Murió Alexander Solzhenitsin.
Noticia de la muerte de Mstislav Rostropovich, el año pasado.
"Al final de mi vida, espero que el material histórico (...) que he recogido entre en las conciencias y la memoria de mis compatriotas quede ahí en sus memorias".
Alexander Solzhenitsin
Tampoco veo porqué debo ocultar mi opinión sobre él, cuando se desata una campaña en su contra.
MSTILAV ROSTROPOVICH, Octubre 31, 1970.
Carta Abierta de Mstislav Rostropovich sobre Alexander Solzhenitsin, a los periódicos Pravda, Izvestia, Literaturnaya Gaseta y Cultura Soviética.
Dibujo de Rostropóvich por Salvador Dalí
Octubre 31, 1970.
Dibujo de Rostropóvich por Salvador Dalí
Octubre 31, 1970.
Al jefe de redacción:
No es ya ningún secreto que A. I. Solzhenitsyn vive, durante la mayor parte del tiempo, en mi casa cerca de Moscú.
Fui testigo de su expulsión del Sindicato de Escritores, cuando estaba trabajando en su novela Agosto, 1914 y, recientemente, he sido testigo de su recepción del premio Nóbel y de la campaña periodística subsiguiente. Es para referirme a esta última que le escribo esta carta.
Por lo que recuerdo, es la tercera vez que un escritor soviético recibe el premio Nóbel. Respecto de dos de esos casos, consideramos la concesión del premio como una sucia maniobra política y, en uno de ellos (el de Sholokhov) como el merecido reconocimiento de la relevancia mundial de nuestra literatura. Si, en ese momento, Sholokhov se hubiese negado a aceptar el premio de manos de aquellos que lo otorgaron a Pasternak, ‘por motivos relacionados con la guerra fría’, hubiera comprendido que, en lo sucesivo, no podíamos confiar en la objetividad ni en la honestidad de los miembros de la Academia Sueca.
Pero, ahora resulta que, actuando selectivamente, en ocasiones aceptamos el premio Nóbel de literatura con agradecimiento y, en ocasiones, lo rechazamos. Pero, ¿qué sucedería si la próxima vez el premio fuese concedido al camarada Kochetov? Debería ser aceptado, ¿no es así? ¿Cuál fue la razón por la que, un día después de que fuese otorgado el premio a Solzhenitsyn, nuestros periódicos publicaron un extraño relato de la conversación entre el corresponsal X y un representante del secretariado del Sindicato de Escritores, a fin de que toda la nación (incluyendo obviamente, todos los hombres de letras, todos los músicos, etc.) apoyaran su expulsión del sindicato? ¿por qué Literaturnaya Gazeta seleccionó tendenciosamente, entre muchos periódicos occidentales, sólo aquellos que publicaron los diarios americanos y suecos comunistas, pasando por alto diarios comunistas mucho más populares y significativos, como Humanité, Les Lettres Françaises y Unitá, sin mencionar a los no comunistas? Si confiamos en la opinión de cierto crítico llamado Bonovsky, ¿por qué no tener en cuenta la opinión de escritores destacados, tales como Böll, Aragon y François Mauriac?
Recuerdo, y desearía que ustedes lo recordaran, nuestros periódicos de 1948. Cuántas diatribas se publicaron contra S.S.Prokofiev y D.D. Shostakóvich, ahora reconocidos como gigantes de nuestra música. Por ejemplo:`Camaradas D. Shostakóvich, S. Prokofiev, V. Shebalin, N.Myaskovsky, et al. Vuestra música atonal y cacofónica es ORGÁNICAMENTE AJENA AL PUEBLO... Consideramos que la música de Shostakóvich, Myaskovsky y Prokofiev es completamente inaceptable. No posee orden ni armonía y carece de tonalidad y melodía´...
Cuando hoy leemos los periódicos de aquellos años, la vergüenza nos abruma. Porque durante tres décadas no pudimos escuchar la ópera Katerina Izmailova. Porque S.S. Prokofievno pudo escuchar, en vida, la última versión de su ópera `La guerra y la paz´ o su `Concierto sinfónico para violoncelo y orquesta´. Porque existía una lista oficial de las composiciones prohibidas de Shostakóvich, Prokofiev, Myaskovsky y Khachaturian.
¿Es posible que el tiempo transcurrido no nos haya enseñado a ser más prudentes cuando se trata de destruir a personas talentosas? Sin mencionar a toda la nación. ¿Por qué obligar a la gente a emitir opiniones sobre cosas que jamás han leído o escuchado? Recuerdo con orgullo que no asistí a la asamblea de los artistas en el sindicato central de trabajadores del arte, cuando B. Pasternak fue denostado y yo debía criticar su libro `Doctor Zhivago´, que aún no había leído.
En 1948 existían listas de obras prohibidas. Hoy preferimos PROHIBICIONES verbales, sobre la base de que ‘existe la opinión de que esto no debe ser recomendado’. Pero es imposible saber dónde está esa opinión o quién la sustenta. ¿Por qué, por ejemplo, se le impidió a G. Vishnevskaya (una de las más importantes cantantes de ópera, esposa de M. Rostropovich) cantar, en un concierto en Moscú, el brillante ciclo de canciones de Boris Tchaikovsky, basado en un texto de Joseph Brodsky? ¿Por qué, en varias ocasiones, impidieron la audición del ciclo de Shostakóvih, basado en un texto de Sasha Cherny, aunque el texto había sido publicado en este país? ¿Por qué hubo extrañas dificultades para la audición de la Decimotercera y Decimocuarta sinfonías de Shostakóvich?
Obviamente, ‘existía la opinión...’ ¿Quién concibió la ‘opinión’ de que Solzhenitsyn debía ser expulsado del sindicato de escritores? No he podido averiguarlo, aunque me interesa mucho.
No es ya ningún secreto que A. I. Solzhenitsyn vive, durante la mayor parte del tiempo, en mi casa cerca de Moscú.
Fui testigo de su expulsión del Sindicato de Escritores, cuando estaba trabajando en su novela Agosto, 1914 y, recientemente, he sido testigo de su recepción del premio Nóbel y de la campaña periodística subsiguiente. Es para referirme a esta última que le escribo esta carta.
Por lo que recuerdo, es la tercera vez que un escritor soviético recibe el premio Nóbel. Respecto de dos de esos casos, consideramos la concesión del premio como una sucia maniobra política y, en uno de ellos (el de Sholokhov) como el merecido reconocimiento de la relevancia mundial de nuestra literatura. Si, en ese momento, Sholokhov se hubiese negado a aceptar el premio de manos de aquellos que lo otorgaron a Pasternak, ‘por motivos relacionados con la guerra fría’, hubiera comprendido que, en lo sucesivo, no podíamos confiar en la objetividad ni en la honestidad de los miembros de la Academia Sueca.
Pero, ahora resulta que, actuando selectivamente, en ocasiones aceptamos el premio Nóbel de literatura con agradecimiento y, en ocasiones, lo rechazamos. Pero, ¿qué sucedería si la próxima vez el premio fuese concedido al camarada Kochetov? Debería ser aceptado, ¿no es así? ¿Cuál fue la razón por la que, un día después de que fuese otorgado el premio a Solzhenitsyn, nuestros periódicos publicaron un extraño relato de la conversación entre el corresponsal X y un representante del secretariado del Sindicato de Escritores, a fin de que toda la nación (incluyendo obviamente, todos los hombres de letras, todos los músicos, etc.) apoyaran su expulsión del sindicato? ¿por qué Literaturnaya Gazeta seleccionó tendenciosamente, entre muchos periódicos occidentales, sólo aquellos que publicaron los diarios americanos y suecos comunistas, pasando por alto diarios comunistas mucho más populares y significativos, como Humanité, Les Lettres Françaises y Unitá, sin mencionar a los no comunistas? Si confiamos en la opinión de cierto crítico llamado Bonovsky, ¿por qué no tener en cuenta la opinión de escritores destacados, tales como Böll, Aragon y François Mauriac?
Recuerdo, y desearía que ustedes lo recordaran, nuestros periódicos de 1948. Cuántas diatribas se publicaron contra S.S.Prokofiev y D.D. Shostakóvich, ahora reconocidos como gigantes de nuestra música. Por ejemplo:`Camaradas D. Shostakóvich, S. Prokofiev, V. Shebalin, N.Myaskovsky, et al. Vuestra música atonal y cacofónica es ORGÁNICAMENTE AJENA AL PUEBLO... Consideramos que la música de Shostakóvich, Myaskovsky y Prokofiev es completamente inaceptable. No posee orden ni armonía y carece de tonalidad y melodía´...
Cuando hoy leemos los periódicos de aquellos años, la vergüenza nos abruma. Porque durante tres décadas no pudimos escuchar la ópera Katerina Izmailova. Porque S.S. Prokofievno pudo escuchar, en vida, la última versión de su ópera `La guerra y la paz´ o su `Concierto sinfónico para violoncelo y orquesta´. Porque existía una lista oficial de las composiciones prohibidas de Shostakóvich, Prokofiev, Myaskovsky y Khachaturian.
¿Es posible que el tiempo transcurrido no nos haya enseñado a ser más prudentes cuando se trata de destruir a personas talentosas? Sin mencionar a toda la nación. ¿Por qué obligar a la gente a emitir opiniones sobre cosas que jamás han leído o escuchado? Recuerdo con orgullo que no asistí a la asamblea de los artistas en el sindicato central de trabajadores del arte, cuando B. Pasternak fue denostado y yo debía criticar su libro `Doctor Zhivago´, que aún no había leído.
En 1948 existían listas de obras prohibidas. Hoy preferimos PROHIBICIONES verbales, sobre la base de que ‘existe la opinión de que esto no debe ser recomendado’. Pero es imposible saber dónde está esa opinión o quién la sustenta. ¿Por qué, por ejemplo, se le impidió a G. Vishnevskaya (una de las más importantes cantantes de ópera, esposa de M. Rostropovich) cantar, en un concierto en Moscú, el brillante ciclo de canciones de Boris Tchaikovsky, basado en un texto de Joseph Brodsky? ¿Por qué, en varias ocasiones, impidieron la audición del ciclo de Shostakóvih, basado en un texto de Sasha Cherny, aunque el texto había sido publicado en este país? ¿Por qué hubo extrañas dificultades para la audición de la Decimotercera y Decimocuarta sinfonías de Shostakóvich?
Obviamente, ‘existía la opinión...’ ¿Quién concibió la ‘opinión’ de que Solzhenitsyn debía ser expulsado del sindicato de escritores? No he podido averiguarlo, aunque me interesa mucho.
Es poco probable que cinco escritores de Ryazan se atreviesen a hacerlo, si no existiera una misteriosa ‘opinión’.
Es evidente que, esa OPINIÓN ha impedido a mis compatriotas ver el filme de Tarkovsky Andrei Rublev, que fue vendido al exterior y que tuve la fortuna de ver, junto con los embelesados parisienses. Fue evidentemente, la OPINIÓN la que impidió la publicación de Pabellón de cancerosos de Solzhenitsyn, que ya había sido impreso en Novy Mir. Pero, si hubiese sido publicado en este país, hubiese sido comentado abiertamente, para beneficio del autor y los lectores.
No he de referirme a los problemas económicos o políticos de nuestro país, ya que existen personas que los conocen mejor que yo.
No he de referirme a los problemas económicos o políticos de nuestro país, ya que existen personas que los conocen mejor que yo.
Pero, dígame, por favor, ¿por qué es que, en lo que respecta al arte y literatura, la palabra decisiva la emiten personas que nada tienen que ver con esas disciplinas? ¿Por qué se les otorga el derecho de desacreditar nuestro arte ante la opinión pública?
No me estoy refiriendo al pasado para quejarme, sino para que, en el futuro, digamos, dentro de veinte años, no debamos esconder avergonzados, los periódicos de hoy.
Toda persona debería tener el derecho de expresar sus puntos de vista sin temor y con independencia, acerca de aquello que conoce, sobre lo que ha pensado y analizado; y no ofrecer débiles variantes de una OPINIÓN que le es impuesta.
Nuestro deber es el de discutir libremente, sin insinuaciones ni rechazos.
Sé que mi carta provocará la aparición de una OPINIÓN acerca de mí. Pero ello no me infunde temor; estoy expresando mi pensamiento abiertamente. Los talentos que constituyen el orgullo de nuestra nación no deben estar sujetos a preconceptos. Conozco muchas de las obras de Solzhenitsyn. Me agradan y pienso que, a través del sufrimiento, se ha ganado el derecho de expresar por escrito su visión de la realidad.No me estoy refiriendo al pasado para quejarme, sino para que, en el futuro, digamos, dentro de veinte años, no debamos esconder avergonzados, los periódicos de hoy.
Toda persona debería tener el derecho de expresar sus puntos de vista sin temor y con independencia, acerca de aquello que conoce, sobre lo que ha pensado y analizado; y no ofrecer débiles variantes de una OPINIÓN que le es impuesta.
Nuestro deber es el de discutir libremente, sin insinuaciones ni rechazos.
Tampoco veo porqué debo ocultar mi opinión sobre él, cuando se desata una campaña en su contra.
MSTILAV ROSTROPOVICH, Octubre 31, 1970.