CARNE DE PEDRO, por Orlando Luis Pardo en Lunes de Post-revolución...


Las fotos publicadas en la columnata Lunes de post-revolución, son de la autoría de Orlando Luis Pardo.

Hacerlo constar en caso de reproducción.

"Para usar con el retrato en siluetas de Pedro Juan, que hice digitalmente a partir de una foto que le tomé en su casa de La Habana, en noviembre de 2006. Detalle para la edición: casi todas las oraciones son de punto y aparte, dada la sencillez formal de esta entrega. Puedes anunciar el título y decir muy formalmente que es: una lectura a pie de página del más reciente poemario del escritor cubano pedro juan gutiérrez".

¿Es posible escribir un cuaderno de poesía cubana (ese oxímoron obsoleto) que se llame "Lulú la perdida y otros poemas de John Snake"?

¿Es posible escribirlo desde un siglo XXI que nadie en La Habana se anima a inaugurar? (Hay e-xcepciones digitales en nuestra blogosfera.)

¿Es posible comenzar alguno de esos 18 poemas así: No espero nada de la poesía. / Ni siquiera espero lectores.?

Es posible.

¿Cómo?

Así mismo.

Escribiendo de carretilla no espero nada de la poesía ni siquiera espero lectores en la página 89 de "La virginidad de Rimbaud", último texto de "Lulú la perdida y otros poemas de John Snake" (colección La Araña Pelúa / La Mygale à Pigalle, París, abril de 2008).

En las 100 páginas exactas de este cuaderno no se informa gran cosa de la causa eficiens o acaso cause célèbre antiguamente conocida como el autor: aparentemente se trata de un poeta cubano en activo (valga el anacronismo).

No importa.

Mejor así.

Ahora lo informo yo.

Nombre: Pedro Juan Gutiérrez (PJG).

Curriculum Vitae: Matanzas, 1950 - La Inmortalidad, 20?? (es importante evitar el lugar común de la e-rrata que se traga una t y tart-t-tamudea tétricamente: La Inmoralidad).

Alias: Nuestro Hombre en "La Trilogía Sucia de La Habana" (editorial Anagrama).

Otros datos de interés para el biopics: Según la entrevista "Soy un tipo muy cruel" [sic], concedida a Víctor Fowler y Jorge Molina hace un grisquenio (publicación digital La Isla en Peso), el implicado refiere contar en su haber con "cuatro o cinco libros de cuentos ahí escondidos" y con "por lo menos dos o tres mil poemas guardados en un par de cajas y los que cualquier día voy a desaparecer".

Paradójicamente, lo primero que leí de PJG no fue narrativa.

Fue un poema (un poema cubano, supongo).

Para colmo, un poema visual (un poema visual cubano, si me permiten la sobreadjetivación).

Fue en el Centro Cultural de España en La Habana, en un recodo cojo del Malecón.

Era la Brave New Habana de los reyes magos-embajadores del Partido Popular español, y los quijotes del Ministerio de Cultura cubano juraban desfacer entuertos y así lo hicieron: lo deshicieron.

El Centro Cultural de España fue clausurado con tiradera de "la casa por la ventana" y ahora se llama Centro Hispanoamericano de Cultura (otro de esos habanagramas).

Pedro Juan Gutiérrez exhibía por entonces sus poemas visuales allí, no recuerdo el año (tampoco sus obras, que en general las leí como artes plásticas antes que poesía).

Después vino el préstamo de un préstamo de uno de sus poemarios: "Fuego contra los herejes" (Culturales Hierbabuena SRL & Faro Editorial, Buenos Aires, 1998), dedicado por el autor a Jorge Alberto [Aguiar], estos son los "bocetos" de la TSDLH. [Trilogía sucia de La Habana]. Al menos, eso es lo que me parece. Como poesía son tremenda mierda y no me gustan, Pedro Juan. Abril 13 - 2001 Habana.

En materia de poesía sólo la tremenda mierda me gusta (y me gustó aquel satangelio en versos según Pedro Juan).

El poema "El hijo del heladero", por ejemplo, me pareció de pinga poéticamente hablando: lo siento, me emocionan las sagas políticas de la familia cubana, sobre todo aquel inicio de mi madre presiente la muerte y discretamente comienza a despedirse (el poema entero se mueve con oficio de ofidio del jolgorio a la decadencia o quizás "de la furia a la melancolía").

Sólo después leí su narrativa del pí al pá, su deslumbrante newrrativa puntualmente entrada de contrabando a La Habana: de hecho, al propio PJG la aduana le decomisó un paquete postal con sus libros de Anagrama (la escritora cubana Yordanka Almaguer sobrevivió a un acuse de recibo donde le decomisaron su mecanuscrito porque no era la imagen ficcional idónea para nuestro país).

Sólo después conocí en persona a PJG, para tomarle un par de fotos miméticas en su azotea canónica de la calle San Lázaro: alef maléfico del ciclo novelístico de Centro Habana o tal vez Contra Habana (una de aquellas fotos del 2006 aparece photoshopeada en esta columna).

Sólo después vino el préstamo de un préstamo de otro de sus poemarios: "Lulú la perdida y otros poemas de John Snake", dedicado por el director de la colección para Marilyn, de nuevo en el sitio del pecado. Ramón Alejandro, La Habana, 26 junio 2008.

El próximo 10 de diciembre cumplo ya 37 años: imposible que un poema me parezca de pinga prosaicamente hablando (lo siento, en nuestro e-zine de escritura irregular The Revolution Evening Post ni siquiera se habla de poesía).

¿De qué hablábamos cuando hablábamos de poesía? (De la pinga, por supuesto, pero no me parece pertinente precisar mi desplante procaz aquí.)

Igual no deja de maravillarme la intuición anecdótica de algunos inicios de John Snake en su nido poético de la serpiente (yo ya sólo leo narrativa por todas partes: la realidad y la escritura no me interesan si no funcionan como un relato).

Igual desde el título mismo de este cuaderno (¿cubaderno?), me gusta el sonajero de personajes que trafica PJG: "gentiles señoritas" que "no soportan los latigazos y otros abusos (sicológicos/ corporales/ anales/ y hasta telepáticos"; "ángeles" que "trasmutan en diablillos negros" y vicioversa y luego "vomitan la cerveza, mezclada con restos de sangre y de semen"; una "gitana del Rastro de Madrid"; Wanda y Wagner y Tristán e Isolda y los "travestis del barrio chino" Cindy y Desiré (además del eterno cameo don pedrojuanesco con Brigitte Bardot: "coleccionaba sus fotos y me masturbaba cuatro/ cinco/ seis/ veces al día"); "marineros sodomitas" y "borrachitos perdidos" sin patria pero con amo (inocuos inuits "lamedores de alcohol y semen"); una "negra sucia y vieja con una panza grande" ("vieja pervertida de 70 años"); suicidas defraudados por el Estado y por Dios y por el "Gran Jefe de la Tribu" en este "sitio salvaje y loco/ saturado de la agonía eterna de los dioses africanos y el desespero y la lujuria infinita"; cierto "pitcher del Habana hace 20 o 30 años"; Pinga de Oro y Miriam ("la mamadora más perfecta del mundo"); las viditas pequeñas de Lulú, ese comics con actuación especial del Big Johnny Snake Superstar el pornógrafo (como aquel fingidor de Pessoa, el poeta es un títere sin titiritero de "máscaras descabelladas" y "disfraces antagónicos" y con una "furia terrible como un veneno de serpiente"); y, en definitiva, rebotar lo mismo en "finales agónicos con sangre y dolor" que en una "muerte pacífica", "silenciosamente en medio de las sombras" de este "manicomio absoluto" del que sólo pensamos en cómo fugar antes que anochezca (nunca nos dará tiempo a huir, porque con la geografía tampoco basta).

Total.

Para que al final de todo este aquelarre de guerra venga "de nuevo la vacuidad" y tanta tonta "gente feliz que engrase la maquinaria y sonría", "chupando un caramelo de menta" como fotutos sin Marco histórico de referencia (sin siquiera el consuelo cómico de una novela repusblicana).

Total.

Para al final volver a nuestra casa que no existía: un boring boarding home donde "la mierda apesta y avanza asquerosamente", aunque todavía intentemos "caminar con la mayor pulcritud posible" (de hecho, el dirty-realism siempre me ha parecido el ismo literario más limpio: de dirty-poetry honestamente no sé).

Total ("pa´ la pinga", estoy tentado de teclear, "trick-trick-trick": como PJG en la entrevista de Fowler & Molina).

Para qué seguir con la realidad rugiendo sobre estos espléndidos peces plateados de Pedro Juan Gutiérrez: una (buena) suerte de abominable hombre de Anagrama, pataleando a medio petrificar en el géyser fósil de la literatura cubana, acaso escribiendo "a mano, palabra por palabra", en top-secret y a full-speed desde una ciudad ralentizada, con la confianza naif de reforestar texto a texto "uno de los pocos espacios de libertad de pensamiento que nos quedan en este planeta" (parece un parlamento de Forrest Gump).

Total.

Para que ahora concluya mi más bien pobrenfática información al respecto del caso PJG: porque en algún sitio ha de existir un Caso PJG y hasta un Expediente PJG (de la paranoia de esa "vida de los otros" se alimenta toda la poesía perdida que falta por escribirse en Cuba, en un siglo XXI por el que pasaremos en tanto escritores sin saber qué pasó).

¿Hasta cuándo?

No importa.

¿Ahí pero dónde, cómo?

Así mismo, aquí.

Escribiendo de carretilla cambio y fuera y punto final (desmemorias de un Servicio Militar Obligatorio que en mi caso nunca existió).

Reportó "en vivo" (es un decir), desde La Habana para Fogonero E-mergente: Who´s afraid of Orlando Woolf?