-y-fuera con la perversa versión de un nacido el 5 de agosto de 1959: Lázaro Zamora Jo, cuya novela inédita El breve sepulcro de la noche, es un fresco tórrido de su cumpleaños 35 en 1994. Dentro de esa brave new habana libresca resuenan "las trompetas" de "un Apocalipsis terrenal, con guerra civil incluida, que traería las plagas más temibles: mafia, corrupción, vendettas, desencadenamiento de las más bajas pasiones". Esto sin descartar el neovangelio según Mateo, bajo un escéptico apagón de última cena híper-tropical: "nada sucedería en la Isla" (¿una noche "ciega", sin "señales premonitorias"?). Igual los profanadores de este breve sepulcro de Lázaro, en tanto lectores-personajes, nos levantamos y andamos como "profetas y estadistas", "filósofos y economistas", ante tantas "cosas insólitas" y "señales que auguraban el final de algo, un cambio brusco del destino, una alineación extraña de los astros": "signos propicios", "anticipaciones de un futuro que nadie había podido descifrar".

Cubansummatum est.

------------stoooooop-ya-please-----------