En septiembre del 2007 miles de monjes y civiles birmanos se manifestaron pacíficamente contra el régimen de la Junta Militar de Myanmar.
Los militares disolvieron violentamente todas las manifestaciones, apresaron mas de 6 000 personas, cerraron los templos, dictaron toque de queda y en las noches visitaron las casas birmanas arrestando a monjes y manifestantes escondidos, mientras anunciaban con altavoces que todos estaban ya fichados, estableciendo un régimen del terror.
La reacción internacional no se hizo esperar, la ONU reunió sus comités de seguridad y de DDHH, su enviado especial viajó 2 veces al país y se reunió con la oposición, los titulares de todo el mundo hacían referencia a Birmania o Myanmar, se declaró el 04 de octubre el Día Internacional de Birmania, bloggers de todo el mundo publicaron posts de apoyo y se organizaron manifestaciones pacíficas en sitios Web tan populares como Facebook o hi5. EEUU y la UE intentaron presionar y China conversó mucho con la Junta ‘para hacerles entrar en razón’ pero impidió junto a Rusia que el Comité de Seguridad tomara cartas en el asunto.
¿Qué ha pasado casi 4 meses después?
La líder opositora Aung San Suu Kyi, de 61 años, sigue en presión domiciliaría desde 2003 sin acceso a Internet y con el teléfono y las visitas controladas; la Junta Militar de Myanmar sólo reconoce diez muertos de los 200 asesinatos que denunció la disidencia; luego de trece años de análisis han aprobado los ‘principios fundamentales y básicos’ para la Constitución, ahora solo falta redactarla; a pesar de la presión internacional han dicho que no contarán de ningún modo con el principal partido de oposición, la Liga Nacional para la Democracia (LND), dirigido por San Suu Kyi, Nóbel de la Paz, y el ‘enlace’ del gobierno, hace semanas que no la visita; el 04 de enero Celebraron el 60 aniversario de la independencia de Inglaterra llamando a su pueblo ‘a la unidad, cooperación, solidaridad, trabajo y patriotismo’ para ‘construir una nación democrática, pacífica, moderna y disciplinada’ en base a esta Constitución a redactar.
La ONU dijo el 10 de diciembre que pierde la paciencia, ¿un mes después qué?
India hace una visita de 3 días y dice que prefiere mantener buenas relaciones porque como vecino ve las cosas diferente a Occidente (y compite con China por beneficiarse de los recursos energéticos de Birmania) pero que les ha ‘instado a apresurar la reforma democrática’; el informe de este mes de The Economist Intelligence Unit (EIU) en Londres, dice que el Gobierno Militar birmano ‘no muestra interés alguno’ en dialogar con Suu Kyi; líderes del exilio piensan que los esfuerzos de la ONU, UE y EEUU apenas surtirán efecto en los generales porque ‘la clave del cambio depende de China, India y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN)’; pero Birmania hizo anular una declaración de Gambari en la cumbre regional anual de la ASEAN y expulsó a Charles Petrie, jefe del equipo de la ONU en la capital Rangún, que denunció la pobreza en Birmania.
Ahora los titulares dicen que ‘a corto plazo no hay razones para ser optimistas’, que sólo queda esperar ‘el relevo generacional’ y que ‘sombrías perspectivas tras la revuelta de 2007’,
creando un régimen del terror, los generales han logrado imponer la idea de que cualquier individuo estaba potencialmente en la ilegalidad; un dirigente religioso expresó que ‘muchos monjes que estudiaban en Rangún han vuelto a sus provincias sin participar en los exámenes por miedo a ser apresados’ en base a fotos y vídeos tomados durante las manifestaciones; la población vive con miedo, desilusión, cólera, desesperación o resignación.
Estos sentimientos no alcanzan solo a los birmanos porque, ¿qué queda entonces para los que viven bajo otras dictaduras y que miraron hacia los valientes birmanos con la ilusión de que su eventual victoria en la búsqueda de la libertad les devolviera la esperanza?
La felicidad de los birmanos despertaría la luz para que otras víctimas de dictaduras manifestaran su condición.